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Paysandú, Domingo 19 de Julio de 2015

Jorge Dighiero, desde la presidencia de la Junta Departamental, llama a “dedicarse a gobernar”

Locales | 19 Jul “No me gusta” el cargo de presidente de la Junta Departamental, aunque “es un honor enorme hacia mi persona y lo acepté por la disponibilidad de tiempo; pero a mí me gusta la banca, la posibilidad de exponer, de polemizar. No es lo mío estar sentado ‘allá arriba’ como un figurón, pero lo asumo con el respeto que merece el cargo y con la pasión de siempre, porque se me ha otorgado un honor y debo y quiero responder a él”, dijo Jorge Dighiero, el presidente del primer año del nuevo período de sesiones de la Junta Departamental de Paysandú.
El dirigente de Nuevo Espacio, lista 99000 es un veterano en la lid política, integrante del cuerpo de curules que asumió en el histórico período 1985-1989, cuando el país retomaba la democracia como forma de gobierno, después de los años de dictadura que comenzó a resquebrajarse después del rechazo a la reforma constitucional de 1980.
En 1995 Dighiero pasó a ocupar un cargo de particular confianza en la segunda Administración de Jorge Larrañaga, al frente del Departamento de Promoción y Desarrollo. Y de ahí, a la lucha “desde la trinchera”, como le gusta decir, hasta que las elecciones departamentales del 10 de mayo lo colocaron nuevamente en una banca del legislativo departamental.

CUANDO NO SE DABAN LA ESPALDA
“Mi paso por la Junta Departamental fue una de las etapas más destacables de mi vida política, porque es el ámbito más democrático. Aquella Junta de 1985 fue muy especial. Porque veníamos de un enfrentamiento como consecuencia de la dictadura y habíamos dividido al país en buenos y en malos, desde la visión recíproca de los unos y de los otros”, recordó Dighiero.
No obstante, de aquellos años “cuando entramos sin darnos la espalda los unos a los otros”, Dighiero resaltó que “se logró un nivel de relacionamiento entre todos los partidos que hasta permitió que cultiváramos amistades entre los adversarios más radicales. Y, lógicamente, hubo un nivel de respeto hacia la persona del adversario que solo se da en esos ambientes tan democráticos. Si se lograra obtenerlos en otros niveles de la vida cotidiana, tendríamos una comunidad mucho mejor”, agregó.

LA SEGUNDA VEZ ACEPTÓ
En 1986 le fue ofrecida la presidencia, pero Jorge Dighiero, de intensa actividad privada por entonces, prefirió no aceptarla. En su lugar asumió Gustavo Estefanell. “Creo que quedé como segundo o tercer vicepresidente, pero no pude aceptar la presidencia” porque “el honor de dirigir la Junta está contrapesado por las horas diarias que hay que dedicarle. El presidente es el gerente general de una corporación que tiene casi treinta funcionarios. Y es una de las dos ramas del gobierno departamental, que si se le da el rol que le corresponde y se reivindica su rol principal, que es el de colegislador, necesariamente obliga a dedicarle tiempo a la función que, por otra parte, sigue siendo totalmente honoraria”.
Ahora asumió la responsabilidad “porque estoy jubilado”. Sabe que tiene por delante semanas, meses de mucho esfuerzo y dedicación. “Tenemos por delante los dos presupuestos. El de la Junta Departamental, que es para el cual la Junta está realmente capacitada, y el departamental, asumiendo el rol de colegisladores que tenemos, y lo que hace que debamos colaborar”.
“Al presupuesto (departamental) lo tiene que redactar la Intendencia, pero en ese contenido va a haber aportes de la Junta y de la comunidad, sin desconocer lógicamente el peso del aporte de los técnicos municipales que van a elaborar el presupuesto”, subrayó Dighiero, explicando precisamente un tema que fue público en los últimos días, a través de sus expresiones y de otras del intendente Caraballo.
“Eso siempre se ha hecho y --pienso-- lo vamos a hacer. La Constitución y la ley ponen a la Junta en los dos lados a la vez, en el de colegislador y en el de contralor. Por tanto, no hay ninguna contradicción. No he podido hablar con el intendente en estos días, pero lo vamos a hablar. Porque la Junta va a desempeñar su papel de colegislador y colaborador. Como ciudadanos, además, todos tenemos la obligación de colaborar con el presupuesto, que es la ley madre de cada período de gobierno”, subrayó Dighiero.

DEDICARSE A GOBERNAR
Jorge Dighiero --“Chipo” como se lo conoce popularmente--, afirmó que hay diferencias entre la composición de la Junta Departamental de 1985 y la de 2015. “Veo que hay una disposición para mitigar los dolores que todos tenemos. Además, hay una situación política departamental que prácticamente, por la fuerza de los hechos, obliga a cambiar la cultura política departamental. Porque aquí tenemos en los hechos la obligación de por lo menos los dos o tres primeros años dedicarnos a gobernar Paysandú. Las rencillas entre políticos no las pagan los políticos, las paga el pueblo, por la inacción de aquellos”, sostuvo.
“Tenemos un intendente que es muy fuerte en la capital del departamento, que es el jerarca máximo y el administrador de los recursos departamentales. Pero también tenemos a los alcaldes, que están en la mayor parte del territorio, que tienen un enorme poder político pero que no tienen recursos. La mayor parte de sus recursos sale de la elaboración del presupuesto, por lo que se necesita es un presupuesto justo donde el intendente y la Junta del intendente --que es la mayoría de ediles-- presenten una propuesta que contemple todo eso, más allá que habrá que acordarla con las otras bancadas”, explicó.

UNA POSICIÓN DE LA VIDA
Esto llevará --explicó Dighiero-- a que en este período de redacción y aprobación del presupuesto, “se ponga en ejercicio la capacidad de transar y de seguir transando, con el único límite de reconocerse a sí mismo”. Para él, afirmó, “es una posición de vida, es un condicionamiento de la vida política. Creo que hay que cambiar la cultura, hay que dejar de hablar del partido de gobierno y hay que comprender que todos los partidos participan del gobierno”.
Hasta julio del año que viene tiene por delante mucho trabajo como presidente de la Junta Departamental de Paysandú. No le gusta, pero lo asume con gusto. Tras esa presidencia, tendrá su banca esperándolo. Aunque surge la pregunta si puede aceptar entonces un cargo en el Ejecutivo. Rápido, casi cortante, respondió: “No, doy un no rotundo. Si la biología me lo permite, me voy a desempeñar estos cinco años como edil, que para eso fui candidato. En la banca, sin dudas me sentiré como pez en el agua, lejos de las complicaciones de la administración de la Junta. Pero tengo un no rotundo, no volveré al Ejecutivo”.


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