OPINIÓN

Locales | 09 Ago LA SINRAZÓN DE LO PERMANENTE
Lamentablemente en Paysandú hay algunas cosas que encajan perfecto en esta definición de status quo. Y no hay razón razonable para que hayan entrado en esa vidriera de perlas ciudadanas que adornan la dejadez. Se supone que “es porque sí nomás” que están allí y así, y se supone que este nuevo gobierno –que se espera quiere hacer las cosas bien– las solucionaría a la brevedad, para no seguir pasando vergüenza ajena –porque se supone son parte de la herencia maldita–.
A saber: 1- La vereda del Florencio. En “estado de olvido permanente”. Son unos pocos metros cuadrados que se cuentan con la mano. Desde que lo reinauguraron está sin hacer, y sin motivo. El contrapiso está firme y pronto esperando que se le coloquen encima unas baldosas de vereda común... ¡hace un año largo! Si la excusa fuera que había que esperar por la recimentación que se hizo o algo así, ya pasó. Igualmente se pueden colocar unas baldosas sencillas de vereda por si algún día hay que sacarlas.
Y de paso se puede hacer una rampa “como la gente” para discapacitados, porque –dicho sea de paso– esa de palos (que desentona con el nivel del teatro) era absolutamente provisoria. Y más necesaria el reclamo ahora que tenemos de nuevo el Café. No sería razonable ni útil esperar a que se termine el harto mentado proyecto de la calle 19 de Abril para “hacer todo junto”, porque podemos estar varios años más sin vereda a la entrada de nuestra principal sala. Estamos hablando de unos pocos metros de baldosas, no de cinco arenas anteleras.
2- El cartel a la entrada de la semipeatonal. Que ya no cumple más su función. Porque entró hace tiempo en “estado de desinformación permanente”. Ni siquiera se lee lo que además está (estaba ya) equivocado: plazo de entrega, monto, etcétera. Tres personas con un poco de ganas, medio dedo de frente, una amoladora, 15 minutos y un camión, es todo lo que se necesita.
Como adorno de una plaza, no pega. Y menos al lado de la vistosa puerta de entrada a la semipeatonal, que tiene al lado una placa conmemorando... ¡el año! ¿Se colocan placas para conmemorar un año de una obra cualquiera? Sin duda que no, pues estarían todas tapadas de bronce. Esa placa está en “estado de ridiculez permanente”. Ya que van a sacar el cartel, podríamos hacer precio dos por uno, como buen bolichero.
3- El cartel del “Toto sigue”, en la esquina de la Terminal, en “estado de desactualización permanente”, es todo un poema de abandono. Lo único que sigue es el cartel, porque el que dice ahí que sigue, no sigue. ¿No era que los partidos tenían un plazo para retirar la cartelería y cumplido éste la propia Intendencia se encargaba de retirarla al instante? Es una empresa privada la arrendataria del espacio, y es rara su actitud. A no ser que esta empresa se haya contagiado de nuestra dejadez pública habitual. ¿Seguirá pagando el arrendatario? Raro, ¿no?
4- La baldosas rotas de la semipeatonal. En “estado de rotura provisoria permanente”. Sobre todo las de los agujeritos. Hace muchos meses, cuando un quejoso se quejó en estas mismas páginas, se le contestó que se reparaban inmediatamente (o algo así). Peor aún: que había una persona que hacía el monitoreo diario... y que ni bien se detectaba una rotura, se solucionaba. Algo paranormal pasó. A ver: o las rotas las sustituían con rotas (sin darse cuenta) o al veedor veredero oficial se lo tragó para siempre un agujero de una de las rejas flojas, o al que aseguró que se reparaban le creció la nariz bien larga. Encima que no quedó muy linda la vista con cuatro tipos de pavimento diferente, rota.
5- Las columnas del Estadio Artigas. En “estado de desmantenimiento permanente”. Cualquiera que pase distraído por allí se da cuenta a la sombra y con lentes de sol que hace exactamente 20 años que no se las repinta. En este caso el tiempo es oro... y se transforma en óxido. ¿Cómo estarán los tornillos de abajo? No hace falta explicar las consecuencias de estas faltas de mantenimiento. El ejemplo de la plaza Acuña alcanza. Antes de irme pido perdón si se hizo alguna vez, pero no se nota.
Señor director: podríamos seguir, pero pa' estrella linda, bastan cinco puntas.
Observador