Paysandú, Jueves 23 de Julio de 2015
Opinion | 23 Jul No es ninguna novedad. Somos un país envejecido y los pronósticos indican que lo seguiremos siendo por bastante más tiempo. En este sentido, la reciente difusión de un estudio sobre envejecimiento poblacional alertó respecto a que Uruguay se encamina a ser una sociedad donde el peso de los pasivos sea mayor que el que tiene actualmente.
Las explicaciones son también bastante conocidas: una baja natalidad, que se traduce en la existencia de menor cantidad de hijos por mujer, y el alargamiento de la esperanza de vida, son las variables que desde hace décadas vienen incidiendo en la estructura de la población del país.
El promedio de esperanza de vida es de 76 años, con una mayor esperanza de vida para las mujeres (79 años) que los hombres (72 años). En tanto, de acuerdo al trabajo de la socióloga y demógrafa Mariana Paredes, entre los años 2022 y 2025 nuestro país pasará a tener más personas mayores de 60 años que jóvenes. Actualmente, en nuestro país, las personas mayores de 65 años representan el 15% de la población y el 98% de ellos tiene una jubilación o pensión.
Uno de los principales aportes de las previsiones recientemente difundidas radica en que representan un llamado de atención sobre el escaso tiempo --apenas 10 años-- con el que cuenta el país y la sociedad en su conjunto para ajustar sus políticas y tomar decisiones de inversiones para atender las necesidades de una estructura poblacional que carga el impacto de su seguridad social en los hombros de un población económicamente activa que representa un grupo menor que los jubilados y niños. Dicho de otra forma, cada vez más las personas mayores de 60 años dependerán más de un recurso escaso: la población joven. Y esto implica pensar no sólo en nuestros viejos sino en cómo envejecemos los que estamos en proceso a serlo.
Esta perspectiva requiere también replantearnos nuestra actitud ante las personas mayores, sobre todo la idea de que nuestros ancianos constituyen una “carga social” y pensar, como propone la OMS, en la continuidad de la contribución de las personas de edad a la sociedad, en cómo desarrollamos un “envejecimiento activo”.
Por otra parte, si bien el acceso a la atención primaria en salud es fundamental para la tercera edad, la adopción de prácticas saludables durante toda la vida resulta igualmente importante. En este sentido, el “envejecimiento activo” es mucho más que comer sano y hacer ejercicio, ya que comprende una actitud y abarca la continuidad de la participación de las personas en los ámbitos social, económico, cultural y cívico, así como darles la oportunidad de hacer cosas que ellos desean y la sociedad necesita.
EDICIONES ANTERIORES
A partir del 01/07/2008
Jul / 2015
Lu
Ma
Mi
Ju
Vi
Sa
Do
12
12
12
12
Diario El Telégrafo
18 de Julio 1027 | Paysandú | Uruguay
Teléfono: (598) 47223141 | correo@eltelegrafo.com