Deportes | 16 Jun Fue lamentable. Para todos. Para el que estaba en la cancha y para el que lo miraba por televisión. Para el uruguayo y para el que, desparramado por el planeta, tuvo la idea de mirar el clásico entre Nacional y Peñarol, el que podía definir la temporada del balompié nacional.
La noticia de que el partido no terminó gracias a los energúmenos que destrozaron la Tribuna Ámsterdam del Estadio Centenario recorrió el planeta. Y por acá nos asombramos por el tarado hincha de Boca que tiró gas pimienta a los jugadores de River Plate.
Hace años que debió ponerse un coto a la situación. Pero siempre aparecen paños tibios y, en definitiva, nada cambia. Tanto, que a lo largo de la temporada el del domingo a la tarde no fue el único suceso de violencia, sino que el virus se desparramó por un montón de canchas de Montevideo.
Antes del partido todo fue normalidad. Largas colas en los ingresos al Estadio, personal de la Guardia Republicana por todos lados; caballos, perros; policías por doquier. Pero todo transcurrió con normalidad. Hasta que sucedió lo que sucedió. "Los detenidos fueron pocos. ¿Heridos entre nosotros? Mirá: yo estaba en otra parte, pero creo que por suerte no hubo. Pero esto es una locura. Nosotros no podemos hacer nada. Venimos a que, si hay problemas... Escuchaba por radio que decían 'no actúen, no actúen'. Yo no hablo de política, pero cada vez podemos hacer menos. Se terminó todo, no hay respeto por nada. Esta sociedad involucionó", dijo un funcionario policial que sobre las 17.30 se retiraba del Estadio Centenario sin poder creer que la novela volvió a repetirse. Mientras, decenas y decenas de integrantes de la Republicana se subían a micros de la fuerza, y otros contratados. Luces, sirenas, formaciones de la Policía con sus escudos al frente. Los vehículos especiales de la Republicana, autos que parecían el Batimóvil, ómnibus ciegos, reforzados. Una locura. Y todo por un partido de fútbol.
Mario Romano, Director General de CAFO, no podía creer lo que estaba sucediendo. Pero es otro de los funcionarios, en este caso encargado del Centenario, que lamentablemente se va acostumbrando a este tipo de situaciones. "Y... ¿cómo querés que esté? Qué vamos a hacer... El daño es grande, todavía no estimamos cuánto es, estamos enumerando", dijo resignado.

EL DÍA DESPUÉS
Ayer, el subsecretario del Ministerio del Interior, Jorge Vázquez, apuntó a lo sucedido e indicó que hay clubes que no siguen los pasos solicitados por la cartera en cuanto a la utilización de seguridad a nivel de las instituciones. "Nacional ha contratado gente, la inscribió en el organismo del Ministerio del Interior que controla a las empresas de seguridad, los identifica claramente, y ellos son los que más o menos contienen los problemas. No me consta que pertenezcan a la barra. No es el mismo mecanismo que utiliza Peñarol".
¿Qué pasos dan los carboneros en ese sentido? Contrata a integrantes de la barrabrava."Compramos 200 entradas, se las damos a Washington Vega, que es el responsable de la seguridad, y él las reparte dentro de la hinchada para que la hinchada que va al estadio se encargue de controlar", habría dicho a Vázquez el presidente de Peñarol, Juan Pedro Damiani. "Eso está prohibido", dijo el jerarca.
Damiani respondió: "Lo nuestro fue siempre transparente. Hemos enviado la lista y los referentes no los ponemos nosotros. Son auto referentes. Pero ya no queremos más este sistema. Pero que el Ministerio del Interior no se lave las manos; para algo está".
Mirando hacia adelante, Vázquez dejó en claro que si la AUF (dice que no tiene el dinero para realizar la inversión) no instaura definitivamente el sistema de identificación facial para evitar que los energúmenos entren a las canchas, el Ministerio del Interior se pondrá firme. Y no descartó "jugar a puertas cerradas o con hinchada de un solo cuadro".