Deportes | 02 Jun Leonardo Samurio e Inti Sanguinet llegaron a la terminal de ómnibus en medio de aplausos, tras haber obtenido en Irán la medalla de plata con la selección uruguaya que fue vicecampeona en el Mundial B de waterpolo.
Los sanduceros, que viajaron con la intención de subir un escalón con respecto al sexto puesto logrado en la última participación celeste en este torneo, volvieron inmersos en la sensación de haber superado con creces las expectativas, pero también mirando al futuro, con la intención de capitalizar la actuación de Uruguay para desarrollar el waterpolo.
"Se fue dando, esa es la realidad. Fue inesperado porque éramos cuatro jugadores que estábamos afuera del país que nos sumamos al plantel, que se encontró para jugar sin saber con quién lo iba a hacer. Se fue superando la expectativa, como siempre raspando, gol a gol, y fuimos viendo que se podía. No lo podíamos creer", dijo Samurio
Sanguinet destacó que "hubo algo importante y fue que, a diferencia de lo que sucede siempre, que a Uruguay en el primer partido le va mal, esta vez le ganamos a Kuwait por 10 a 7. Ahí se nos abrió la cabeza y pensamos que podíamos llegar a más". Samurio agregó en ese sentido que el del debut "era un rival superior por el historial, pero pudimos mantener el partido arriba siempre, algo que no pasa con Uruguay. Y ganarle a uno de los candidatos fue una locura".
Sanguinet reconoció que "anduvimos muy bien como equipo, pese a que somos jugadores de todos lados que no tenemos la posibilidad de jugar juntos. Y fue como si hiciera mucho tiempo que lo hiciéramos. Jugamos como una máquina, entendiéndonos muy bien".
Uruguay fue superando escollos en el Grupo A, para quedarse con la serie de forma invicta y clasificar a la final ante el vencedor del Grupo B, que terminó siendo Irán.
Pero los celestes llegaron a este partido con bajas, incluyendo la de Sanguinet, a quien en un entrenamiento el propio Samurio golpeó en un ojo. "Leo me pegó y fue una experiencia horrible porque tuve que ir al hospital por un tajo en la parte blanca del ojo. Pero lo que más me dolió fue ver el partido de afuera, porque además otro compañero sufrió un tajo en la mano y le dieron ocho puntos, y otro jugó desgarrado. Así que estuvimos diezmados", indicó Sanguinet.
"Era imposible aguantar al rival. Y mirabas al banco y no había cambios", afirmó Samurio.
Más allá de que no se logró subir a lo más alto del podio, Uruguay hizo historia. Y, lo mejor de todo, es que hizo que se hablara de waterpolo. Por eso, a la hora de hacer rápidamente un balance, ambos coincidieron en que "cuando vencimos a Malta y sabíamos que teníamos una medalla asegurada, era como estar en la final". Y dejaron en claro que "si bien estuvimos cerca, y así es el deporte, si analizamos en frío nos trajimos mucho más que una sonrisa".