Opinion | 06 Jun Una delegación del régimen comunista de Corea del Norte, que arribó a Montevideo el pasado 28 de mayo, le propuso al presidente de la República Tabaré Vázquez restablecer las relaciones diplomáticas interrumpidas en 1973, año en el que se inició la dictadura cívico-militar uruguaya, por lo que ha quedado planteada en el seno del gobierno una evaluación de la propuesta de este régimen a efectos de llegar a una decisión.
En el complejo mundo de las relaciones diplomáticas no se establecen los vínculos muy selectivamente, por cuanto la inserción internacional, la vinculación política y el intercambio comercial son aspectos a tener en cuenta, porque hay muchos intereses en juego, que deben desvincularse de las meras posiciones ideológicas.
Pero hay también una serie de elementos a evaluar, porque de la misma forma que es bueno tener una apertura, hay decisiones que pueden afectar relaciones con otros países con los que se mantienen fuertes lazos económicos y diplomáticos.
En este caso, no debe soslayarse que Corea del Norte es un régimen tiránico y belicista, que despliega armamento atómico y no vacila en utilizarlo como amenaza y con fines claramente intimidatorios en su región y el mundo, y que si bien puede ser un mercado a explorar --no sería la primera tiranía o régimen no democrático con el que mantengamos relaciones-- las características del régimen no son un escenario alentador para mantener vinculaciones más o menos estrechas.
Por lo pronto, nuestro país tiene un buen relacionamiento comercial y diplomático con Corea del Sur, un país altamente industrializado y desarrollado, exportador de tecnología y productos terminados, y es sabido el conflicto permanente que mantiene con Corea del Norte, incluyendo frecuentes amenazas de guerra.
Como antecedente, tenemos que luego de que el Estado uruguayo retornara al sistema democrático en 1985, durante el gobierno del expresidente Julio María Sanguinetti, se decidió establecer relaciones con la China Comunista, y ello significó la ruptura del vínculo diplomático que en esos tiempos Uruguay mantenía con Taiwán, aunque los escenarios son muy distintos, y Uruguay tenía mucho para ganar desde el punto de vista comercial por el acceso a ese gigantesco mercado.
Pero la situación de las dos coreas es muy distinta, y por cierto el principio general de Uruguay de estar abierto a las relaciones diplomáticas debe analizarse según el contexto concreto y los efectos que estas decisiones puedan tener.