Opinion | 09 Jul De acuerdo a datos conocidos en los últimos días, las exportaciones uruguayas cayeron 36,6% en junio y 15,7% en el primer semestre del año, que naturalmente fueron recibidos con preocupación en el sector exportador, pero que deben ser asumidos como el llamado de atención y el alerta que es para toda la economía nacional.
En este contexto la Unión de Exportadores (UEU) informó que las colocaciones en junio alcanzaron los U$S 713,1 millones, frente a U$S 1.125,2 millones verificados en el mismo mes de 2014. Con la caída de junio van ya siete meses de descensos consecutivos y en el acumulado del primer semestre también se repitieron los números negativos con una baja de 15,7%.
La UEU relevó que hubo caída en diez de los principales destinos de exportación en la comparación interanual de junio, mientras que en el acumulado semestral la baja alcanzó a 13 países.
En cuanto a los mercados, se han observado descensos en China y Brasil, principales compradores de productos uruguayos. Es así que en junio las ventas a Brasil cayeron 20,9%, mientras que en el caso de China la baja fue de 53,9%. En ese mes, Venezuela dejó de integrar el listado de 20 principales destinos, ya que las ventas hacia el país caribeño bajaron 86,9% por menores colocaciones de lácteos y carne, en tanto hubo un fuerte descenso de las exportaciones en Rusia (67,6%) también por la carne y hacia España (59,5%) por menores ventas de madera y carne.
En el acumulado semestral los principales descensos se dieron hacia Venezuela con 77,7% (baja también vinculada a los lácteos) y a Rusia (63,5%) por menores ventas de lácteos, carne y soja. A su vez, se desplomaron las ventas de soja en junio con una caída de 69%, mientras en el acumulado las colocaciones de la semilla cayeron 33%.
No son números para despreciar ni mucho menos, porque además estamos en Uruguay, un país con un mercado interno muy pequeño y donde los productos primarios de base agropecuaria constituyen el grueso de la producción y consecuentemente de los ingresos en divisas.
El presidente de la Unión de Exportadores, Alvaro Queijo, dijo a El País que la caída de las ventas al exterior fue superior a la esperada por la gremial y consideró que “estos procesos de pérdida de competitividad cuesta mucho revertirlos, no se sale de un día para el otro. Seguramente este año se genere un retroceso. Va a ser difícil volver a registros de años anteriores”, y en ese sentido evaluó que la perspectiva es que la caída de las colocaciones alcance los dos dígitos.
El punto es que para determinados sectores con fuerte impronta ideológica y abanderado en la perimida lucha de clases, esto es un problema empresarial y que al fin de cuentas “los que acumulan la riqueza tendrán menos ganancias”, por parafrasear algunas de las reflexiones que suelen lanzar despreocupadamente al aire, como si fuera una verdad revelada.
Pero quien sufre es nada menos que el motor de la economía nacional, la dinámica que involucra miles de puestos de trabajo, y de calidad, a medida que se incorpora más valor agregado.
Lo señaló claramente Alvaro Queijó al expresar que “lo que más preocupa de la situación es la pérdida de trabajo que se puede generar y también de empresas”. Esa posibilidad plantea un escenario complejo para el empresario, ya que si una compañía cierra o decide irse del país, revertir ese proceso y volver a funcionar “no es algo que suceda de un día para el otro”.
Queijó observó asimismo que “en el primer semestre del año pasado no estaba Montes del Plata y en este sí. Su presencia redujo en algo los números negativos de los primeros meses de este año. Si se descontara el efecto de Montes del Plata, el resultado sería mucho peor”. En el mismo sentido, el economista de Oikos, Pablo Moya, indicó que se preveía una caída de las exportaciones ante un contexto económico externo que iba a ser desfavorable.
Pero sobre todo, evaluó que si bien hubo una diversificación de destinos eso no pudo mitigar la concentración de las exportaciones en algunos productos y destinos. “Hay un escenario global de menor crecimiento de la economía, sigue la concentración en algunos destinos y esos países están en problemas. Eso se convierte en un combo de caída continua de exportaciones”, sentenció.
“Eso podría llevar a creer que, en realidad, el problema es el resto del mundo. Pero no es así. Uruguay está mal, está más caro que sus competidores y también más caro como país que hace 20 años”, remarcó.
Precisamente en estos elementos puede sintetizarse la situación de Uruguay de cara al mundo y a la región: somos caros para producir, tanto para competir con lo que vendemos en el exterior como para el mercado interno y en la comparación con productos similares importados. En tanto, el director de la empresa láctea sanducera PILI, Homero Nolla, dijo a EL TELEGRAFO que “toda la lechería uruguaya dependía de la colocación en Venezuela. Cuando ese país cerró, los precios que todas las industrias pagaron a sus productores se vinieron abajo por la desaparición de ese mercado”.En tanto sostuvo que “no hay manera de producir leche a los precios que el mercado internacional paga por los productos que se obtienen a partir de la leche”. Las industrias en “nuestro sistema de producción y en nuestro automatismo, en los costos de energía y de mano de obra, tenemos que tener costos que nos permitan competir con los países que venden a precios que nosotros tenemos que igualar para ser competitivos y poder vender”.
No es porque sí que en poco tiempo se hayan ido de Uruguay dos grandes empresas lácteas --que no estaban dispuestas a seguir perdiendo dinero--, se confirmara el cierre de la armadora de automóviles Chery.
Años atrás, con una coyuntura favorable, las debilidades marcadas no eran notadas, mientras se indexaban salarios, se dilapidaba dinero en empresas públicas que brindan los servicios más caros de la región y se disparaba a las nubes el gasto público; pero en un escenario adverso como el actual pesan en la balanza.
Pero ya la tenemos, y hay que estar a la altura de las circunstancias, porque dada la magnitud de los correctivos, hay que dejar de lado mucho más que el irracional Antel Arena.