Rurales | 13 Jun Un buen rendimiento de las producciones ganaderas se basa en un principio: “un buen manejo de la alimentación de los animales jóvenes”, dijo a EL TELEGRAFO el doctor Fernando Bacha de Nacoop S.A., Madrid, España, quien agregó que “son momentos de cambios especialmente en los rumiantes, debido a su tipo de placentación ya que nacen sin defensas y a esto se une que su aparato digestivo tiene que sufrir una serie de cambios para llegar a tener la digestión que define a los rumiantes”.
El profesional, que participó del Simposio de Nutrición de las 43ª Jornadas Uruguayas de Buiatría, señaló que “esta serie de cambios son de tipo bioquímicos, anatómicos y fisiológicos, y es necesario extremar la higiene”.
Consideró que el primer paso “es el encalostrado; los animales deben de consumir la mayor cantidad posible durante los tres primeros días, por lo menos cuatro litros por animal y por día. Es importante que se establezca una tasa alta de crecimiento para lograr que se exprese el potencial genético productivo y ofrecer el pienso de arranque lo antes posible para llegar al destete sin problemas”.
“Los animales jóvenes representan uno de los mayores problemas en las explotaciones comerciales, puesto que es en ese momento cuando se deben sentar las bases para un correcto crecimiento y es, a su vez, cuando más delicados son todos los animales en general”, explicó.
Independientemente del sistema de producción o de la función zootécnica (producción de leche o carne) “en los rumiantes, los cambios que sufren los animales jóvenes son muy importantes, debido al tipo de placentación que tienen los vacunos”. Acotó que “los terneros nacen totalmente sin defensas, que son adquiridas durante los primeros días de vida a través del calostro. Por otra parte, se sientan las bases de la genética adquirida (epigenética) para la vida productiva y se debe tener mucho cuidado con el desarrollo de las distantes partes del aparato digestivo y su correcto funcionamiento”.
EL ESTRÉS
Por su parte, el doctor Guillermo Mattioli, de la Universidad Nacional de La Plata, Argentina, indicó en que “si bien el concepto subjetivo del fenómeno del estrés animal resulta familiar, no es menos cierto que también su uso generalmente es vago y superficial”.
Durante su exposición expresó que resulta adecuado puntualizar qué cambios orgánicos ocurren en situaciones de estrés, cómo afectan al animal y qué factores nutricionales podrían aliviar estas consecuencias. “El factor común a todos los tipos de estrés es la acumulación de radicales libres, vale decir que deberíamos hablar de manera genérica de estrés oxidativo”.
“Los radicales libres, denominados con mayor corrección 'especies reactivas', son productos tóxicos que se originan por la actividad metabólica celular. Por ende, cuanto mayor es la actividad metabólica, mayor la producción de radicales libres. Estos últimos son dañinos porque lesionan los tejidos del animal, y estas alteraciones oxidativas deben repararse para luego reiniciar procesos productivos, como crecer, gestar o producir leche”, dijo.
Manifestó que “otra fuente importante y permanente de radicales libres es el sistema inmune, no solo porque posee alta actividad metabólica, sino además porque genera estos radicales para usarlos como arma química contra microorganismos. Cuando el organismo genera más radicales libres de los que puede inactivar, los propios generadores de radicales libres sufren fallas y se vuelven ineficientes, es decir que la productividad del animal y su capacidad inmune comienzan a fallar”. Agregó que los mecanismos de inactivación de radicales libres “constituyen las defensas antioxidantes, muchas de las cuales son aportadas por la dieta. De este modo, la nutrición se asocia con la defensa contra el estrés, específicamente contra el estrés oxidativo”.
Para Mattioli, los componentes de la dieta empleados en las defensas antioxidantes son vitaminas y minerales. “Entre las primeras es esencial la vitamina E y, después, aquellas que la secundan, como las vitaminas A y C. Entre los minerales, son importantes el cobre, el zinc, el manganeso y el selenio, entre otros. Cuando estas defensas no cubren la producción de radicales libres, se genera estrés oxidativo, bajan los parámetros productivos, la capacidad inmune y finalmente la función reproductiva”.

AVANCE NUTRICIONAL
El doctor Fernando Tamassia, de Brasil, señaló a EL TELEGRAFO que “el avance nutricional en ganado de carne y leche es un tema muy interesante, porque trae herramientas nuevas y modernas para trabajar en la nutrición de animales”, acotando que el costo de producción, especialmente en la alimentación “es muy pesado”.
Se refirió a herramientas que promueven una mejor utilización de los alimentos de los nutrientes y a cómo mejorar la utilización de minerales con fuentes minerales más interesantes y de mejor uso para lograr la salud animal”.
Entre las tecnologías que se utilizan en Brasil para ganado de carne y leche –aunque también aclaró que se realizan en Estados Unidos, Europa y Nueva Zelanda--, mencionó que “se han hecho pruebas mejorando la utilización y disminuyendo la secreción de almidón en vacas de leche”.
Para Tamassia, “hay una base de datos muy fuertes de trabajos científicos probando tecnologías. Lo mismo sucede con la utilización de aceites esenciales que reemplazan antibióticos, junto con las melazas para mejorar la utilización de algodón en ganado de carne. Se busca la ganancia de peso en bovinos en feedlot y mejor rendimiento de carcaza”, dijo.
Para ganado de leche, “estamos logrando con la unión de esos ingredientes mejorar los sólidos, destacando que la calidad en la producción final es muy importante y está probada científicamente en muchos países”.
Respecto a lo aceites esenciales, el profesional brasileño dijo que son estratos de plantas, aunque también se pueden producir sintéticamente. Son sustancias idénticas a las naturales de las plantas”.
Aclaró que no todos los aceites esenciales tienen efectos idénticos y benéficos. “El beneficio debe ser estudiado específicamente en cada tipo de sustancia”.