Paysandú, Jueves 06 de Agosto de 2015
Opinion | 05 Ago Tras una revuelta popular con serios incidentes debido a la falta de una diversidad de productos, incluyendo muchos de primera necesidad, el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, dijo que la muerte de un joven en medio de un saqueo en un comercio de alimentos en el sureste de ese país fue un evento “planificado” ejecutado por “la derecha maltrecha” que, dice, recibe órdenes de Estados Unidos.
“Hoy tuvimos un suceso allá en San Félix (en el estado Bolívar), lamentable. Me informa el gobernador y todos los cuerpos de investigación (que fue) un acto planificado, hay 60 presos, asesinaron vilmente a un trabajador”, dijo Maduro durante un acto transmitido por la televisión estatal VTV.
La muerte del joven se registró en medio de un saqueo en un comercio donde, según medios locales, se presumía que se guardaban varios productos básicos escasos en el país.
El mandatario venezolano relacionó el suceso ocurrido en su país con una declaración hecha por el jefe del Comando Sur de Estados Unidos, general John Kelly, a mediados de marzo, en las que aseguró que el país petrolero estaría “cerca del colapso y de implosionar” por la “triste” situación económica.
“Fíjense ustedes que el general Kelly, el general comandante de del Comando Sur de Estados Unidos, hace cuatro meses vaticinó, (...) que julio era el mes de la implosión social en Venezuela. Ustedes saben que un general del ejército de Estados Unidos no vaticina: ordena, actúa, y la derecha maltrecha de Venezuela ejecuta”, afirmó.
El gobierno socialista, dijo Maduro, venía “siguiéndole la pista a eventos como este” que habían sido planificados en otros estados del país pero que habían sido desarticulados por los cuerpos de seguridad a través del operativo llamado “Operación Liberación del Pueblo (OLP)”.
“Yo quiero rechazar totalmente lo que ha hecho este grupúsculo contra el pueblo del estado Bolívar, y les digo y así me comprometo, va a haber justicia con quienes asesinaron a este muchacho trabajador en San Félix y quienes provocaron zozobra”, dijo.
Maduro rechazó una supuesta tesis, que dijo es promovida por sus opositores, en las que se afirmaría que la muerte del joven en San Félix es parte de “un plan del Gobierno para llenar de violencia el país y suspender las elecciones de diciembre”.
Como es sabido, y este es un claro ejemplo de ello, los dirigentes políticos de Venezuela no se la van con chiquitas a la hora de las acusaciones y las denuncias de conspiraciones, y en lo que refiere a Maduro, insiste en que los problemas que azotan a la nación caribeña, incluido el desabastecimiento, es todo culpa de Estados Unidos y de los opositores, pero no de las políticas que ha llevado adelante el gobierno de Chávez y el que él mismo encabeza, que ha sido continuista pero sin el liderazgo del desaparecido mandatario, que permitía atenuar el peso de fundadas críticas.
De acuerdo a informaciones del diario local de Bolívar Correo del Caroní, el evento trágico a que nos referimos ocurrió cuando un grupo de personas saqueó el depósito del supermercado Uniferia, donde se presumía que se encontraban almacenados productos como leche, pañales, café, arroz, harina, entre otros artículos de primera necesidad que actualmente se consiguen por cuentagotas en el país.
Voceros opositores, entre ellos el excandidato presidencial Henrique Capriles, responsabilizan al gobierno de Maduro de ser “indiferente” ante la crisis de escasez, desabastecimiento y la violencia que experimenta el país petrolero.
Durante el último año, Venezuela ha experimentado frecuentes ciclos de escasez y desabastecimiento, lo que ha provocado largas colas de personas en las tiendas que disponen de los productos escasos, principalmente alimentos y artículos de higiene personal. Tanto es así que el propio gobierno hace dos años y medio que no publica datos oficiales de escasez.
Es que la nación venezolana ha vivido durante prácticamente toda su existencia de los ingresos por las exportaciones de petróleo, sin ninguna estructura productiva, ni siquiera de alimentos primarios de sencilla producción en sus condiciones de suelo y clima, y en el caso de los gobiernos de Chávez, ha utilizado su inmensa riqueza petrolera y la billetera fácil –pero no gratis—para conquistar adhesiones de regímenes afines en la región.
Pero la falta de sustentabilidad de estas políticas, apoyándose en el asistencialismo en procura de obtener rédito político-electoral, ha hecho que se sea en extremo dependiente de las importaciones hasta de los artículos más elementales, que hace que este país no cuente siquiera con la infraestructura mínima para estar por lo menos cerca de la autosuficiencia en rubros de alimentación y de servicios esenciales.
Ello explica que cuando se registra una caída en los precios internacionales del crudo, un país riquísimo, que nada en petróleo, no cuenta con divisas para importar estos productos y hasta mantenga deudas con países exportadores de alimentos como Uruguay, dejando en jaque a numerosas empresas, que recién ahora tendrán la posibilidad de cobrar en el marco de un reciente acuerdo entre gobiernos.
Este escenario pone de relieve que las políticas populistas como las que se llevan adelante en la república bolivariana de Venezuela son pan para hoy y hambre para mañana. Pero siempre necesitan de chivos expiatorios para justificar su fracaso, en este caso la intromisión del “imperio”, cuando en realidad llevan en su seno la semilla del fracaso, por ir contra las leyes de la economía y del sentido común.
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