Rurales | 04 Jun El presidente de la Asociación de Productores de Leche de Paysandú (APLP), Raúl de Orta, manifestó a EL TELEGRAFO que el panorama de los tamberos remitentes a PILI es “de una tormenta agravándose”, y se mostró muy preocupado porque “estamos totalmente desamparados debido a que la industria local en el correr de estos años ha crecido mucho, pero en lo particular, a los productores no nos ayudan”.
El dirigente gremial confió que “no hemos conseguido apoyo alguno y eso llevó a que se fueran muchos productores chicos. Pero ellos no le han dado importancia a los tamberos que se van”, sostuvo a título personal, reafirmando que “nos sentimos totalmente desamparados”.
La parte que produce es en donde “más repercuten las crisis”, dijo. La fábrica es intermediaria, ya que “elabora la materia prima que nosotros aportamos. Ellos la trasladan y siempre para menos; cuando es más y el dólar sube y los quesos aumentan, el margen de ganancia para ellos es más grande, pero no lo comparten”.
Citó que en la Cooperativa Nacional de Productores de Leche (Conaprole), “reciben ciertos beneficios que nosotros con la empresa local no tenemos”. Desde la cooperativa se facilitó la semilla para el cultivo de otoño, con planificaciones y trasladando los pagos para primavera, en cambio “nosotros no tenemos esa ventaja”.
De Orta explicó que seguramente “después de la reunión que mantendremos mañana con el directorio de PILI, efectuaremos un llamado a los productores para hacer una asamblea y explicar la situación”.
Refiriéndose al panorama general, precisó que “veníamos mal porque estábamos sin comida y ahora con el clima mejorando y las lluvias que se han registrado desde mediados de abril tenemos una esperanza de mejoras, porque las pasturas han respondido bien”, acotando que “las avenas sembradas en febrero y abril están prontas”.
Sostiene que el tema de hoy “es el precio que recibimos los productores, porque se están complicando los mercados. El viernes tendremos reunión con la industria local, pero ya sabemos que el llamado es para anunciarnos una baja, porque están de común acuerdo con las otras fábricas”. Además, han explicado desde PILI que “están con los mercados trancados por la situación en Venezuela, incluso por pagos que no han cobrado”. Se refirió al tema de los precios de la leche en el exterior, con la leche en polvo que sigue bajando. “Todo esto repercute en el productor y es el que recibe el golpe, porque las fábricas lo trasladan inmediatamente al tambero”.
Recordó que en abril los remitentes a la industria local “teníamos un precio promedio de $8,37, pero desde marzo a abril bajó un 4%, y ahora con otra baja más no dan los costos. Uno se esmera por producir y nos trancan”, dijo, agregando que “si uno pretende producir menos para no gastar, es peor, porque más se agrava la situación”. Aseguró que “quienes en este momento tienen pensado dejar el tambo, lo van a hacer, porque las perspectivas no son buenas y estamos trabajando mal económicamente”.
Actualmente la APLP tiene un directivo en diálogo con la gente del Instituto Nacional de la Leche (Inale) para “analizar si surge alguna estrategia a futuro, por ejemplo un crédito que pueda subsidiar estos meses y a largo plazo”.
Entiende que el gobierno brinda muchos subsidios, a la bebida, al boleto del transporte, “pero la leche, que es un elemento básico, no recibe ayuda del sector político”.
Recordó que recientemente se anunció el cierre y el retiro del país de una automotora extranjera, “pero procurando que no se vayan se estudia otro subsidio, mientras que los productores lecheros vamos quedando cada vez menos”.

