Opinion | 10 Jun El exjefe de Gobierno español, Felipe González, llegó el lunes a Caracas para colaborar en la defensa de varios líderes opositores encarcelados, acusados de incitar a la violencia y conspirar contra el gobierno de Nicolás Maduro, en una visita considerada como de “injerencista” por el chavismo.
Es que González, pese a ser declarado hace más de un mes persona non grata por la mayoría chavista de la Asamblea Nacional, arribó al aeropuerto internacional de Maiquetía --que sirve a Caracas-- poco antes del mediodía procedente de Bogotá, ignorando la cada vez menos velada amenaza de ser sometido a escarnio por el régimen autoritario de Caracas.
“Hasta que no tenga el programa (de la visita a Caracas) no tengo nada que decirles”, declaró brevemente a la prensa el exmandatario español, quien agregó que no cree que pueda reunirse con representantes del Gobierno venezolano, en tanto según fuentes de su entorno y de la coalición opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD), el expresidente socialista fue trasladado a la embajada de España en la capital venezolana y tiene previsto reunirse con familiares de los presos, con los abogados defensores y con varios políticos de la oposición.
Debe tenerse presente que el exjefe de Gobierno español (1982-1996), abogado de formación, anunció en marzo su intención de colaborar como asesor técnico exterior en la defensa de los opositores Leopoldo López y Antonio Ledezma, a petición de sus familias.
El opositor López está preso en una cárcel a las afueras de Caracas desde hace 15 meses, acusado de incitar a la violencia en las masivas protestas de principios de 2014 contra el gobierno de Maduro, que dejaron 43 muertos, pero hay plena coincidencia de los observadores internacionales en que se trata de un preso político del régimen encabezado por Maduro.
López se declaró en huelga de hambre hace dos semanas junto a otro opositor preso, el exalcalde de San Cristóbal, Daniel Ceballos. A su vez Ledezma, alcalde de Caracas, fue detenido el 19 de febrero y enviado a “prisión provisional” por presuntos delitos de conspiración, pero actualmente está en arresto domiciliario después de haber sido operado de una hernia a finales de abril.
El chavismo convocó a sus simpatizantes a concentrarse en varias plazas del país y a un gran tuitazo nacional para rechazar la visita de González por considerar su presencia un acto injerencista en la política nacional.
Sin dudas la figura de Felipe González, ampliamente reconocido a nivel mundial --incluso ha visitado Uruguay en épocas difíciles-- está por encima de los escarches de grupos representativos de un gobierno antidemocrático, el único de Latinoamérica que no acepta la observación de las organizaciones internacionales de derechos humanos, que tiene poco apego a la ley y que en realidad solo atina echarle la culpa a los de afuera, a los imperialismos, de sus desastres y errores que ponen en jaque la economía del país caribeño.