Deportes | 03 Ago El fútbol tiene estas cosas. Un cuadro juega mejor, domina por momentos terreno y pelota, pero no puede convertir y su adversario llegando esporádicamente convierte un gol y se queda con la victoria.
Y por cierto que en este Centenario 1 Independiente 0, hubo bastante de eso, aunque claro está, el mayor argumento fue todo lo que se atajó el arquero Federico Acosta --incluido un tiro pena-- y algo también de capacidad o “falta de liga” a la hora de definir.
Claro, esto también cuenta, Centenario jugó con un hombre de menos desde los 44’ del primer tiempo cuando lo expulsaron a Meneses, lo que obligó naturalmente a un esfuerzo mayor, significando un aporte menos para una ofensiva que tuvo un par de intentos en el tiempo inicial, que se animó luego cuando en el segundo tiempo Acosta le atajó el penal a Almirón y que fue un poco más insistente al final, tanto que obligó a que los defensas rivales cometieran dos faltas capitales.
La primera fue dudosa a nuestro criterio, y de donde precisamente surgiera luego la exacta ejecución de Melgarejo para darle la victoria a Centenario.
Y quizás, dando razón a aquella apreciación que viene desde los primeros tiempos del fútbol, “los goles no se merecen, se convierten” Centenario lo cumplió porque anotó uno y fue definitivo.
Los dos con parecidos sistemas tácticos, con mejor salida y sincronización en los rojos, en donde Rodríguez se juntaba con Aramburu para combinar o tirarse un par de “paredes” que abrían brechas.
Pero Acosta estaba en su tarde, y prácticamente en una misma jugada voló primero hacia un lado y después hacia el otro para sacar sendos cabezazos que buscaban las piolas.
Ya en el complemento, Independiente siguió buscando, vino el penal que Acosta atajó de manera excelente y en los 10’ finales Centenario creció y buscó por izquierda.
Llega el primer penal que Melgarejo convierte y ahí se liquida todo.
El segundo, esta vez atajado, ya no cambiaba la historia. Los “gringos” hicieron su gol y punto. “Chapatín”