Paysandú, Lunes 17 de Agosto de 2015
Locales | 17 Ago Si Ancap fuera una empresa privada, “hace muchos años que no existiría”. Hoy la empresa pública de combustibles, lubricantes, gas, alcohol y portland debe diez veces más que el valor de su patrimonio, arrastra un déficit de 500 millones de dólares y en diciembre sumará otros 100.
El Parlamento ha puesto la mirada en Ancap y ha designado una comisión investigadora. El director de la oposición, el economista Diego Labat, del Partido Nacional, reveló a EL TELEGRAFO la enclenque situación de la empresa que en apenas cuatro años vio reducirse dramáticamente su patrimonio, enfrenta grandes intereses de deuda en dólares, ha visto multiplicarse sus gastos fijos y alimenta a su subsidiaria ALUR al pagarle con sobreprecio por el bioetanol que produce en las plantas de Paysandú y Bella Unión.
“Ancap tenía 1.100 millones de dólares de patrimonio en 2012. Bajó a 870 millones de dólares en 2013 y a 440 millones de dólares en 2014. Con el alza del dólar, y como el patrimonio se mantiene en pesos uruguayos, va a terminar 2015 con 200 millones de dólares de patrimonio”, dijo Labat.
“El patrimonio”, explicó, “es el capital que tiene la empresa, es lo que verdaderamente vale la empresa. Una empresa puede deber plata, hasta es sano, pero lo que importan son las proporciones. Uno no puede deber diez veces lo que tiene como patrimonio”.
“Sería un gran negocio trabajar con plata prestada si un negocio anda bien y produce, a modo de ejemplo, un 12% del que se usa el 4% para el pago de la deuda. Así se ganaría un 8%. Pero si ocurre al revés, le tengo que pedir al capital para poder pagar los préstamos”, destacó el director nacionalista de Ancap, que integra además los directorios de ALUR y de Gas Sayago.
Ancap en 2005, “en particular, no tenía déficit”. Ahí se inició un proceso “con un plan estratégico que se fija el ente. En realidad, una buena parte de las inversiones uno las puede compartir. Había que hacer una desulfurizadora, mejorar la calidad del combustible”. Pero el proceso tuvo dos problemas esenciales: el primero, el origen del dinero y el segundo, que las inversiones realizadas no generaron --hasta ahora-- las ganancias esperadas.
“El problema”, indicó Diego Labat, “es que en este proceso el Estado no puso un solo peso. Todo el proceso de inversiones se hizo con plata prestada. Ancap no hizo ninguna capitalización desde Rentas Generales. Y eso fue un error grave. Si se tiene un negocio y se quiere expandir abriendo otro, lo lógico es poner un poco más de capital. Probablemente se pida un préstamo, pero hay que poner más capital previendo que el nuevo pueda ir mal. Es lógico agregar capital, en mayor o menor proporción. Y aquí no se hizo eso”.
“¿Está prohibido establecer un negocio solo con plata prestada? No, de ninguna manera. Pero si uno hace eso, debe saber los riesgos. Y en este caso, los riesgos generaron una situación muy compleja”, explicó Labat.
Y eso se aprecia en los números en rojo de la empresa pública. “Ancap en 2005 debía 340 millones de dólares”. Durante la presidencia de Daniel Martínez (el actual intendente de Montevideo), la deuda pasó a 1.000 millones de dólares”. Y luego, durante la presidencia de Raúl Sendic (el hoy vicepresidente de la República) “la deuda llegó a 2.200 millones de dólares”. El año pasado “cerró con una deuda de 2.173 millones de dólares”.
La facturación, en tanto, “se ubica hoy en 3.300 millones de dólares”. Pero además de la deuda y de los gastos generados por la producción, Ancap “vio crecer sus gastos fijos de 130 millones de dólares a 330 millones”. Y los gastos de personal “pasaron de 40 millones de dólares a 180 millones”.
