Paysandú, Viernes 22 de Mayo de 2015
Locales | 17 May ¿Cuánto petróleo se utiliza en el mundo? Esa pregunta fue el disparador de la charla “Desde la cuna del fracking. La academia y la experiencia”, efectuada en la sala “1º de Julio” de EL TELEGRAFO, organizada por los grupos Paysandú Nuestro, Paysandú Libre de Fracking y Gensa, a cargo de los especialistas estadounidenses David “Brook” Lenker, Elizabeth Tedsen, Jhon Arbelaez y Matt Kelso, quienes llegaron acompañados por integrantes de la Asamblea de Integración por territorios libres de fracking, pertenecientes a diversas provincias argentinas.
Lenker, director ejecutivo de la Alianza Frack Tracker, una organización sin fines de lucro que trabaja en Pennsylvania en el área de mapeo, investigación y análisis de los impactos de la industria mundial del petróleo y gas, con sus consecuencias en Estados Unidos, respondió que equivale a cuatro piscinas olímpicas --de 50 metros de largo-- a nivel mundial por hora. El fracking ocurre hoy en 36 estados desde Pennsylvania hasta California y hay más de 1,1 millones de gases activos en el país que afectan la calidad de vida, contaminan la tierra y el agua. Según Lenker, los gobiernos federales no han estado tan pendientes del problema que genera la fractura hidráulica en su país, de hecho, en Pennsylvania se han registrado más de 9.000 excavaciones desde 2005.
En Bakersfield, California, se han realizado más de 10.000 excavaciones y “allí, la contaminación se puede ver, oler y hasta degustar”, remarcó. Algo similar ocurre en la zona oeste de Virginia, donde se profundizó la deforestación y su impacto ambiental, además debido al funcionamiento durante horas de los equipos encargados de las excavaciones, con la utilización de químicos.
La preocupación está centrada en la cantidad de agua empleada en el proceso. En Utica Shale, Ohio, la compañía encargada de la explotación gastó por encima de 40 millones de litros de agua (40.000 metros cúbicos) en una sola excavación, que equivalen a 16 piscinas olímpicas. En Pennsylvania, “en solo seis meses, veinte de las principales compañías generaron 17 millones de litros de residuos líquidos, tóxicos y muy ácidos. La pregunta es ¿dónde se van a desechar esos residuos?”
El experto aseguró que Pennsylvania los envía a Ohio, bajo la peligrosidad de provocar terremotos. “En Ohio, Texas y Oklahoma han ocurrido estos fenómenos y, en el último caso, se miden tres sismos por año”, añadió.
“Otra preocupación es que estos gases marchan a través de una red de oleoductos crecientes. En Estados Unidos se pueden apreciar miles y miles de kilómetros en construcción que afectan propiedades, con grandes riesgos de explosiones. Se han registrado 1,6 accidentes por día en los últimos tres años”, dijo Lenker.
No obstante, en Estados Unidos es creciente la labor de los activistas que divulgan sus consecuencias y han logrado --al menos en Nueva York-- la declaratoria de territorio libre de fracking. “Gracias a estos movimientos locales que sumó a diferentes grupos, el gobierno escuchó y decretó finalmente la prohibición, al igual que en Maryland, Pennsylvania”, señaló.
Sin embargo, reconoció que las respuestas gubernamentales han sido lentas ante el lobby que llevan adelante las corporaciones energéticas y sus influencias. Consultado acerca de las definiciones de la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA, por sus siglas en inglés), consideró que “no se ha involucrado demasiado” y en cuanto al espectro político, sostuvo que los republicanos “son proclives a estos sistemas de extracción, a diferencia de los demócratas, que proponen una mayor regulación. Pero, aun si se realizara de una manera segura, afectaría al ecosistema”, precisó.
Lenker reconoció que estas técnicas generan fuentes laborales zafrales, “pero cuando observamos las consecuencias sanitarias, vemos que los problemas son mayores”, y apuntó a la divulgación de esta práctica en su país. Allí se promociona la protección del agua, pero igualmente ya han ocurrido incidentes provocados por la contaminación. “Los mapeos e investigaciones efectuados muestran los resultados de la técnica en el territorio de Pennsylvania, en tanto desde 2005 hubo más de 1.000 quejas acerca del problema y de ese total, unas 160 confirmaron que el gas metano contaminó el agua superficial para consumo humano”, consignó.
El trabajo académico comprobó la existencia de innumerables químicos en el agua. “Entre un 4% y 6% de los análisis efectuados precisaron que los caños utilizados para el transporte no eran tan seguros y que dentro de 20 o 40 años, se sufrirán las consecuencias de los daños”, según Lenker.
COMUNIDADES AFECTADAS
Arbelaez, magíster en Política Internacional del Medio Ambiente y referente de Earthworks, una organización que trabaja desde hace más de 25 años en la protección de las comunidades y el ambiente, con sede en Washington DC, Pennsylvania y Nueva York, presentó las consecuencias negativas en “comunidades de bajos ingresos e hispanas”.
