Paysandú, Sábado 18 de Julio de 2015
Locales | 15 Jul Las medidas que adoptó el gobierno respecto a las empresas públicas, al limitar los gastos y promover su austeridad, así como dejar al descubierto gestiones que rayan en la irresponsabilidad, indican que parece que “hubiera habido un cambio” en el gobierno cuando se trata de una continuidad que hace compartir responsabilidades, según evaluó el senador del Partido Independiente Pablo Mieres.
El legislador observó que las empresas públicas “durante el período de gobierno anterior estaban fuera de control, con gran independencia de una orientación de política general, tal como debería corresponder dada la vital importancia que estas empresas poseen en múltiples niveles, por su particular peso para los recursos del Estado, pero también para la competitividad del aparato productivo del país”.
Recordó que “estas cuestiones fueron advertidas enérgicamente por nuestro partido durante la pasada campaña electoral, reclamando una modificación en la lógica de funcionamiento”. Consideró que “durante una década de bonanza histórica, muchos de los jerarcas de empresas públicas se sintieron grandes empresarios, olvidándose de que los recursos que manejaban eran recursos públicos. La tentación del autobombo, de la construcción de monumentos para mayor gloria propia, la búsqueda de anuncios permanentes sobre supuestos logros y concreciones hasta la mimetización de la publicidad de un ente con las consignas del sector político de su jerarca o el aprovechamiento de esos espacios de poder para preparar campañas electorales son algunos ejemplos del desborde de algunas de las empresas públicas en el pasado período”.
Según el líder del Partido Independiente, “cuando uno observa las medidas que tomó el nuevo gobierno, parecería que hubiera habido un cambio de partidos en el gobierno. En efecto, un día tras otro, surgen novedades que prueban un saludable cambio de criterio que desautoriza lo actuado en el período pasado y transmite la convicción de que el nuevo gobierno ha decidido ponerle el cascabel al gato y toma decisiones que imponen cambios y restricciones muy fuertes en el margen de acción de los entes”.
Igualmente, evaluó que si bien son bienvenidas las rectificaciones, estas discrepancias y diferencias profundas en el partido “afectan la gestión del gobierno”, a la vez de mencionar como ejemplo el “pavoroso” déficit de Ancap, que “más allá de explicaciones simplistas, hace imposible ocultar los graves defectos de la mala administración”.
En el caso de la suspensión de las obras del Antel Arena, “que se estaba realizando en violación de la Constitución y en contravención de las observaciones del Tribunal de Cuentas”, estamos ante una erogación que “no fue calibrada adecuadamente y obliga al actual gobierno a mandar la señal de pare, a efectos de evitar un gasto que puede afectar la capacidad de aporte de Antel a Rentas Generales, lo que revela falta de previsión y coherencia en las decisiones de gobierno”.
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