Paysandú, Sábado 01 de Agosto de 2015
Opinion | 25 Jul Con el pasaje al Seguro por Desempleo de más de 100 trabajadores de la plantilla de la maltería local Cympay --un 90 por ciento del total-- se genera sin duda un nuevo factor de incertidumbre respecto a la actividad socioeconómica del departamento, aunque es de esperar, como se maneja, que sea de carácter temporal, y que efectivamente se trate de un tiempo para actualización de la industria, teniendo en cuenta que prácticamente toda la producción de malteada de la ex Norteña se coloca en el mercado brasileño.
Esta medida, que rige desde el 1º de agosto, involucra directamente a unas 500 personas, integrantes de las familias cuyos trabajadores percibirán parcialmente las remuneraciones mensuales habituales, y a la vez tiene un afecto de contagio en infraestructura de apoyo, como es el caso del transporte y áreas de mantenimiento, así como en la actividad portuaria, desde que a través de sus exportaciones de cebada malteada y la recepción de cebada cruda en barcazas, cuando la producción del país resulta insuficiente, contribuye a puestos de trabajo indirectos y consecuentemente se reduce la circulación de recursos en el departamento.
Semanas atrás una problemática similar --aún sin solucionar tras el planteo a las autoridades competentes-- ha afectado a la refinadora local Azucarlito, pero en este caso se trata de una merma en la demanda del mercado interno, por la importación irregular y venta al consumo de azúcar que solo debería tener destino de industria, como consecuencia de falta de controles por los organismos que deberían hacerlo.
Está presente asimismo el panorama en la exPaylana, que es gestionada por la cooperativa de extrabajadores de la textil con recursos del Fondes, con personal en el Seguro por Desempleo, con amenaza de cierre y mercados que no le permiten dar viabilidad a su producción, y que en el conjunto también contribuye a que centenares de familias sanduceras estén atravesando una coyuntura muy difícil.
No puede obviarse, en cualquier caso, que estamos ante un escenario delicado, en gran medida debido a que nuestro país ha seguido perdiendo competitividad por los altos costos internos, y sobre todo, repercutiendo negativamente en la rentabilidad de las empresas, porque salvo en el caso de las empresas del Estado, que quedan en rojo pero no se funden, las empresas privadas no corren con la misma suerte cuando el mercado se retrae. Si bien en el caso de la maltería de Paysandú se trataría de un paro en la producción para realizar actualizaciones técnicas de la fábrica, en diálogo con EL TELEGRAFO, uno de los dirigentes del sindicato de AmBev, Roque Apecetche, daba cuenta del panorama que afecta particularmente al sector de la industria del malteado, que es parte de la venta y reconversión de la exindustria cervecera que ha sido orgullo de nuestro departamento y que no hace muchas décadas generaba centenares de puestos de trabajo. El dirigente destacó que la empresa planteó ya hace un tiempo el cierre “temporal” de la fábrica con el consiguiente envío al seguro de paro por cuatro meses del 90% de la plantilla de trabajadores a partir del 1º de agosto, ante la existencia de “un sobrestock acumulado desde hace meses y la recesión en Brasil que no permitió la exportación de la demanda. La capacidad de la empresa no resiste el stock que hay en la fábrica, por lo tanto, se aguardó hasta último momento” para adoptar tal decisión.
A su vez el sector correspondiente al mantenimiento en los talleres quedará trabajando para aprovechar estos meses y poner en condiciones algunas áreas que lo necesitan y “dentro de este panorama, es positivo que se destinen recursos para el mantenimiento de la maquinaria indispensable que tiene años de desgaste”. Según Apecetche, las reuniones continuarán la semana próxima para acordar “una salida lo más ordenada posible de los trabajadores que tomarán sus licencias correspondientes y posteriormente ingresarán al seguro de paro”.
La multinacional de origen brasileño es propietaria además de otra maltería en nuestro país, la de Nueva Palmira, que también será afectada por esta medida temporal para comenzar a trabajar a media producción, con el envío al seguro y entre setiembre y octubre retomaría a la totalidad del personal.
Sin embargo, Apecetche advirtió que la empresa “aduce que los costos de la maltería sanducera son los más caros” y en oportunidades anteriores, “cuando resolvieron por el seguro, acudieron por Paysandú y no por Nueva Palmira. La contestación es siempre la misma: para reducir los costos toman a la filial cuyos productos se han encarecido”, señaló el dirigente.
El problema suscitado en Brasil, que atraviesa una desaceleración y posterior recesión desde hace unos meses, tiene que ver también con un encarecimiento de las importaciones en ese país como consecuencia de la devaluación de la moneda brasileña, que es una medida adoptada por el equipo económico de aquel país en procura de mejorar la relación cambiaria para sus productos.
Ocurre que Brasil es el segundo mercado en importancia para nuestro país, y que por lo tanto, como suele acontecer, cualquier traba o complicación que se suscite en este mercado, repercute inmediatamente en las empresas que tienen ese lugar como principal destino.
Esta situación es a la vez un indicativo más de la interdependencia de la economía regional y mundial, y de la necesidad de que países como Uruguay, altamente vulnerables a los avatares internacionales por depender de sus exportaciones para subsistir, reduzcan costos de producción y logísticos, en suma, de abaratar el país para dar mejor viabilidad a sus emprendimientos, y al mismo tiempo, procurar la mayor diversificación posible en el comercio exterior, como regla general.
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