Locales | 10 Jun En el salón de actos del Instituto de Formación Docente (IFD) “Ercilia Guidali de Pisano” se presentó el proyecto “Abordar la aparición y propagación de la leishmaniasis en las fronteras de Argentina, Brasil y Paraguay”, enmarcado en un trabajo que en Paysandú “es liderado por la licenciada Olga Rodríguez, cuya tarea a nivel local comenzó a raíz de situaciones constatadas en Salto que nos recuerdan que la enfermedad está cerca, fundamentalmente en las fronteras con Argentina y Brasil”, dijo el director departamental de Salud, Juan Gorosterrazú.
La directora de la Unidad de Zoonosis y Vectores del Ministerio de Salud Pública (MSP), doctora Gabriela Willat, explicó que esta enfermedad parasitaria se transmite por el vector Lutzomyia longipalpi, existente en Uruguay desde 2010. “Hasta ahora era exótica en el país, solo habíamos detectado algún canino importado. Pero a partir de febrero aparece en Arenitas Blancas, una localidad a seis kilómetros al sur de Salto. A partir de allí, comenzó la búsqueda hasta definir que tenemos 11,8% de perros con diagnósticos positivos”.
Willat relató que ante la presencia de expertos enviados por la Organización Panamericana de la Salud (OPS), se logró el apoyo económico de la fundación canadiense IDRC para desarrollar el proyecto. En tal sentido, se reunieron con las autoridades departamentales para exponer el cronograma de tareas, conformado por talleres y encuentros con diversos actores involucrados.
“La idea es hacer una búsqueda del vector, así como del reservorio de los caninos en las dos capitales departamentales, a través de un muestreo que se efectuará por sorteo y un estudio sociológico-ambiental”, dijo la jerarca a EL TELEGRAFO.
Según Willat, la propuesta presentada en la víspera “se une a un proyecto macro que se desarrolla en la triple frontera y funciona desde hace un año. El proceso tendrá características similares con el envío de mapas y planteos de nuestros estratos”.
PARASITOSIS URBANIZADA
El doctor Luis Calegari, Grado 5 de Parasitología en la Facultad de Medicina de la Universidad de la República, reconoció que esta “situación nueva era previsible”, en tanto “esta parasitosis se expande por América y particularmente hacia el sur desde hace varios años”.
El académico recordó que en 2010 se describió al insecto o vector que transmite la enfermedad, hallado en Bella Unión y Salto y precisó que “no es de fácil prevención”, ante las dificultades que presenta su ubicación “en un determinado criadero, como el caso del Aedes. En este caso se encuentran en el exterior y en los perros cuentan con un reservorio que los atrae para su alimentación. Es una parasitosis que se ha urbanizado totalmente y eso ocurrió en Arenitas Blancas. En base a eso, se deberán diseñar estrategias para bloquear este primer foco y evitar su expansión, a pesar de ser imprevisible”.
Calegari dijo que la aparición de casos está ligado a la estrecha vinculación de los canes con las personas “y en primer lugar se observarán los animales enfermos, que lo hacen de manera muy grave, con una alta mortalidad. Los casos en humanos se constatan una vez que se instala la epidemia que se denomina leishmaniasis visceral y significa que toma distintos órganos”. El experto subrayó que “las personas más susceptibles son los niños o adultos con problemas en su sistema inmune por otras causas, pero siempre se observa esa trilogía entre el flebótomo que lo transmite, los perros y las personas”. Explicó que los tratamientos en pacientes afectados “son complejos, necesitan internación con reacciones colaterales. No tenemos drogas muy buenas, no son inocuas y por eso se debe evitar llegar a estas situaciones”.
El médico informó que los síntomas “se confunden con otras enfermedades y pueden manifestar fiebre, dolores musculares, decaimiento que se traducirá en un agrandamiento muy notable del bazo, hígado, ganglios linfáticos y allí comienza una sucesión de hechos que puede llevar a un cuadro grave y aún mortal en seres humanos”.
EUTANASIA ANTE
CASOS POSITIVOS
El director del Hospital de Facultad de Veterinaria, doctor Carlos Soto, precisó que la sintomatología en los canes consiste en un decaimiento que “produce inflamación en los órganos, lesiones en la piel y básicamente se observa el estado físico con un crecimiento desmedido de las uñas, algunas zonas de la cabeza y orejas con pérdida de pelo”.
Incluso señaló que los perros “pueden estar infectados, sin presentar síntomas. Hemos tenido casos en Uruguay con animales en perfecto estado de salud a simple vista que dieron positivo ante la prueba sanguínea. Por eso se torna complicado informarle al propietario de un animal que aparentemente está sano, el camino que debe seguir, o sea, la eutanasia”.
Soto explicó que este camino es recomendado por la OPS y en el caso de Uruguay, “donde se han detectado muy pocos animales, tratamos de lograr que los perros afectados no enfermen a otros. Al aplicar la eutanasia en los positivos se puede frenar la enfermedad y en la actualidad hay una cantidad ínfima. Es duro recomendar la eutanasia, pero no queda otra solución para preservar a los animales sanos”.
Soto aseguró que la patología no está asociada a razas específicas ni edades, en tanto aparecen las “condiciones de higiene” asociadas al vector en lugares donde prevalece la materia orgánica o basura acumulada.
No obstante, subrayó que “es una enfermedad que se transmite sexualmente y a través de la placenta de la madre a los cachorros. Por eso puede ocurrir que quienes compren un cachorro se lo lleven, desde un lugar donde efectivamente se constató el caso de leishmaniasis, para otra parte del país donde no existe el vector y el perro aparezca como un caso positivo”.
Según Soto, el trasiego de animales dentro del país y desde afuera es un aspecto importante y se deberán “adoptar medidas antes de hacer los cruzamientos de perros o de su adquisición y si provienen de zonas donde está instalada la enfermedad, solicitar un negativo a la prueba de leishmaniasis”, concluyó.