Paysandú, Domingo 28 de Junio de 2015
Locales | 25 Jun El presidente saliente de la Asociación Laboral de Trabajadores de la ex Paylana (Altrapay), Gabriel Grampín, realizó una evaluación crítica del “Fondes anterior”, reclamó un “seguimiento y auditorías” para continuar trabajando y manifestó su preocupación por las dificultades que atraviesa Cotrapay, cuya problemática se elevó al Congreso Obrero Textil (COT) y al Pit Cnt.
Altrapay monitorea “el cumplimiento de las conquistas de los trabajadores vinculado a las categorías”, cuyo valor hora se incrementó en comparación con las demás textiles integradas al COT. “Si una categoría en el Congreso Obrero Textil es de $ 55 la hora, el mínimo dentro de la cooperativa es $ 70. Por ejemplo, un oficial urdidor cobra $ 68 y en Cotrapay, percibe $ 72 la hora. Es decir, estas retribuciones se votaron internamente en la cooperativa, sin embargo, las restantes están a la altura del congreso, como un tejedor a $ 80”, precisó.
Grampín remarcó la viabilidad del emprendimiento, en tanto “lo podemos hacer y hay clientes que quieren nuestro trabajo. Ahora nos vemos imposibilitados de ingresar nuevos pedidos por no contar con recursos económicos”. El dirigente recordó que “en principio solicitamos U$S 8 millones para un proyecto con 400 personas, una cierta cantidad de telares y máquinas en funcionamiento y eso nunca vino. Entonces, no es viable lo que estamos haciendo hoy, con maquinaria vieja y 150 trabajadores”.
Explicó a EL TELEGRAFO que el planteo efectuado en 2011 era posible, “pero las reglas de juego no fueron correctas. Nos dieron poca plata, en cuotas cada seis meses y no es posible el manejo de una industria de esa forma”. Incluso “no hubo un seguimiento desde el Fondes. Sabíamos que era una industria grande y por lo tanto se debía enviar un técnico a controlar”. Grampín sintetizó que “el primer año gastamos mucho dinero en repuestos para el arreglo de una variedad de máquinas. ¿Tendríamos que haber arreglado todas esas máquinas o específicamente las que íbamos a utilizar?”, cuestionó.
“NOS DEJARON SOLOS”
El presidente saliente de Altrapay consignó que los trabajadores pueden “manejar la industria, pero necesitamos el asesoramiento de un nivel más avanzado para la optimización de los recursos”. El dirigente reiteró que “el Fondes anterior nos dejó solos” y que a partir de la institucionalización de esta herramienta, “o sea, dos años después nos pondrán técnicos” que ayuden a encauzar el proyecto.
Ejemplificó que la disposición de los gastos en el emprendimiento fabril es similar a la decisión que adoptaría una familia en su casa. “Primero nos organizamos, antes de entrar a gastar y solicitar un préstamo bancario”, añadió.
Según dijo a EL TELEGRAFO el presidente del Instituto Nacional del Cooperativismo (Inacoop), Gustavo Bernini, el Fondes no puede capitalizar más a Tessamérica y deberán buscarse alternativas. Afirmó que los trabajadores plantearon la necesidad de recibir U$S 240.000 para continuar con la producción. “El problema es que eso inexorablemente iba a terminar dentro de dos meses nuevamente planteando que salieron otros pedidos y precisando más capital, y eso es algo sin fin”, agregó.
Grampín reclamó a las autoridades que concurran a las asambleas del COT, “para que comprueben que el Congreso está vivo”, en vez de afirmar que el proyecto “no es viable” y rechazó los cuestionamientos planteados por el jerarca. “Si no es viable, ¿por qué tenemos pedidos? En 2009 planteamos soluciones a través de las compras públicas y confeccionar las telas, pero no lo aceptaron. Por ejemplo: realizar los uniformes para los funcionarios de UTE, OSE, Antel, la Policía, cortinas para hospitales y escuelas, además de la venta de lana sucia a China, hacia donde ahora marcha la oveja en pie. Es un absurdo que le compremos hilos y lana a ese país, solo porque existen tratados”, afirmó.
