Paysandú, Jueves 16 de Julio de 2015
Rurales | 10 Jul Más de un millar de ovinos se ha perdido en varios puntos del departamento en lo que va del año, a causa de la salvaje matanza que provocan perros sueltos y sin encontrarse una solución a un problema que está llevando a la extinción de un rubro productivo que requiere urgente medidas ejemplarizantes.
Indudablemente la oveja es hoy la especie menos protegida, que atraviesa una fatalidad irreversible e insolucionable por la pasividad existente.
“Hay una ley de tenencia responsable que está pensada solo para las mascotas de la ciudad, pero no protege a quienes producen en el campo”, entienden quienes procuran soluciones a estos problemas.
Entre los depredadores, las jaurías y el abigeato están terminando con los ovinos y generan tal desazón en los productores de ovejas que los lleva a pensar en dejar la producción. Tal es lo acontecido en estos días con Álvaro Freire, productor que arrienda un predio entre Piedras Coloradas y Orgoroso, en las cercanías de ruta 90, quien ha perdido en los últimos dos años y medio más de 100 animales a causa de los perros, y que incluso sabe de dónde provienen.
“Entre los perros y la gente que me ha carneado me están desalentando y estoy con ganas de terminar vendiendo las ovejas porque no se puede seguir así”, dijo este productor a EL TELEGRAFO, al tiempo que aportaba fotografías de la matanza de la semana pasada. “El año pasado, los perros me mataron 40 animales y ahora, esta semana, 18 ovejas preñadas con mellizos. En dos años y medio que estoy en la zona, he tenido una pérdida de más de 100 animales y, para mí, que soy un productor chico, es una pérdida grande”, dijo. El productor lamentaba la impotencia que genera el hecho, teniendo en cuenta la inversión realizada para tener ovejas que dieran mellizos. “Son tres animales que me mataron en apenas un instante”, dice muy apenado.
“Fijate que uno vive de los animales y el pago de la renta sale de ahí, nadie te brinda una respuesta y no se hace nada”, y agregó que el año pasado los perros “me entraron como cinco veces, los vigilé y una vez que andaban acá, los seguí hasta llegar a la casa a la que pertenecían”.
Sostiene que tras consultar, “me dicen que no se puede hacer nada. Cuando le dije lo sucedido al propietario de los perros, me dijo que los iba a atar, pero siguen sueltos”. “No puede ser que tengan más derechos los perros que las ovejas y a la vista está en las fotos el estrago que hicieron en mi campo”, acotando que “es una pérdida grande para uno que trabaja en un predio chico y es arrendatario, se vuelve complicado”. Freire mantuvo contactos con el ingeniero agrónomo Marcelo Grattarola, técnico en Paysandú del Secretariado Uruguayo de la Lana (SUL), procurando encontrar soluciones. Entiende que “habría que hacer una reunión en la que participen distintos sectores, como la policía, la gente de hidatidosis –los animales que me matan las ovejas no tienen patente-- y las protectoras de animales, que expliquen por qué se defiende a los perros y caballos que son maltratados, pero no incluyen a las ovejas”.
Subrayó que la única solución es “eliminar esos perros porque si no, este problema no se termina nunca”.
Además, agregó que en esos pueblitos hay más perros que gente, andan en la calle y los campos de la zona porque nadie los mata”.
Sobre lo ocurrido en su predio, calificó a esos perros “como muy dañinos y con hambre, porque mataban y comían”.
Lo que está claro es que esta no es una situación aislada. “En los campos vecinos están pasando por los mismos problemas”, dice Freire, quien apuntó que, “a un vecino que está de Orgoroso para adentro, en una sola entrada de los perros le mataron 20 ovejas y eso no se recupera”.
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