Paysandú, Lunes 27 de Julio de 2015
Rurales | 22 Jul El ingeniero agrónomo Marcelo Pereira Machín, técnico del Instituto Plan Agropecuario, realizó un llamado de atención respecto al manejo predial en base al ajuste de carga, “para que el impacto no tenga las consecuencias negativas como las que generó la crisis actual”.
En base a los datos acumulados hasta junio mediante el Monitoreo Satelital de crecimiento de pasturas, el profesional sanducero destacó “la disminución en las tasas de crecimiento de pasturas naturales en casi todo el país. Esta disminución respecto al promedio histórico tiene mayor incidencia en la zona de sierras y colinas de Este”.
El también presidente de la Mesa de Ganadería sobre Campo Natural señaló que, en términos generales, “lo que pasó en diciembre y enero en todas las zonas agroecológicas es que creció el pasto por encima de lo normal. Si miramos el Basalto creció 15% en diciembre, 22% en enero, y el Cristalino un 12% y 18%, respectivamente, en la Cuenca sedimentaria del Noroeste fueron un 5 y 10%, y en las Planicies del Este fue de un 7% en diciembre y 17% en enero, pero en general fueron mayores”.
Sostuvo que las tasas de crecimiento en febrero “fueron normales y luego comenzó un tobogán en la caída de producción y en todas las áreas agroecológicas hace como mínimo cuatro meses que las tasas de crecimiento son negativas respecto de los promedios históricos. Estas tasas se agudizan en las zonas de las sierras del Este y colinas del Este, que son las zonas más afectadas”.
“En las colinas del Este, en mayo y junio el crecimiento fue de 42% y 35% menos a lo normal, y en las sierras del Este la disminución fue de un 26% en mayo y 21% en junio debajo de lo normal. En este sentido, se puede observar cómo se ve afectada esta zona y gran parte del Cristalino”, dijo Pereira. Consideró “una paradoja” lo acontecido en el verano porque “se generó un banco de forraje en diciembre y enero, y ahora no hay forraje suficiente en estas zonas afectadas, sabiendo que las tasas deficitarias de crecimiento se dan en finales de otoño e invierno, y que en invierno lo que no creció, no crecerá. No hay probabilidad que se compense ahora la faltante con el crecimiento en invierno”.
Para el técnico del Plan Agropecuario, “los campos estuvieron muy cargados y hoy se nota, con excepción de aquellos campos en suelos superficiales donde los pastos se quiebran y naturalmente se autolimpian”.
LA CARGA
El profesional considera que merece una reflexión “con qué carga trabajamos: hay una reducción del área de campo natural y área de pastoreo, que desde 2000 hasta hoy se redujo un 10%, del 73% en 2000 al 63% hoy. Además, estos campos son más marginales ya que los mejores se destinaron a la agricultura, hay menos área de pastoreo y de menor calidad y el área de praderas no aumentó. Por este motivo, los campos también están más cargados que lo habitual”.
El banco de forraje que se creó en verano, “se consumió y una de las maneras de solucionar este problema es el manejo de una carga segura. Tener una carga que permita trabajar con pasto y que oficie de seguro para cuando hay déficit de agua, el que puede terminar o no en crisis forrajera. Porque no necesariamente el déficit de agua deba terminar en crisis forrajera; en la generalidad de los casos, si uno hace un manejo seguro de la carga, esto no ocurriría”.
Pereira explicó que “estudios de Facultad de Ciencias marcan que las frecuencias de las sequías en los últimos años no aumentaron, lo que sí aumentó son las crisis forrajeras que se pueden evitar ajustando la carga a tiempo”. Aunque “esta crisis se originó en otoño”, el técnico manifestó que el momento que falta el agua “tal vez no es tan importante cuando es en invierno, pero sí cuando la falta es en primavera y se genera el 60% del pasto y en base a eso debemos manejarnos todo el año”.
Sostuvo que “si tenemos poco pasto y la sequía se da en otoño, eso determina que ingresemos regalados al invierno”. Lo curioso es que se generó “un banco de forraje interesante en verano y entramos sin pasto al invierno. Eso es un fenómeno de la carga, ese pasto se consumió”, dijo. En general el pasto “tiene que sobrar, guste o no guste, porque la variabilidad climática que tenemos nos obliga a trabajar con un seguro y el seguro es trabajar con pasto. Eso dinamiza todo el sistema”, precisó.
VARIABLE TECNOLÓGICA
Pereira afirmó que “el ajuste de la carga” es la variable tecnológica que tendrá más impacto en Uruguay. “Va a tener más impacto en la ganadería sobre campo natural, en las pasturas naturales y la condición o salud de esas pasturas”, acotó. “Hace cinco años que no teníamos crisis forrajeras, que la carga viene aumentando en Uruguay, y que la productividad viene aumentando. Por eso es importante reflexionar sobre estos temas, ya que las crisis forrajeras tienen un impacto muy grande en la trayectoria de las empresas y dejan secuelas por una serie de años bastante larga”, finalizó.
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