Paysandú, Viernes 03 de Julio de 2015
Rurales | 27 Jun Productores lecheros de Paysandú, integrantes de las dos gremiales del departamento, se reunieron en las instalaciones del Centro Médico Veterinario de Paysandú (CMVP), y mostraron su preocupación por las dificultades que enfrentan para mantener su producción, debido a la falta de precipitaciones y la constante de los números en rojo.
Del encuentro participaron más de 60 productores, incluso provenientes de Salto, que “además de ser integrantes de Sofrils, son socios de la Asociación de Productores de Leche de Parada Esperanza (Aplpe)”, dijo a EL TELEGRAFO el titular de la gremial, ingeniero agrónomo Roberto Ceriani.
La situación climática y su incidencia en los tambos, sumado a la problemática económica que se genera por el bajo precio de la leche y los altos costos productivos, acentuados por el aumento del dólar (los tamberos cobran en pesos pero adquieren sus insumos en la moneda estadounidense), fueron los temas que giraron en los primeros minutos del encuentro. La presencia del presidente de la Intergremial de Productores de Leche (IPL), doctor Sergio Filgueira, quien pocas horas antes mantuvo reuniones en Montevideo con diferentes gremiales del sector e incluso autoridades del gobierno, fue importante para conocer las herramientas financieras que se están manejando.
En el encuentro se explicó que una de las medidas que tiene previsto anunciar el Poder Ejecutivo para mitigar la crisis de la cadena láctea es instrumentar un FFAL III (Fideicomiso Financiero Fondo Lechero) por un monto que rondaría los U$S 80 millones, aclarándose que la idea que tiene el gobierno es aplicar ese instrumento de forma escalonada.
Se procura aprobar una primera partida de unos U$S 40 millones y luego sumar otras dos de U$S 20 millones cada una, lo que se debe a que no está claro cuándo puede cambiar el ciclo adverso que enfrenta la lechería. Además, en vista de su situación particular, cada productor podrá ir monitoreando si le interesa seguir accediendo a este tipo de financiamiento, que se pagará mensualmente en función de un porcentaje de la producción. El FFAL II –que se terminó de pagar el año pasado– fue por unos U$S 40 millones y demandó unos seis años en amortizarse.
La instrumentación y aprobación de un tercer FFAL demandará algunos meses. Por ese motivo, el gobierno espera introducir una “solución puente” con alguna institución financiera como el Banco República, Proleco, entre otras, para que los tamberos accedan a una ayuda financiera en el corto plazo. Esos fondos que percibirán serán descontados luego de la cuotaparte del FFAL III que le corresponderá a cada productor que remite a las industrias.
Lo que se pretende con esto es que el productor no genere un doble endeudamiento. Además, habrá algunos cambios respecto a los dos fondos anteriores, para que cada productor sea responsable de los recursos que obtiene. En oportunidades anteriores, si un beneficiario abandonaba la actividad eran todos los productores los que debían responder por esos recursos.
“Procuramos que se aceleren algunas herramientas porque hay productores que ya se han consumido la mayoría de las reservas que tenían para el invierno y recién estamos en las primer jornadas frías del invierno”, precisó el dirigente local.
MANTENER TAMBOS
“Lo importante en estos momentos es tratar de mantener los tambos y el sustento familiar de la mejor manera posible, aguardando que el clima se vuelva favorable y cambie la situación de precios”, dijo Ceriani. “A esto se suma dentro del sector –por suerte no sucede en nuestra zona– un volumen de productores de las empresas que han cerrado en el sur del país, con más de 40 productores que este domingo 28 de junio se quedan sin lugar de destino para su leche”, añadió.
Este domingo será el último día que la firma estadounidense Schreiber Foods recibirá la leche a sus remitentes, lo que ha determinado que desde el Instituto Nacional de la Leche (Inale) se busque una solución para colocar unos 130.000 litros de leche de unos 40 productores que aún no han encontrado una industria que se la reciba.
Alrededor de 120.000 litros que industrializaba esa planta fueron redistribuidos en otras empresas (Conaprole, Claldy, Calcar, Granja Pocha, y otras pequeñas industrias de la zona de San José), mientras que otra parte de la producción se volcó al segmento de los quesos. La mayoría de las industrias tiene sobrestocks de productos y el hecho de sumar un mayor volumen de leche impactará en sus costos financieros.
En el caso de Conaprole, Ceriani indicó que la cooperativa “hizo una contra propuesta de recibir la leche, pero necesitaba el auxilio del Estado para pagar esa leche porque esos 130.000 litros de un día para el otro caen en una empresa que está en dificultades para pagar a los productores y deshacerse de los abundantes stocks que posee”. Recordó que “estas eran las negociaciones mantenidas hasta la tarde del jueves, pero seguramente habrá una solución porque no se puede dejar a estos productores sin destino de su producción”.
PRECIOS
Para Ceriani, “PILI y Conaprole deben ser las industrias que hasta el presente mes de junio están pagando un poco mejor el precio de la leche a los productores, pero ya Indulacsa manifestó que el precio sería de $ 5,70 o cerraba la planta”, dicho “por los productores salteños que vinieron a la reunión en Paysandú”, según el dirigente.
Raúl de Orta, presidente de la Asociación de Productores de Leche de Paysandú (APLP), sostuvo que “con el precio que tenemos hoy los productores ni siquiera vamos empatando. Los que pagamos alguna renta ya venimos con los números en rojo y vamos a empezar a endeudarnos y no queremos que esto se agrave”.
“Nos vienen cayendo vencimientos de lo que se plantó para otoño. Los verdeos que hicimos: abonos, semillas nos vienen descontando de la remisión de leche, y todo eso incide”. “Primero tuvimos la baja del precio de un 4% en la industria local y un 10% ahora; si bien estamos con un precio bastante bueno a lo que están en otras industrias, el precio referencia que tenemos en junio es de $ 7,75”, manifestó.
CLIMA
De Orta indicó que “ahora nos empezó a castigar nuevamente el factor clima, porque hasta hace un mes atrás veníamos bien y ahora la situación se complicó”. De acuerdo a datos de la Estación de Meteorología de Paysandú, los 33 milímetros del 10 de mayo fue la última lluvia en la zona, por lo que hace 47 días que no hay precipitaciones en la región. A esto se suma el déficit hídrico que se acentúa desde febrero. Ese mes llovió 42 milímetros (135 es el promedio histórico para el mes), 22 en marzo (147 milímetros), 28 en abril (103), 86 en mayo (77) y nada en junio (70).
Explicó que las vacas “ya han comido las avenas y la alfalfa que venía respondiendo muy lindo comenzó a quedarse y lo que se come no brota”, siendo urgente “un golpe de agua”.
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