Deportes | 06 Jul La Copa América 2015 llegó a su fin con la titulación de Chile, y mientras la Conmebol intenta sacarse la soga del cuello, y todo hace indicar que la versión extra del torneo continental, la Copa América del Centenario prevista para el próximo año en Estados Unidos, quedará en el olvido por los hechos de corrupción, ahora será tiempo de centrarse en las eliminatorias.
Es verdad que nada tiene que ver una extensa y extenuante competencia como lo es la premundialista con la Copa América. Pero de un tiempo a esta parte ha quedado en claro que el torneo continental es un gran banco de pruebas pensando en el inicio de ese largo camino rumbo al Mundial. Más aun cuando, en el caso de Uruguay, se está en medio de un intento de recambio generacional que, a decir verdad, apareció poco en Chile 2015. Ya se ha repetido hasta el hartazgo que Uruguay hizo bien una parte del libreto, el defensivo, y pecó a la hora de jugar al fútbol. El técnico Oscar Tabárez apostó a limitar a los rivales pero no hubo propuesta para lastimarlos, por lo que más tarde o más temprano la despedida de la Copa era previsible.
La preocupación pasa, en todo caso, por lo que viene. Por lo parejo que será todo, como ha quedado demostrado en esta Copa América, y por cuál será la receta de Uruguay para intentar alcanzar la clasificación al Mundial. Porque, está a la vista, con defender y con poner delanteros fuera de puesto para tapar las salidas del rival, no alcanza.
La Celeste no ha sabido contrarrestar la ausencia de Suárez, lo que es preocupante. Y puede sumar la de Cavani por algunos partidos y, quién sabe, quizás de algunos más si se toma en cuenta la denuncia chilena ante la Conmebol.
El banco de pruebas de la Copa América aclaró cosas; ahora, el tema es encontrar la solución.