Paysandú, Sábado 13 de Junio de 2015
Locales | 07 Jun “Continuismo” del crecimiento económico
Pocos días atrás, el Profesor José Antonio Roca, miembro de Rediu (Red de Economistas de Izquierda del Uruguay), afirmó, en una conferencia en el Centro Universitario de Paysandú (CUP) que el Frente Amplio ha continuado las estrategias de política económica que “no comenzó con los actuales gobiernos del Frente Amplio, sino que provienen de la década del setenta… Es la continuidad de la atracción del gran capital extranjero que genera un conjunto de problemas desde el punto de vista de la soberanía nacional, donde las principales decisiones las adoptan compañías ajenas al pueblo” (Vid. El Telégrafo, domingo 31/5/2015, pág. 11).
Es correcta la afirmación de que a mediados de los 70 hay un cambio de política económica y que luego de 20 años de estancamiento, se inicia un proceso de crecimiento que llega hasta nuestros días (40 años). Y también es cierto que comienza en los 70 una creciente entrada de capitales extranjeros que resultaron en una explosión de exportaciones que lideró el fantástico crecimiento que ha tenido el país, sólo comparable al que tuvo en la segunda mitad del siglo XIX.
Pero es preciso conocer qué pasaba antes de mediados de la década de 1970 para juzgar la oportunidad, bondad o maldad, del cambio de estrategia económica. Los 20 años de estancamiento produjeron un primer cambio en el partido de gobierno (1958) --luego de 93 años--, un segundo cambio de partido (1966) y un pesimismo colectivo que derivó en un flujo emigratorio de jóvenes que desangró al país de una juventud con cualidades para ir a trabajar en el extranjero y coraje para enfrentar pacíficamente la adversidad y abrirse nuevos caminos. Más grave fue que se iniciara una guerrilla romántica, a cargo de personas inteligentes y con buena formación universitaria, pero provistos de fusiles. Llegó así el año 72, hubo un estado de guerra y sobrevino el golpe y la dictadura, con la claudicación en nuestro país de derechos humanos básicos que siempre han sido respetados.
¿Cuál fue el cambio de estrategia? Comprender que un país con 3 millones de habitantes puede producir eficazmente, es decir con tecnología que permita tener precios competitivos, si produce a una escala que sólo las exportaciones pueden dar. Sin duda que en este proceso se cerraron muchas fábricas que envasaban o armaban productos para unos pocos consumidores, pero emergieron empresas en diversos rubros con volúmenes que han hecho de Uruguay un actor importante. Por los años 60 las exportaciones rondaban los 200 millones de dólares, salvo en el año 1959 cuando las inundaciones las redujeron a 100 millones. Hoy se habla de más de 10.000 millones de dólares de exportaciones.
Pero hay que destacar que el período heroico de la apertura correspondió a su primera etapa, no sólo por el cambio de rumbo de una “casi cultura del encierro económico”, sino por las adversas condiciones externas. Y hay un héroe que fue el Ing. Alejandro Vegh Villegas. Poco tiene que ver este inicio de esta orientación económica con las penosas circunstancias políticas del momento. La heroicidad de Vegh fue su flemática racionalidad y su prestigio internacional, que le permitió hacer cosas que quienes detentaban el poder político no compartían.
Vale le pena recordar las circunstancias de ese momento cuando se inicia esa apertura que luego fue continuada en los gobiernos desempeñados por los tres partidos políticos que han ejercido el poder luego de la restauración de la democracia.
Primero el entorno regional. Entre 1975 y 1991, el producto total de la Argentina cayó 18%, es decir, casi un quinto. Nada se podía esperar de ese mercado.
En el ámbito internacional el petróleo se fue a las nubes –primero en 1973 y luego en 1979- mientras la carne vacuna bajó casi a la mitad de su precio. Por si fueran pocas las adversidades, la política monetaria de Estados Unidos (Paul A. Volcker) llevó las tasas de interés en dólares al 13% anual.
Para comparar el antes y el después del cambio de política en los 70 faltan algunos números. Entre 1954 y 1974 dijimos que el Producto total uruguayo se mantuvo constante. Como la población crecía --aunque poco--, el producto por persona caía. Y las exportaciones cayeron. Veamos lo ocurrido después. En los 14 años que van desde 1974 a 1988, el PBI creció más del 2% acumulativo anual y las exportaciones más del 5% acumulativo anual. Y en los 20 años que van de 1988 al 2008, el PBI creció a más del 3% acumulativo anual y las exportaciones a más del 6,5% acumulativo anual.
El Profesor Roca afirma que “no hay proyecto nacional”, tomando ocasión para dicha afirmación de la caída de los precios internacionales de la soja y de la leche, y del cierre de la empresa Chery Socma, que obedece a las consuetudinarias dificultades para comerciar en el Mercosur así como el salto del precio del dólar en Brasil.
Casi todos los partidos coinciden en algunos aspectos básicos de ese proyecto país. Con variantes y acentos podemos mencionar: infraestructura y educación. El lema “educación, educación, educación” fue compartido al unísono por todos los uruguayos y la posterior frustración --en nada achacable al presidente que liderara el lema-- es debida a las dificultades para que los actores de primera línea en la formación básica y profesional (maestros y profesores) tuvieran la grandeza de enfrentar el desafío. En realidad, es injusto afirmar que los responsables han sido los profesores y académicos. Los responsables son el reducido grupo que conduce los destinos de los gremios docentes, que son auténticas corporaciones medievales. Son enquistamientos que exigirá tiempo desmantelar.
Aunque sea desagradable la comparación que sigue, es ilustrativa. Comprendemos que no es equiparable la irresponsabilidad profesional y cívica de los educadores que malogran el futuro de los jóvenes cuyo provenir se torna incierto e indefinido con los delitos de corrupción, perfectamente cuantificables, --planificados y ejecutados durante década-- por las pequeñas camarillas que han regido los destinos del fútbol mundial. Han sido momentos de estupefacción.
Tan sólo queremos resaltar que pequeños grupos que no han sido democráticamente elegidos por vías representativas acumulan enorme poder, son monopólicos, y hacen mucho daño.
Entiendo que el principal proyecto país pasa por la educación, y que el gran obstáculo son las corporaciones y asociaciones de docentes. Uruguay no está sólo. Uno de los países que padece seriamente este problema en los dos ciclos de su enseñanza básica son los Estados Unidos de América. Me atrevo a afirmar que el enfoque del profesor Roca es un tanto disolvente y no aporta soluciones.
Alfonso Ma. Ramos
Inthamoussu
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