Opinion | 17 May El cambio en el escenario económico internacional ha sido gradual, aunque las respuestas ante la certeza de que las cosas irían cambiando ha sido disímil entre los países más expuestos, que son naturalmente los del Tercer Mundo, como es el caso de la región en que se encuentra Uruguay.
En el caso de nuestro país, desde hace tiempo se ha advertido que los productos primarios están con cotización en descenso o estancada y que ello repercutiría en nuestra economía, por lo que es de recibo que en el gobierno se hable de austeridad, aunque todavía no se le han visto las patas a la sota.
En la región estos cambios no han pasado inadvertidos, y como nadie tiene la bola de cristal sobre lo que va a ocurrir, vienen desarrollándose esporádicamente encuentros entre economistas, exgobernantes y operadores a efectos de analizar paso a paso la evolución de los mercados, para actuar en consecuencia.
Hay consenso igualmente en el sentido de que todavía no se ha perdido el tren para los correctivos, y este aspecto es alentador, teniendo en cuenta la tardanza en la reacción y la demora en que tradicionalmente se hacen efectivas las medidas.
Recientemente tuvo lugar precisamente un Foro Regional de Economía, centrado en el hecho de que los países de la región enfrentan un cambio de contexto externo que todavía da tiempo para corregir algunos problemas en el frente macroeconómico y también comenzar a solucionar inconvenientes que permitan potenciar su desarrollo.
Entre otros aspectos, el cambio de escenario internacional es caracterizado por una caída en el precio de los commodities, la desaceleración de la economía china, el estancamiento de Brasil, el fortalecimiento del dólar y la posible suba de tasas de interés en Estados Unidos, lo que plantea retos para los países de la región.
Es pertinente traer a colación cómo se percibe el nuevo panorama en los países de la región, y así, el economista Eduardo Fracchia, director del Área de Economía en la Universidad Austral (IAE) de Argentina, evaluó que si bien el perfil no es tan favorable como el de hace dos o tres años, “el mundo todavía juega a favor”.
Sobre su país, dijo que “no es cíclico, es ciclónico” porque tiene “caídas muy bruscas” y destacó que “el kirchnerismo se despide sin crisis, sin caída brusca del Producto Bruto Interno (PBI), no hay saqueos” pero llega al final “como sin nafta” y mencionó que hay “atraso cambiario” con déficit fiscal elevado de entre 4% y 5% del PBI.
Sin embargo, consideró que las perspectivas son positivas porque “cualquiera” de los tres candidatos con más posibilidades de ganar “va a correr más por el medio, va a ser más ortodoxo” en el manejo económico, afirmó. Eso abre posibilidades “interesantes” porque “hay mucha inversión agazapada esperando para concretarse en energía, infraestructura”, que seguramente no se manifiesta por la incertidumbre que genera el actual gobierno.
Por su lado, la gerente general de Unión Capital AFAP y presidenta de la Academia Nacional de Economía, María Dolores Benavente, indicó que los países de América Latina se pueden dividir entre los que aprovecharon la bonanza de la última década para avanzar hacia el desarrollo (entre los que ubicó a Chile, Colombia, Perú), los que no aprovecharon (como Argentina) y aquellos que estuvieron “en mitad de tabla, bien a la uruguaya” (como Paraguay y Uruguay).
En base a los estudios de competitividad global que realizan el Banco Mundial y el Foro Económico Mundial señaló que con pocos cambios como “bajar un poco la voracidad fiscal” al momento de abrir una empresa, reducir el número de pagos de impuestos “no el monto” (Uruguay tiene 33 en el año, mientras Perú nueve), corregir la inflación y “las pésimas notas en relaciones laborales”, Uruguay podría avanzar hasta ubicarse entre los 60 países del mundo con mejor competitividad.
A su vez dijo ser “optimista” por las señales que ha dado el gobierno de atacar la inflación, el déficit fiscal y los temas de infraestructura. “Si se incluyera una regla fiscal en el Presupuesto, varios quedaríamos contentos”, agregó, y puntualizó que en materia de negociación salarial, “tiene que haber más flexibilidad, más negociación a nivel de empresa” porque “el concepto de productividad a nivel global es una quimera”.
Por su parte, el exministro de Hacienda de Paraguay, Germán Rojas, aludió a las dificultades de Brasil con “la peor previsión” de deterioro del PBI “de los últimos 25 años”, y señaló que el caso de corrupción en Petrobras tiene "todas las obras de infraestructura paralizadas", pero que "Brasil es un país demasiado grande y apreciado por el sistema financiero como para que no pueda salir".
A la vez consideró alentador que en el Mercosur "está empezando a haber alguna señal de Brasil" respecto a que "los países puedan negociar por separado" acuerdos comerciales.
El economista Rogelio Frigerio (presidente del Banco Ciudad), uno de los principales asesores en la materia del candidato presidencial argentino Mauricio Macri, subrayó que Argentina enfrenta dos tipos de problemas. Por un lado están los que tienen otros países de la región como la infraestructura, la corrupción, la educación y por otro "los mismos problemas" que arrastra Argentina "en los últimos 50 años" como "inflación, cepo cambiario, problemas de comercio exterior y falsedad de estadísticas públicas".
Y en este contexto de fortalezas y vulnerabilidades, es de compartir el concepto de Benavente respecto a la “media tabla” de Uruguay en el contexto regional en esta década favorable, como lo hemos señalado en más de una oportunidad, por cuanto con una bonanza inédita para las últimas décadas, los recursos adicionales no se aprovecharon debidamente, y hubo un aumento procíclico del gasto, sin una inversión significativa en infraestructura.
Pero, eso sí, todavía hay tiempo para hacer que el precio a pagar por la imprevisión no sea demasiado oneroso, y ante el triste consuelo de que por lo menos hay otros que han hecho peor las cosas, siempre nos queda el sabor amargo de no haber tenido la visión y la disposición de haber estado a la altura de las circunstancias.