Opinion | 27 May Inadvertidamente pasó en la víspera la celebración del Día del Libro, en el centésimo nonagésimo noveno aniversario de la Biblioteca Nacional, propuesta por el presbítero Dámaso Antonio Larrañaga y hecha posible tras el fallecimiento del presbítero José M. Pérez Castellano, al recibirse sus libros y sus rentas para establecer una biblioteca pública, la que se inauguró en Montevideo el 26 de mayo de 1816.
El impulso digital parece haber dejado atrás la época en que los libros formaban parte habitual de nuestra vida. La atracción de las posibilidades que brinda la multimedia ha provocado que cada vez se vendan menos libros impresos, ergo que haya menos lectores “tradicionales”.
Este año resulta especial no tanto por el Día del Libro que ha sido casi olvidado, sin tertulias, sin presentaciones de nuevas ediciones, sin incorporaciones de más libros a --por ejemplo-- la biblioteca José Pedro Varela. Resulta especial como cada cambio de ciclo lo es. Y cuando llega un nuevo período de gobierno departamental, si bien no todo puede cambiar, en cada uno estalla la ilusión de que al fin algunas reivindicaciones serán tomadas en cuenta.
No hay dudas de la importancia de la Biblioteca Municipal (y las otras en todo el departamento) ni de cómo cada administración se ha preocupado por mantener en buen estado el tesoro literario que contienen. Pero lo que no se ha logrado es volver a atraer al público a la biblioteca, a que sea parte de su vida cotidiana.
Y es que consecuentemente con el cambio de prácticas y costumbres, la biblioteca tiene que avanzar en la misma línea. Lo ha hecho aunque no en la medida que la sociedad lo requiere. Recientemente se ha incorporado un área digital, por ejemplo, avance que merece destaque.
No obstante, se hace imprescindible trabajar en la captación de usuarios de la biblioteca, que no tiene que ser necesariamente a través del tradicional préstamo de libros.
En países como Estados Unidos, las bibliotecas públicas son centros de enorme importancia para la comunidad, brindándose diversos servicios que usan Internet, con decenas de máquinas disponibles en un horario extendido apropiado para el uso de quienes trabajan y solamente pueden concurrir en horas de la noche.
El gobierno que se apresta a tomar el poder del Ejecutivo ha indicado que tiene planes concretos para las bibliotecas del departamento. Es de esperar que los aplique a la mayor brevedad, en beneficio de la cultura de todos. Un enfoque moderno, con facilidades para la lectura, con un horario que sea apropiado, con un servicio de Internet masivo, con conferencias y actividades literarias debe, seguramente, estar en esa agenda de transformación anunciada.