Opinion | 08 Ago Es bueno ubicarse en el mundo real, cuando abundan los reclamos sectoriales y los planteos por mejores remuneraciones, lo que es un ideal a lograr en todo escenario, porque sin dudas a todos nos gusta vivir mejor, con ingresos que alcancen para cubrir necesidades y darse algún gusto de vez en cuando.
No es mucho pedir, al fin de cuentas, y en ello se apoyan por ejemplo reclamos y medidas de fuerza como el paro general del Pit Cnt del jueves, solo que no alcanza con levantar el puño y alzar la voz y eslóganes en el reclamo, porque si no la cosa sería muy fácil: aquel que más grita supuestamente tiene la razón de su lado, y el demandado inmediatamente satisfaría planteos que supuestamente está negando por mera voluntad.
El punto es que estamos ante conflictos de intereses y sobre todo de disponibilidad de medios, pese a que en los reclamos panfletarios todo se limitaría a la lucha de clases y el trabajador contra quienes los explotan.
Una pista ilustrativa de cómo se dan las cosas surge de un reportaje de El País al empresario Marcelo Ríos, gerente general de Panificadora La Sin Rival, de Montevideo.
Entre otros aspectos señala que “el informalismo es un competidor a nivel nacional, no importa la industria ni el producto. El que un punto de venta no esté registrado, el que se venda harina a lugares que no están registrados, perjudica a todos los que sí lo estamos y a la economía nacional”.
Paralelamente evaluó que “este año los costos se nos están incrementando. Compramos la harina en dólares, si el molino no te la sube, igual subió para nosotros porque el tipo de cambio aumentó de $ 24 a $ 29. También nos preocupan los acuerdos de precios que se están manejando ahora. Anteriormente, las grandes superficies no aceptaron la lista de precios nuevos. Entonces, a nosotros se nos incrementan los costos y no lo podemos trasladar a precio. En algún momento tenemos que cortar eso, porque no vamos a querer fundir a las empresas, dejar gente sin trabajo, y no nos vamos a poder preocupar por las calidades”.
Por otro lado señaló que “a mí me gustaría darle más aumento a los trabajadores del que se les da por Consejo de Salarios”, pero “lo que me preocupa es el aumento de los costos; me gustaría que otros costos no me subieran para tener margen y poder darle más a los trabajadores”, en tanto “si todos los costos me aumentan, entre ellos el salario, no quiero cortar por lo más fácil. El primero en caer siempre es el trabajador, lamentablemente”, y consideró que “hay una realidad que nos excede”.
Bueno, precisamente de realidades se trata, y de hacer que en un mundo donde nadie regala nada, cada uno asuma sus responsabilidades y se adecue a las circunstancias, que están por encima de los planteos simplistas del sálvese quien pueda, porque esta es la mejor forma de hacer que nos hundamos todos.