El dirigente sostuvo que la cooperativa adquiere insumos a “la lanera Otegui que nos pone precios caros porque vende a China, con otros valores. Su negocio es vender hacia afuera y nosotros –para ellos– hacemos una pequeña compra”.
“¿RECONVERSIÓN EN QUÉ?”
El sindicato se reunió el pasado martes y evaluó las posibilidades de reconversión. “¿Reconvertirnos en qué? ¿Qué podemos hacer nosotros en dos manzanas que tienen maquinaria hecha para la industria textil? En Paysandú el mercado está quemado y no hay un rumbo cierto”, indicó.
En Montevideo “Sagrín tiene dos fábricas, una dedicada a curitas y pañales en la parte textil, y la otra está dedicada a la adquisición de containers provenientes de China con cortauñas y esmaltes que vende a granel en una ciudad donde vive la mitad del país. En Paysandú no podemos hacer eso”.
Mientras tanto, el mercado se retrae en los países emergentes. “Cada vez que Brasil o Argentina tienen un pequeño problema, pagamos nosotros porque nos quedan los pedidos dentro de la fábrica y eso nos hace perder miles de dólares”, precisó.
Según el dirigente, “es difícil sostener esta lucha a 400 kilómetros de distancia, donde habitualmente se reúne la Asociación Nacional de Empresas Recuperadas por los Trabajadores (Anert)” y reconoció que las propuestas de reconversión se plantearon con anterioridad al cierre de Agolán en 2011. “En esa oportunidad, iban a reconvertirse con capacitación en albañilería porque el panorama planteaba un aumento en la construcción de vivienda. Pero en nuestro caso, no vamos a preparar a 150 personas como albañiles, si tomamos en cuenta el desempleo que tienen los trabajadores del Sunca” u otras realidades en la industria automotriz “como Chery con 400 personas sin trabajo y así otras que anunciaron el cierre”.
Grampín recordó que además de las fuentes de empleo directo, el emprendimiento cooperativo posibilita la ocupación indirecta “con los transportistas, talleres, la seguridad, fumigación y otras personas que trabajaban para nosotros y probablemente sumen 400. ¿De qué reconversión estamos hablando?”, resaltó.
“REHENES DE UNA IDEOLOGÍA”
“No somos viables ni aunque hagamos 200.000 metros, dijo Bernini. Me suena a una pelea ideológica en el sentido de 'no me gusta el proyecto del gobierno anterior y quiero mi proyecto'”, opinó Grampín y se manifestó “cansado” de estos cuestionamientos. “El sindicato no tiene ideologías y lo único que queremos es trabajar. Por eso no puede ser que seamos rehenes de una ideología. En un primer momento este proyecto era viable con determinada cantidad de dinero, de máquinas y personas. Tres años después, dicen que no lo es aunque hagamos 200.000 metros, cuando nosotros siempre dijimos que es viable a partir de 50.000 metros por mes”, destacó.
Afirmó que “los mercados están”, al tiempo que actualmente trabajan “para clientes brasileños, argentinos y a través de ellos hacia Perú, con productos a base de lana que estamos terminando”. El operario informó que a partir del próximo mes “un porcentaje de los trabajadores” comenzará a percibir las retribuciones correspondientes al Seguro de Paro. “Mientras tanto, esperamos una resolución para finalizar con estos pedidos que son cobrables y corresponde a una responsabilidad ante el cliente que nos pagó por adelantado la lana. O vamos a quedar mal porque no vino ayuda del gobierno, cuando Soloducho entraba por una puerta y salía por otra con un millón de dólares, sin dar cuenta en qué lo gastaba”, remarcó.
Grampín reiteró que “la cooperativa solicita un control de los recursos, porque tampoco estamos cobrando sueldos de $ 150.000 como se cobraban en Paylana. Exigimos una auditoría, pero --de acuerdo a lo que escucho en la asamblea por parte de los directivos de Cotrapay-- solo llegaron una vez, hicieron una reunión y nunca más. O sea, en primer lugar deben trabajar entre ellos para después decirnos si es viable o no Tessamérica”, concluyó.
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