CONAPROLE
“La situación está bastante difícil en Conaprole y los fondos de reserva que tiene la empresa se están acortando, seguramente acompasando lo que sucede en otras industrias a nivel internacional”, dijo a EL TELEGRAFO el ingeniero agrónomo Roberto Ceriani.
El presidente de la Asociación de Productores de Leche de Parada Esperanza consideró que es un problema “bastante importante para los productores”, que se agrava con el tema climático, que determina que no tengamos leche para licuar los costos, al tiempo que estos se acrecientan, al tener en muchos lugares el ganado encerrado y gastando en alimentos comprados o consumiendo las reservas que estaban dispuestas para el invierno”.
Para Ceriani “los números no están dando porque tratamos de financiar una situación con el endeudamiento; lo peor que se puede hacer en un tambo es dejar que se venga abajo. Si bien esto en algún momento tendrá un rebote y el clima nos volverá a acompañar, hay que estar armado y no comenzar de abajo”.
La herramienta que puede ayudar a destrabar esa situación “es un financiamiento a largo plazo, con un cierto período de gracia, porque el panorama climático y de precios se arrastrará por el resto del año y quizás un poco más”.
Acotó que “ya hay algunas herramientas, como microfinanzas del Inale, para productores que no lo hayan retirado. Es un crédito de hasta cinco años, con una tasa de interés bastante interesante y que puede tener incluso dos años de gracia. El productor puede sacar hasta 30.000 dólares sin restricciones de tamaño del tambero, y eso se va devolviendo y renovando”.

FONDO DE FINANCIAMIENTO
El productor y dirigente agropecuario no se mostró muy conforme con la forma en que se llevó adelante el último Fondo de Financiamiento a la Actividad Lechera (FFAL), “porque generó que algunos productores tomaran cantidades importantes de dinero y algunos se retiraron del sector y se continuó pagando”. De acuerdo con lo que transmitieron a Ceriani técnicos del Inale, “sería algo similar al FFAL, pero de implementación diferente”.
En cuanto a la comida para los animales proveniente de verdeos o pasturas sembradas, Ceriani manifestó que “en la zona de Esperanza ligamos alguna lluvia interesante y se aprecia una reactivación con productores haciendo un pastoreo por día”.
Explicó que para el lado de Constancia, “la situación está un poco mejor y en otros lugares en donde no pudieron sembrar en su momento recién está queriendo reventar la semilla junto con algunos de los verdeos sembrados temprano”.

INSOSTENIBLE
Para Juan Mario Ambrosoni, gerente de Sofrils, “la cuenca lechera de los departamentos de Paysandú, Salto y Artigas vive una situación insostenible, porque las industrias han bajado el precio de la leche que le pagan al productor”. Además, aseguró que “hoy el 80% de las matrículas de esa zona del país está en rojo, si no se toman medidas rápidas, la mayoría va a desaparecer”.
Productores de la zona confirmaron que la empresa Lactalis–Indulacsa, en promedio, está pagando $6,50 por litro de leche remitida; esto es una baja del 10% del precio que se venía obteniendo.

REMATE FONTERRA
El primer remate de junio de la plataforma GlobalDairyTrade, de la neozelandesa Fonterra, registró un nuevo ajuste a la baja, el sexto consecutivo. De esta manera, el valor medio de las 27.711 toneladas comercializadas alcanzó un nuevo mínimo desde setiembre de 2009, a U$S 2.412 por tonelada, una caída del 4,3%. Todos los productos comercializados ajustaron a la baja.
Se destaca que la leche en polvo entera, principal producto de comercialización para Uruguay y el mundo, tuvo una caída en promedio de 3,1%, a U$S 2.309, el mínimo valor desde principios de año. De esta manera, se confirma la tendencia de relación que guarda el valor medio de los lácteos comercializados con Fonterra con el de la leche en polvo entera. A su vez, para este producto los contratos de entregas futuras también siguieron esa tendencia bajista, entre 2,9% y 4,5%, de agosto a octubre. La leche en polvo descremada también acompañó esta tendencia bajista, ajustando su valor promedio un 1,3%, a U$S 1.982. En cuanto a los contratos de entrega a futuro, hubo un comportamiento dispar. Mientras el contrato más inmediato de julio cerró con una leve alza de 0,8%, el de noviembre se mantuvo casi que sin cambios (+0,1 %) y el diciembre también ajustó al alza 1,8%. El resto (agosto, setiembre y octubre) tuvo bajas de 2,5, 0,7 y 1,4%, respectivamente.
En cuanto al resto de los productos comercializados, el que más cayó fue la manteca 10% (U$S 2.619). La lactosa tuvo una caída del 6,9%, la grasa butírica anhidra 7,4% y el suero de caseína cayó 4,4%.