Opinion | 04 Ago El informe de la Unidad Nacional de Seguridad Vial relativo a los accidentes viales en la primera mitad de este año reporta un descenso del 5,1% respecto a igual período del año pasado. Aún así, entre enero y junio de este año se produjeron 260 fallecimientos en accidentes de tránsito mientras que hubo 16.000 lesionados.
Esto representa un total de 88 lesionados por día y según los cálculos de la Unasev, hubo un fallecido en siniestros de tránsito cada 17 horas. Demasiado para un país tan pequeño como el nuestro. Y lo peor del caso es que muchas de esas muertes podrían haber sido evitadas.
Imprudencia, falta de uso de elementos de seguridad como el casco o cinturón de seguridad, exceso de velocidad, adelantamientos incorrecto, y la mala combinación de alcohol o drogas con la conducción son algunas de las conductas de riesgo que lesionan o apagan vidas cada día en nuestras calles. En muy pocos casos se trata de pura y simple fatalidad.
Por otra parte, el estudio de los accidentes continúa mostrando ciertos patrones comunes que pueden asociarse a conductas de riesgo. Por ejemplo, existe un período crítico (entre las 20 horas del viernes y las 8 de la mañana del lunes) donde se registra el 40% de los accidentes. A la vez, estos accidentes fatales tienden a concentrarse en ciudades o caminos departamentales (en el 63,1% de los casos), mientras que solo un 37% ocurre en rutas nacionales. Asimismo, más de la mitad de los fallecidos circulaban en una motocicleta (54,2%). Por otra parte, estos siniestros presentan "picos" de ocurrencia entre jóvenes de 20 a 24 años y en los mayores de 70.
De esta forma, la información disponible señala claramente dónde están los mayores desafíos para la superación de situaciones de riesgo. Por ejemplo, es claro que la tasa de mortalidad aumenta los fines de semana e involucra principalmente a motociclistas. El día y la hora en que ocurre el siniestro y su relación con la gravedad no es un dato irrelevante; por el contrario, importan a fin de comprender mejor el fenómeno y para el diseño de las políticas y aplicación de medidas de prevención y control en todo el país.
Como indicó el presidente de la Unidad Nacional de Seguridad Vial, Gerardo Barrios, en declaraciones realizadas en Montevideo, "la lectura positiva es que la cifra de fallecidos viene disminuyendo (…) Pero lo negativo es que es un proceso muy lento que involucra a mucha gente". Para cambiar más rápidamente esta situación se requiere un trabajo sostenido de las autoridades con competencia en el tema y una mayor toma de conciencia por la población respecto a su rol en el tránsito y su capacidad para evitar hechos penosos que afectan muchas más vidas que la de la víctima.