Opinion | 08 Jun El presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Luis Alberto Moreno, alertó sobre "la brecha" de Latinoamérica en infraestructura respecto a otras regiones del mundo, y señaló que se está invirtiendo "casi la mitad de lo que deberíamos".
"Nuestra región sufre de una brecha de infraestructuras" y eso acarrea "grandes costos", por ejemplo en la carestía de los fletes de mercancías, señaló Moreno en la sesión de apertura del Foro Económico Internacional de América Latina y el Caribe que se celebra en París.
Comparó esas carencias con los desafíos para una región en la que el consumo en energía debería progresar un 40% en la próxima década y explicó que Latinoamérica ha perdido dinamismo económico en los últimos cinco años.
El jerarca del BID puntualizó que este año globalmente el Producto Bruto Interno (PBI) debería subir únicamente un 1%, esencialmente porque Brasil, Argentina y Venezuela "enfrentan recesiones", en tanto al margen de estos tres casos estimó que el resto de los países tendrá un alza del 3%.
"El bajo crecimiento nos hace más vulnerables --argumentó--, pero eso no debe ser motivo para el pesimismo" porque en el pasado reciente se ha logrado reducir las brechas sociales y muchos Estados "están mejor preparados hoy para enfrentar estos desafíos".
Estas reflexiones del presidente del BID se manifiestan tras las alertas que insistentemente se han lanzado desde organismos internacionales y consultoras de reputados economistas acerca de la evolución del escenario internacional, aunque con repercusiones distintas en cada país o región.
Así, a juicio de Moreno, las respuestas deberían ser diferentes en los respectivos países, y diseñadas a medida, precisamente, por cuanto hay situaciones heterogéneas y lo único que se presenta como común denominador es que la economía regional se ha desacelerado, que hay países que ya atraviesan recesión y que ha llegado a su fin la bonanza de la última década por los altos precios de la materia prima, la fuerte demanda y las bajas tasas de interés, entre otros factores.
Y refiriéndonos al nuevo escenario, corresponde traer a colación las reflexiones del economista argentino Mariano Sardans --de la gerenciadora de patrimonios FDI--, quien al hablar de la economía rioplatense, lo que está sucediendo y lo que él cree que los gobiernos deben hacer para mejorar sus cuentas, aseguró a El Observador que Uruguay tiene espalda para aguantar nubarrones, aunque sostiene que la desaceleración económica se ajustará con desempleo. Asimismo, asegura que no importa quién gane las elecciones en Argentina porque, sea quien sea el ganador, la situación mejorará si se utiliza el sentido común que le ha faltado a los gobiernos kirchneristas de la vecina orilla.
Preguntado sobre por qué sostiene que el ajuste de la desaceleración de la economía en Uruguay acarreará más desempleo, expuso que “no hay espacio para que el dólar suba porque si sube se espiraliza la inflación».
«Por tanto, si no se deja escapar el dólar por inflación, si no se desindexan los salarios, lo que te queda más o menos para trabajar es tratar de buscar eficiencia en algunos sectores. Pero todos los sectores están con márgenes cada vez más chicos, por lo que no queda otra que el empleo como factor de ajuste. Lo que digo no se animan a decirlo varios empresarios y después salieron los sindicalistas, economistas, diciendo que antes que eso habría que ver”.
Fundamentó que “si la empresa no tiene más margen, no tiene dónde buscar eficiencia, el país no puede devaluar, la indexación de salarios continúa ajustando en términos de dólares. No te queda otra que el ajuste por desocupación: el empleo como factor de ajuste, como lo ha tenido España con el euro. En Uruguay estamos entrampados en una especie de euro, como moneda fuerte, porque lo que venga de inflación se ajusta de nuevo en los salarios. Y lo que se devalúa se traslada a inflación”.
Evaluó que la competitividad “tendrá que venir en algunas industrias a través de software, en otras a través de diferentes mecanismos, como mayor tecnología. Pero eso es complicado, teniendo dos vecinos que te han devaluado rotundamente, y en el caso de Argentina el gran ajuste está por venir”.
Respecto al escenario internacional, puntualizó que con Estados Unidos subiendo las tasas, están en subida. El panorama muestra a Europa exportando deflación, China está en un grave problema económico y Estados Unidos subiendo las tasas. O sea, estamos en términos de lo que nosotros exportamos, en el peor de los mares”.
Precisamente estos problemas que se están manifestando ya en el plano internacional tienen entre otros nudos gordianos el déficit en infraestructura al que se refería el presidente del BID, porque conspira contra la competitividad y es factor de retracción para los inversores, que se encuentran con que las ventajas comparativas para determinadas producciones tienen la contrapartida de un encarecimiento logístico nada desdeñable.
Todo indica que ha llegado la hora de la cautela y atender la realidad, como afirma el economista argentino, al señalar que lo que percibe como una alternativa en esta coyuntura es “tratar de diferir para adelante la mayor cantidad de gastos, asegurarse metas de ahorro. En cierto caso, es normal seguir el instinto de uno; mucha gente está dolarizando y es fundamental respetar su estómago. La cartera de cada cliente depende de cada cliente. Lo fundamental en una buena gestión de patrimonio es que el dinero duerma tranquilo”.
Pero siempre el hilo se corta por lo más fino y habrá precios que pagar en este ajuste necesario para poder amoldarse a las nuevas circunstancias. La inversión que se dejó de hacer en infraestructura y en dar mayor solidez a la economía tendrá su consecuencia en los sectores más vulnerables, por cuanto las empresas apuntan a sobrevivir reduciendo costos, y por más que haya margen para lograr una mayor productividad y así mejorar la ecuación económica, el espacio es por ahora muy reducido y debería dar lugar a una negociación, madura y criteriosa entre los sectores involucrados, es decir los empresarios, los trabajadores y el gobierno, para salir adelante en tiempos poco favorables.