Señaló que “el proceso del fracking es muy industrial y rara vez los recursos necesarios se encuentran donde va a tomar lugar. Necesita mucha agua, arena y químicos que se traen en camiones”. Por ejemplo, en Pennsylvania, “las comunidades han contado desde 60 a 100 camiones por hora, que transitan por caminos que no fueron construidos para esto. Claramente aumentan los peligros de accidentes y la contaminación del aire por causa del polvo”, subrayó. Arbelaez precisó que “son muy comunes” los accidentes entre camiones que transportan químicos y ácidos. Tras los incendios ocasionados, se puede apreciar que el suelo queda literalmente “derretido”, ante las temperaturas extremas de los tanques.
En Estados Unidos, “los propietarios son dueños de la superficie, pero no así de los minerales existentes en el subsuelo. Una compañía petrolera puede excavar en cualquier parte que desee” y es así “como empezamos a observar el desarrollo de estas industrias en áreas donde la agricultura es muy importante”.
Por ejemplo, en el Estado de California --que produce más del 50% de los vegetales del país-- “comenzaron a tener estos pozos en medio de huertos”, que además “afectan a la industria de la comida orgánica que genera importantes dividendos en Estados Unidos”. En la actualidad, el 11% de estos huertos está afectado por la contaminación y se estima que llegará a un 31%.
Tedsen, abogada y ambientalista, encabeza el Instituto Ecológico en Washington D.C y lidera proyectos de investigación y mapeo en políticas ambientales. En este marco, expuso los beneficios de las energías renovables tales como “la eólica, que no produce mayores riesgos para el medioambiente” y demostró su conocimiento en los avances registrados en Uruguay, donde “el 84% de la electricidad proviene de fuentes renovables”.
Matt Kelson, licenciado en Antropología en la Universidad de Humboldt, administrador de datos y tecnología en la Alianza Frac Tracker, señaló que “en la actualidad se desconoce si realmente vale la pena continuar con las inversiones costosas, en tanto se duda acerca de mayores beneficios económicos y sus efectos. Por esa razón se toma un poco más de conciencia en Estados Unidos”.
UN ASUNTO DE SOBERANÍA
Juan Pablo Olsson, integrante del equipo asesor del senador Fernando “Pino” Solanas y de la comisión de medioambiente del parlamento argentino, trabajó como asistente de dirección del documental “La guerra del fracking” y explicó que esta problemática “no responde a un asunto energético o económico puntual, sino civilizatorio porque se está llegando a un pico de la disponibilidad del recurso convencional”.
Hay un avance de las multinacionales, sobre todo de las petroleras, que ante este agotamiento del petróleo convencional “desarrollaron técnicas de explotación no convencional para acceder a las cuencas chaco-paranaense que involucra a Uruguay y Argentina. Esto representa un problema gravísimo de soberanía y subsistencia de la especie humana. Estamos llegando a un límite, donde las multinacionales van en carrera por los últimos recursos que quedan en el planeta”. Paradójicamente, “en el lugar donde nacieron estas técnicas –que es Estados Unidos-- es donde hay una vanguardia de movimientos ambientales que traen el mensaje de que esta práctica conlleva desastres ambientales”.
En Argentina “ya tenemos el caso de la muerte de Cristina Linkopan, una lonko mapuche de 30 años que falleció en Neuquén, cerca de Vaca Muerta, por la ingesta de gas metano”. Según Olsson, “diputados provinciales han denunciado múltiples accidentes provocados por el derrame de químicos, algunos de origen radiactivo. Incluso relató la ocurrencia de un accidente “donde 'se escapó' una pastilla radiactiva que todavía no encontraron”.
Olsson recordó que en 2011 se presentó un informe en el Congreso de Estados Unidos que solicitó la especificación de los químicos utilizados por las empresas en la explotación del fracking. “Hay entre 750 y 900 químicos, muchos de ellos cancerígenos y otros radiactivos”, presentados por Lenker en su exposición.
Ignacio Zabaleta, en representación de la Asamblea de Integración, señaló que este sistema de búsqueda hidrocarburífera “no hace concesiones a nadie, por lo tanto, no se puede enfrentar el planteo aisladamente”.
Tras autodefinirse como “un ciudadano común que advierte que sus derechos son avasallados”, remarcó que al igual que otros, percibe que no se toman en cuenta los planteos en Argentina, Uruguay, Bolivia, México, Estados Unidos y otras partes del mundo a cargo de corporaciones que cuentan con la anuencia de gobiernos débiles e inmorales. En la parte más baja se encuentran los ciudadanos que sufren las consecuencias ambientales y políticas de miseria”.
Félix Herrero, abogado y economista, expresidente de Salto Grande y especialista en Energía, subrayó que en el ámbito continental los estudios están centrados en el acuífero Guaraní, la reserva natural de agua. “Con la construcción de pozos horizontales, la extracción del gas de la roca no porosa produce ruptura y grietas, y no todas las grietas permiten sacar al gas metano, sino que se encuentran grietas naturales por las que se filtran. Ese filtraje llega a la superficie, como ya ocurrió en Enoch (Estados Unidos), donde murieron diez personas y veinte animales”.
Precisó que los ejemplos presentados “sirven para no repetirlos”. En el caso de Estados Unidos, “que ha decidido tener independencia petrolera, sacrificando su atmósfera, tierra, población y estabilidad, ha cometido un error gravísimo. Por lo tanto, la lucha es por lo que queda”, sintetizó.
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