Paysandú, Miércoles 24 de Junio de 2015
Opinion | 20 Jun Pese a que en marzo el ministro de Economía y Finanzas, economista Danilo Astori, aseguró que no descartaba volver a analizar la instalación del Antel Arena sobre la base del nuevo Presupuesto Quinquenal, “el proyecto nunca se detuvo”, indicó a El Observador la ministra de Industria, Energía y Minería, Carolina Cosse, durante la reciente recorrida que hizo por las obras junto al ministro interino de Turismo, Benjamín Liberoff, la intendenta de Montevideo, Ana Olivera, y el presidente de Antel, Andrés Tolosa.
Cosse, quien durante su gestión como presidenta de este organismo fue quien concibió y llevó adelante el proyecto, definió el futuro Antel Arena como un “motor económico” (¿?), que tendrá para Uruguay “múltiples consecuencias vinculadas con el desarrollo, con la generación de riqueza, bienestar y el aprovechamiento de la infraestructura”, un “razonamiento” con el que también estuvo de acuerdo Liberoff, quien aseguró que luego de la instalación de esta obra habrá “un antes y un después en Montevideo”.
Sobre este aspecto no nos cabe la mínima duda, por cuanto a diferencia de la titular de Industria, Liberoff estableció inequívocamente la diferencia entre “Montevideo” y “Uruguay”, contrariamente a la concepción de la ministra de que ambos términos quieren decir la misma cosa.
Pues el punto es que se trata de una obra faraónica --a la vez que inoportuna-- para Montevideo, solo que la paga Antel con su factura de servicios para todos los uruguayos, y por lo tanto cada uno de los usuarios del Interior está ya aportando de sus bolsillos para financiar la obra que naturalmente, no puede llevar adelante la Intendencia de Montevideo con recursos propios. De esta forma el altamente deficitario gobierno departamental de Ana Olivera se despedirá con una obra millonaria para el recuerdo de su gestión, paga por todos los uruguayos a través de la factura de telefonía e Internet.
De esta forma, Antel le saca las castañas del fuego a la administración frenteamplista que desde hace 25 años gobierna Montevideo y que en todo ese tiempo ha sido incapaz de gestionar más o menos bien los recursos, al punto que ni siquiera cumple con el ABC de la función municipal correctamente, esto es recolección y tratamiento de la basura, iluminación y calles --en lo que encierra también ordenamiento e ingeniería del tránsito--.
Lo que debería ser un problema a resolver por los propios montevideanos, sin que quienes estamos en el Interior deberíamos tener arte ni parte.
Pero ocurre que cuando se trata del dinero de todos los uruguayos --en este caso una cifra que terminará rondando el centenar de millones de dólares--, la cosa tiene otro color, por cuanto se trata de una discriminación flagrante en perjuicio de los uruguayos del norte del Santa Lucía.
En marzo, sin embargo, al evaluar el marco de austeridad que dice pretender darle a su gestión al frente del Ministerio de Economía y Finanzas, el Cr. Danilo Astori no descartó que uno de los proyectos que se podría revisar a efectos de manejar criteriosamente recursos del Estado, era el emblemático y cuestionado Antel Arena, a construirse en el predio del ex Cilindro Municipal de Montevideo, a puro costo de Antel.
Astori, ya desde antes de asumir, insiste en la necesidad de revisar inversiones y ser austero en el Presupuesto. El secretario de Estado anunció que habrá un mayor control de los viajes oficiales, y durante la transición incluso había llamado la atención sobre la cantidad de misiones al exterior que hubo en el anterior gobierno, algunas sin mayor justificación.
Pero como ya es costumbre, se encuentre en la posición que se encuentre, del ahora ministro de Economía, nadie le prestó atención a su exhorto. En el gobierno hacen lo que a cada uno --o al menos determinado sector del partido-- se le da la gana, por lo que el megaproyecto dilapidador de recursos del ente de Carolina Cosse --ahora ministra de Industria-- siguió adelante, delante de las narices del hombre de las finanzas.
Es que, como decíamos en marzo en esta página editorial, una cosa es decir que se practicará la austeridad y otra cosa es efectivamente hacerlo, por cuanto durante la administración de José Mujica, mientras el mandatario señalaba y hacía hincapié en la austeridad, paralelamente se sucedían los viajes al exterior y se disparó el gasto público, lo que explica que se haya llegado al fin de su gestión con un déficit fiscal por encima del 3,3 por ciento del Producto Bruto Interno (PBI).
Ya durante el anterior gobierno, Astori cuestionó el manejo discrecional del gasto en las empresas públicas, incluyendo en esa visión a Antel, que el año pasado tuvo un déficit de U$S 276 millones; equivalentes a 10 veces la deuda de la intendencia de Salto, que por cierto horroriza tanto los paladines de la economía.
El hecho de que las máximas autoridades de Antel, del Ministerio de Industria y de la Intendencia capitalina se regodeen recorriendo las obras ya iniciadas del Antel Arena, habla a las claras del poco peso político que tiene dentro de su fuerza el ministro de economía, de la pulseada que tantas veces ha perdido y sigue perdiendo con los sectores más “populares” del gobierno, donde su intención de practicar la austeridad quedó solo en eso, primando nuevamente los intereses político partidarios y centralistas, como ha sido la regla con gobiernos de todos los partidos.
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