Paysandú, Sábado 11 de Julio de 2015

Por ahora triunfa la cordura

Opinion | 04 Jul Bajo el título “Con austeridad, pero sin medias tintas”, nos ocupábamos en esta misma página editorial sobre decisiones incongruentes del gobierno que encabeza el doctor Tabaré Vázquez, por cuanto mientras por un lado el ministro de Economía y Finanzas Danilo Astori, pregonaba la necesidad de cuidar los recursos públicos cuando se han disipado las favorables condiciones en el exterior para nuestros productos, y se está tratando de paliar un déficit fiscal significativo, igualmente Antel ha seguido adelante con la obra del Antel Arena para Montevideo, como si las empresas públicas y el Uruguay nadaran en la abundancia.
Recordábamos que ya en marzo el ministro Astori aseguró que no descartaba volver a analizar la instalación del Antel Arena sobre la base del nuevo Presupuesto Quinquenal, en tanto “el proyecto nunca se detuvo”, según indicó a El Observador la ministra de Industria, Energía y Minería, Carolina Cosse, durante la recorrida que hizo hace pocos días por las obras junto al ministro interino de Turismo, Benjamín Liberoff, la intendenta de Montevideo, Ana Olivera, y el presidente de Antel, Andrés Tolosa.
Cosse, quien durante su gestión como presidenta de este organismo fue quien concibió y llevó adelante el proyecto, precisamente, definió el futuro Antel Arena como un “motor económico”, que tendrá para Uruguay “múltiples consecuencias vinculadas con el desarrollo, con la generación de riqueza, bienestar y el aprovechamiento de la infraestructura”, un “razonamiento” con el que también estuvo de acuerdo Liberoff, quien aseguró que luego de la instalación de esta obra habrá “un antes y un después en Montevideo”.
Liberoff estableció inequívocamente la diferencia entre “Montevideo” y “Uruguay”, contrariamente a la concepción de la ministra de que ambos términos quieren decir la misma cosa, y a su vez el director del Sodre, Gerardo Grieco, confirmó la concepción ultracentralista de la obra –por si algún despistado todavía podía tener alguna duda— cuando en entrevista en El Observador TV aseguró que recibió una oferta para ser el director del Antel Arena y defendió la obra. “El Antel Arena es uno de los gestos más interesantes de cara al siglo XXI en la construcción de sociedad y de ciudad”, dijo.
Además criticó a quienes se oponen a la construcción del Antel Arena con el argumento de que se debe gastar en otras áreas el dinero que se destinará para la obra. “Me parece una discusión pobre y chiquitista”, dijo Grieco. Y agregó: “Es no atreverse a soñar con un Uruguay desarrollado”, como si fuera “chiquitista” y contra el desarrollo oponerse a destinar una montaña de dinero para una obra que debería encarar la Intendencia de Montevideo con el dinero de los contribuyentes capitalinos y no con los recursos que obtiene Antel de las tarifas que cobra a todos los uruguayos. Además de que es una obra ilegal, con fuertes observaciones del Tribunal de Cuentas, que parece que solo sirve cuando los cuestionamientos son hacia la “derecha”.
El jueves, a todo esto, se informó que por decisión unánime, el directorio de Antel decidió suspender las obras de construcción del Antel Arena, respondiendo a la decisión que tomó el Poder Ejecutivo.
El representante del directorio por la oposición, Gustavo Delgado, dijo a los medios de comunicación que por el momento “no hay plazo para retomar” las obras y aclaró que tras un extenso análisis del contrato y sus anexos, que incluyeron informes del área jurídica, no está previsto el pago de multas por la suspensión de los trabajos, como lo confirmó más temprano el ministro de Economía, Danilo Astori.
Astori había señalado horas antes que “esta es una decisión del Poder Ejecutivo que se basa precisamente en una valoración que se ha hecho de las prioridades” y que “la decisión no es la de detener la obra sin fecha”.
Pero es indudable que hay posturas encontradas en el seno del gobierno y en particular con el astorismo, sobre todo porque el proyecto ha sido una cruzada personal de la actual ministra Cosse (militante del MPP) cuando ocupaba la presidencia de Antel, aliada con la intendenta de Montevideo, Ana Olivera (Partido Comunista).
Es así que mientras Astori mandaba el mensaje por elevación sobre la necesidad de ser austeros y de evaluar la suspensión del proyecto Antel Arena, la Intendencia capitalina, Antel y la ministra apretaron el acelerador y se apuraron a presentar hechos consumados, como la construcción de más de 800 pilotes y otras obras de cimentación de la estructura, en claro desafío al Ministerio de Economía y al propio presidente, Tabaré Vázquez.
Y si bien mencionaron voceros del gobierno que se trata de una “detención” de las obras y no que se descarte definitivamente el proyecto, hay de por medio contratos con la empresa adjudicataria y compromisos que se verán afectados como consecuencia de llevar adelante contra viento y marea un proyecto delirante con dinero ajeno a pesar de las dificultades de la coyuntura.
En esta misma página editorial señalábamos en torno a este tema que una cosa es decir que se practicará la austeridad y otra cosa es efectivamente hacerlo, por cuanto durante la administración de José Mujica, mientras el mandatario señalaba y hacía hincapié en la austeridad, paralelamente se sucedían los viajes al exterior y se aumentó considerablemente el gasto público.
Por ahora, el astorismo ganó la pulseada y se impuso el sentido común, mientras el ala más izquierdista del Frente Amplio tuvo que ceder. Pero conociendo la historia es fácil inferir que esto no termina acá, y que el emepepismo así como el Partido Comunista no se quedarán de brazos cruzados. Por lo pronto, el Sindicato Único de la Construcción y Afines (Sunca), que cumple la función de fuerza de choque de la izquierda radical, ya manifestó su disconformidad con la medida.
Y en el medio de este duelo de titanes, el país está de rehén. Es de esperar que triunfe la moderación.


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