Paysandú, Miércoles 24 de Junio de 2015
Opinion | 21 Jun “Paysandú está de fiesta. Vá á darse principio á la construcción del puerto, cristalizándose en promisora realidad un anhelo intensa y unánimemente sentido por el pueblo sanducero, que en sus legítimas aspiraciones de progreso tuvo siempre su mirada puesta en esta obra imprescindible para el desarrollo de su movimiento comercial y para su engrandecimiento económico”.
“Fruto de una necesidad regional que la experiencia ha venido confirmando, y de un concepto claro y vidente de la función que le corresponde desempeñar á Paysandú por su aparente situación geográfica, como punto intermediario obligado del comercio de tránsito de la zona norte del país y de la región fronteriza brasileña, ese anhelo popular se ha manifestado con perseverante tenacidad desde hace muchos años, logrando imponerse á todos los obstáculos que se cruzaron en el camino y aplazaron su realización”. (…)
“El proyecto del puerto, ejecutado por el ingeniero Félix A. Bruno, aprobado por el Gobierno, y que ya se ha comenzado á ejecutar, comprende zonas que podrán dedicarse á las operaciones para transatlánticos y para cabotaje”.
“Se proyectan dársenas de cabotaje y muros y muelles de atraque para vapores transatlánticos, con los terraplenes, grúas, vías férreas, galpones y en general las instalaciones requeridas para esta clase de obras; y se prevé en el proyecto el desarrollo que en el futuro pueda tener en relación del progreso que le está reservado á esta zona privilegiada por su situación”.
Así anunciaba EL TELEGRAFO del 8 de setiembre de 1915 el acto de colocación de la piedra fundamental del Puerto de Paysandú con la presencia del Presidente de la República, Dr. Feliciano Viera. En realidad, como puede apreciarse en la transcripción, las obras ya habían comenzado.
En la misma primera página se publicaba una carta de Manuel Bernardez, cónsul general de nuestro país en el Brasil que sostenía lo siguiente: “Una Zona Franca en Paysandú convertirá a aquella ciudad en el pivot de todo el movimiento comercial hasta las Misiones, sin distinción de márgenes, porque el tráfico comercial no se mueve por sentimientos ni simpatía, sino por conveniencias; y crearía á la vez en aquel punto de nuestro Litoral un vasto centro industrial dentro de la Zona Franca que irradiaría su prosperidad sobre centro y norte del país, á donde la influencia tonificante de nuestro puerto actual de ultramar llega muy débilmente”.
Resulta pues que, como está aconteciendo con el Hospital Galán y Rocha, como seguramente sucederá con los 200 años de la instalación de la Villa de la Purificación, debemos recordar, celebrar, el centésimo aniversario del puerto actual de la ciudad de Paysandú.
Es innecesario abundar en información sobre el particular en la medida que todos sabemos la importancia que tuvo, tiene y tendrá el puerto para todos los sanduceros y en consecuencia estamos seguros que tanto los gobiernos departamental como nacional actuarán en consecuencia formalizando actos y emprendimientos celebratorios.
A su vez, y como hecho muy vinculado con el puerto de Paysandú, deseamos trasmitir una iniciativa de un sanducero que, radicado en Montevideo no olvida su ciudad natal y por razones familiares tiene conocimiento directo de lo que vamos a plantear.
Se sugiere que, como parte de la celebración de los cien años del puerto, se realice una exposición, la difusión, de todas las exportaciones “no tradicionales” elaboradas en Paysandú y enviadas desde aquí a diferentes regiones del mundo.
Todos tenemos noción de la corambre, el charque y, más adelante los productos cárnicos clásicos que se han exportado desde nuestros muelles.
Pero, ¿hasta qué punto tenemos conocimiento de que a mediados del Siglo XIX se exportaron productos medicinales elaborados en base a plantas que cultivaba en canteros de la Plaza Constitución? Efectivamente a raíz de un bloqueo y consecuente escasez de de remedios el boticario Charles Legar sembró las aludidas plantas en nuestra plaza principal y con ellas elaboró medicamentos para la población de la región. Tras finalizar el bloqueo, estos productos fueron exportados a varios países.
También deberíamos recordar, por ejemplo, la “Lenguas de Paysandú” enviadas a Londres y Buenos Aires o los neumáticos, las palomas en conserva de Farall y tantos otros que llegan a los muy importantes de estos tiempos. Por todo ello, celebremos el centenario del puerto y, mostremos a todos lo que Paysandú ha producido a lo largo de su extensa existencia.
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