Paysandú, Domingo 09 de Agosto de 2015
Locales | 02 Ago El Ministerio de Salud Pública suspendió por dos meses la habilitación para ejercer la medicina al anestesista que, por haber obrado con un comportamiento “negligente”, fue responsable de la situación de estado vegetativo o de “mínima conciencia” en que se encuentra un joven de 29 años, según la descripción médica.
Los hechos comenzaron el 30 de diciembre de 2010, cuando un paciente joven (de 24 años en ese entonces) fue intervenido en Comepa por un desvío del tabique nasal (septuplastia) y la extirpación de la vesícula biliar (colicistectomía laparoscópica), en dos operaciones hechas el mismo día en forma consecutiva.
A las 14.05 comenzó el trabajo en el quirófano, que terminó a las 15.30 sin que el médico anestesista, al completar la planilla, hubiera registrado problemas. Según el dictamen de la Comisión de Salud Pública que trató el tema, el médico firmó incluso “que había verificado el posoperatorio inmediato y mediato del paciente”.
Sin embargo, esto no habría sido así, y según el mismo documento se establece que “el informe de los doctores (…) y (…) señalaron que el funcionamiento de la sala de pre y posoperatorio indica que el médico que cumple el acto anestésico es el responsable del posoperatorio inmediato y mediato del paciente que se trate”.
En el punto 13 del informe oficial, se destaca que el anestesista estuvo “entre 15 y 20 minutos en la sala de despertar” y constató que “el paciente se encontraba en buenas condiciones”, por lo que él mismo declaró que “por tratarse de una fecha especial, me dirigí nuevamente a la sala de operaciones para despedirme de algunos colegas que allí se encontraban para luego retirarme del sector”, y reconoce más adelante que “luego de retirarme y cuando me encontraba realizando unos trámites en el centro de la ciudad...”, probando así “que no solo se retiró del sector, sino del sanatorio”.
El médico, en sus descargos posteriores, dijo que se retiró “sumamente tranquilo, a sabiendas de que en el block quirúrgico se encontraba otro colega anestesiólogo”.
Según el informe oficial, alrededor de las 16.15, unos 45 minutos después de haber terminado la operación, la auxiliar de enfermería de turno notó que el paciente estaba en un paro cardiorrespiratorio (presumiblemente a causa de un enema agudo de pulmón posobstructivo), por lo que fue a llamar a los médicos que estaban en la sala de operaciones y en la Unidad de Cuidados Intensivos (CTI), quienes “realizaron tareas de reanimación y luego de entre 15 y 20 minutos restablecieron una buena función cardíaca”.
Más allá de haber recuperado signos vitales, el paciente “quedó con una severa secuela neurológica deficitaria, que debe atribuirse a una encefalopatía hipóxico-isquémica y que se sabe es provocada por las mencionadas alteraciones respiratorias y circulatorias cuando, sin maniobras de reanimación que las compensen, se prolongan por más de cinco minutos”. La encefalopatía hipóxico-isquémica es el síndrome producido por la disminución del aporte de oxígeno o la reducción mantenida del flujo sanguíneo cerebral al encéfalo. Puede ser provocada por una hipoxemia sistémica (asfixia, insuficiencia respiratoria), una alteración en el transporte del oxígeno (anemia aguda, intoxicación por monóxido de carbono) o una reducción del flujo sanguíneo cerebral global (paro cardíaco).
Dada su situación, el paciente fue internado en el CTI de la prestadora privada, donde estuvo seis meses “con una severa secuela neurológica deficitaria que lo mantuvo en posición fetal (…), sin respuesta a los estímulos, varias infecciones respiratorias y urinarias, y necesitando una traqueotomía con válvula de fonación, una gastrostomía de alimentación y fisioterapia especializada”.
Los informes médicos establecen que el joven paciente “está en estado de mínima conciencia” y “reacciona inconsistentemente sin que haya ningún tipo de estimulación. La primera reacción puede ser un dolor profundo, puede abrir los ojos, pero no enfoca nada en particular”.
El informe indica que el médico anestesista “se apartó de lo que en esta materia establece la lex artis” y “los estándares de la American Society of Anestesiologists, que son tomados como referencia en todo el mundo”. Esos estándares establecen que “durante la recuperación de la anestesia, el estado del paciente debe ser continuamente evaluado” y que “debe asegurarse la disponibilidad de un médico capaz de manejar las complicaciones y realizar la resucitación cardiopulmonar, y que el responsable del alta del paciente de la unidad de posoperatorio sea un médico”. Sin embargo, el médico se había retirado dejando a una auxiliar de enfermería al cuidado del paciente y sin haber avisado a otro médico anestesista que se retiraba del sanatorio para que este se hiciera cargo del joven recién operado. Por estas razones, la Comisión de Salud Pública resolvió el pasado 9 de junio (cuatro años y medio después de los hechos) “suspender la habilitación para el ejercicio de la profesión médica al doctor (…) por un período de dos meses”.
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