Paysandú, Viernes 03 de Julio de 2015
Opinion | 03 Jul No es el único ejemplo en este mundo del use y tire, pero ciertamente la bolsa de plástico es un símbolo emblemático de la cultura de un solo uso, del derroche y la demostración de un consumo abusivo e innecesario. Por otro lado, incuestionables son los impactos ambientales asociados al excesivo consumo de bolsas de un solo uso, ya que supone un gasto innecesario de recursos limitados, como son, por ejemplo, el petróleo o la energía utilizada actualmente para fabricarlas o distribuirlas.
La solución parece sencilla y al alcance de todos, pero también parece algo inalcanzable para la sociedad contemporánea. Debería lisa y llanamente reducirse de manera radical el consumo de bolsas de vida útil corta, y en ese sentido Paysandú ha tomado la delantera con el programa “Desembolsate”, que precisamente insta a dejar de utilizar bolsas plásticas de un solo uso.
Hoy, 3 de julio, se celebra el Día Internacional Libre de bolsas, con la intención de concientizar sobre la necesidad de reducción del uso de las bolsas de plástico y fomentar un consumo responsable, porque aunque sería ideal, es utópico soñar con un “mundo libre de bolsas”.
De aquellos tiempos en que se usaban cestas de mimbre o bolsas de material plástico de uso permanente (“chismosas” y otras), se ha pasado a consumir por persona más de 200 bolsas de plástico por año, una enorme cantidad a nivel mundial.
Los cientos de billones de bolsas utilizadas en todo el mundo en un solo año causan un enorme perjuicio a la flora, la fauna, el medio ambiente y -consecuentemente- a la raza humana.
Hay maneras de mitigar el impacto, usando menos nailon, si bien hoy parecen más baratas, porque para las generaciones que vienen será muy caro de verdad. Hoy el gobierno de Tabaré Vázquez está determinado, por ejemplo, a continuar reduciendo el consumo de tabaco y para eso apeló a aumentar los impuestos. Pues bien, ¿por qué no incorporar al consumo de bolsas un “impuesto ambiental”? Este, a su vez, debería destinarse a acciones concretas de limpieza de áreas en las que la cantidad de bolsas plásticas descartadas sea problemática, que por cierto son muchas.
Como individuos, también es posible tomar acción concreta, al voluntariamente acostumbrarnos nuevamente al uso de bolsos reutilizables. Una bolsa de plástico puede llegar a tardar más de 100 años en descomponerse lo que claramente resulta muy perjudicial para la naturaleza. El uso de “chismosas” u otros así como de carritos de la compra podría sustituir el uso masivo de plástico decartable. Bolsas de papel, oxonodegradables y similares ayudan también a reducir el impacto, cierto es.
Pero, porque hoy es cuando, ya mismo se puede ayudar. En este día, cuando vayamos al supermercado o al almacén, simplemente digamos “no” a las bolsas de nailon. Al menos por hoy. No.
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