Paysandú, Domingo 07 de Junio de 2015

Una fuerza vital ¿mal preparada?

Opinion | 02 Jun De acuerdo con una encuesta de la Cámara Nacional de Comercio y Servicios del Uruguay (CNCS), existe un desfasaje notorio en la capacitación y la oferta de mano de obra en el sector, debido a una deficitaria formación de los jóvenes, que luego se traduce en problemas en el desempeño de las tareas que les son asignadas. De acuerdo con este relevamiento, el 52% de los empleadores no está satisfecho con el nivel de conocimiento que tienen los jóvenes que se incorporan a sus empresas, en tanto solamente un 9% está “muy satisfecho”.
La encuesta, denominada “Cualidades requeridas para contratación de personal”, fue efectuada durante marzo y abril de este año y recogió las respuestas de 366 empresarios, por lo que su nivel de confianza alcanza el 95%, según se manifiesta.
En cuanto a las características de la encuesta, la asesora económica de la CNCS, Ana Laura Fernández, dijo a El Observador que se intentó ante todo discernir con qué grado de habilidades blandas (atributos relacionados con la parte emocional, la conducta, las motivaciones, valores y cultura) los empresarios perciben que los jóvenes ingresan al mercado laboral. Explicó que estas primeras cifras tienen que ver con el grado de conocimiento técnico o académico de los nuevos empleados, más allá de la experiencia que puedan tener. A su vez, cuando se les preguntó a los empresarios cuán preparados para ingresar a la empresa se encuentran los jóvenes hoy, un 54% respondió que “están nada preparados o muy poco preparados”. Fernández señaló que en este caso, lo que se mide es una mezcla entre los conocimientos académicos y las habilidades blandas, ya que el concepto “preparación” es muy amplio.
De acuerdo con las respuestas, los empresarios entienden que el déficit mayor entre los jóvenes es la falta de responsabilidad para afrontar las tareas asignadas, lo que se relaciona no tanto con la capacitación, sino, fundamentalmente, con los valores que se cultivan desde la niñez.
Así, a la hora de medir las habilidades “blandas”, la encuesta presentó a los empresarios una lista con algunas de ellas y estos debían elegir cuáles eran las más importantes al momento de seleccionar personal. Casi todos (96%) señalaron que la más necesaria era la responsabilidad, seguida por la capacidad para aprender cosas nuevas (92%). En tanto, entre las menos importantes, 9% eligió el manejo de conflictos.
Otras habilidades que se incluían en la lista eran el trabajo en equipo, comunicación efectiva, iniciativa, adaptabilidad y resolución de problemas. La encuesta también indica que, si bien la responsabilidad es la habilidad más demandada por los empresarios, es la menos presente entre los jóvenes. A esta le sigue la iniciativa y la resolución de problemas.
Paralelamente, cuando se preguntó a los empresarios sobre el nivel de capacitación de los jóvenes según las necesidades de la empresa, el 67% respondió que el manejo de una segunda lengua es el aspecto donde la capacitación insuficiente más se hace sentir.
En realidad, lo que los empresarios consideran falta de responsabilidad y la ausencia de preocupación por ser digno de confianza y mejorar en el trabajo son algunas de las características de las nuevas generaciones, que en su búsqueda por obtener mejores puestos y por ascender en la escala de oportunidades, no planean quedarse por mucho tiempo en un solo empleo, sino que lo ven como peldaños para continuar creciendo en la carrera elegida. Por supuesto que esto no ocurría hace algunos años, cuando se aspiraba a que un puesto de trabajo fuera para toda la vida y, por lo tanto, había que cuidarlo y tratar de ser lo más capacitado y responsable posible, siendo que las oportunidades no eran tan variadas como en el momento actual.
En este momento, buena parte de la oferta de mano de obra percibe el escenario laboral de otra manera, en una suerte de tomarlo o dejarlo sin mayores complejos, con la mira permanentemente puesta en cambiar de situación para bien, en plena era del materialismo y la tecnología aplicada a la vida diaria, que también se renueva en forma constante.
No puede obviarse que, por encima de estas consideraciones, con la responsabilidad y con la capacitación no se juega, tanto en lo que refiere a la posibilidad de mantener el trabajo, perfeccionamiento y ascenso del funcionario como en la repercusión en la empresa, en sus posibilidades de competir, en lograr una mayor eficiencia y de superarse en un mundo cada vez más competitivo.
A ello debe agregarse que la falta de preparación de los jóvenes es una preocupación para los empresarios desde hace años, y en este sentido la asesora económica de la CNSC señaló que, desde 2009, la institución trabaja para acercar el mundo del trabajo al de la educación. “Si tenemos mano de obra, mejorará la producción y ahí está la preocupación”, afirmó y, de hecho, la encuesta considera que casi nueve de cada 10 empleadores (87%) contestaron que si los jóvenes tuvieran las habilidades requeridas, su producción se incrementaría.
Capacitación insuficiente, falta de responsabilidad e inestabilidad son un cóctel poco alentador, según los participantes en la encuesta, aunque no queda claro en el informe a qué áreas específicas pertenecen tales empresas. Pues si se tratara de áreas tecnológicas o de emprendimientos rurales, por ejemplo, varias serían las cualidades que variarían en forma sustancial según su importancia para el buen desempeño en cada puesto.
Hay mucho por hacer aún para preparar a nuestros jóvenes para los desafíos, de los que muchas veces no son conscientes en esa etapa de la vida, por lo que de los adultos con experiencia depende muchas veces que se generen los ámbitos adecuados para encauzarlos en lo que puede considerarse el “camino correcto”.
Porque no debe perderse de vista que el que pierde es el país, ante la fuerza vital de nuevas generaciones que deberían tomar la posta, pero dada la diferente coyuntura que les ha tocado vivir, en un mundo altamente dominado por la cultura light, se corre el serio riesgo de quedar cada vez más rezagados, sobre todo si consideramos los preocupantes resultados educativos de los últimos años, que es preciso revertir con premura.


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