Para fin de año sumará otro déficit. “La ministra de Energía”, Carolina Cosse, “dijo que será de 50 millones de dólares, pero yo creo que será un poco más, de alrededor de 100 millones de dólares”, expresó Labat. Empero, para este déficit, que en condiciones de mercado debería ser mucho mejor, operó el aumento encubierto de combustibles de enero pasado.
“En enero, la rebaja de los combustibles fue del 3% cuando en realidad el crudo había bajado un 40%. Eso fue un aumento implícito. La rebaja debería haber sido del 15%. Y parte de ese dinero del aumento no presentado como aumento ayudará a componer las finanzas de Ancap”, aseguró Labat.
Hay, no obstante, alguna visión diferente. “Algún director ha dicho que el déficit será producto de que no se ajustó toda la paramétrica” que fija el precio de los combustibles. “Entonces, si se hubiera ajustado la paramétrica como dicen, no quiero saber dónde estarían hoy los precios”, que de todas formas --y holgadamente-- son los más caros de la región.
ALUR COBRA EL DOBLE
O EL TRIPLE DEL
PRECIO INTERNACIONAL
Este año la facturación de ALUR será superior a los 100 millones de dólares. La planta de Bella Unión puede producir 30.000 metros cúbicos de bioetanol y la de Paysandú, 70.000 metros cúbicos. Actualmente Ancap mezcla los combustibles al 7% con bioetanol y se espera llegar a una mezcla al 10%. En las condiciones actuales, la planta de Paysandú “que es más eficiente y por tanto produce alcohol a un precio menor” podría atender toda la demanda de Ancap, pero debido “a cuestiones sociales, a determinaciones territoriales y políticas” se mantiene la planta de Bella Unión aun cuando es más ineficiente.
La razón es bastante simple. No importa el elevado costo del bioetanol de ALUR, Ancap igual paga el costo, aun cuando sabe que es muy superior --el más barato más del doble-- que el precio internacional en la región, donde “si se quisiera, se podría comprar la cantidad total que necesita Ancap” para su mezcla con los combustibles.
“En números muy gruesos, el alcohol en Argentina cuesta 50 centavos de dólares y la planta de Paysandú lo vende a 1,10 dólares”, dijo el director por el Partido Nacional y agregó que “los valores de Bella Unión son muy caros. Cuando uno piensa en una política a largo plazo, donde los biocombustibles se independizan de la matriz petrolera, hay una justificación si hoy se paga un poco más, porque mañana se debería pagar un poco menos. Pero para eso hay que estar en valores cercanos”, que hoy no lo están entre las dos plantas de ALUR.
La razón por la que Argentina tiene un precio muy barato “pasa porque ese país otorga un montón de beneficios fiscales. Entonces les conviene poner precios subsidiados. Hay que ver si la lógica argentina se mantiene en el tiempo”. No obstante, incluso sin esos beneficios fiscales el precio del vecino país seguiría siendo más barato. “Si la pregunta es si podemos producir alcohol a 50 centavos de dólar, la respuesta es no. De ninguna manera”. Sí queda “espacio para bajar unos cuantos centavos y de hecho ese proceso está en marcha y hemos reducido costos en un 20% en la planta de Bella Unión”.
El costo por dos y a veces por tres del alcohol de ALUR ha provocado parte del déficit que tiene Ancap y que en los dos últimos años se estima en 500 millones de dólares. “De eso no hay dudas; como unos 180 millones de dólares”.
Por otra parte, los costos de ALUR “aumentan porque los costos del país han aumentado mucho. Y eso repercute, por ejemplo, en los productores de Bella Unión. Vengo de tener una reunión por el tema riego que ha subido muchísimo. Creo que sobre esos costos se puede actuar, pero sobre otros, no. Los costos de UTE, la mano de obra también. Hay entonces que enfatizar en la gestión y sobre eso se está trabajando”.
“NO SE PUEDE DINAMITAR”
LA PLANTA DE BELLA UNIÓN
Si la planta de ALUR en Bella Unión tiene costos bastante más elevados que la de Paysandú, la lógica empresarial indicaría cerrarla o al menos interrumpir su producción. Pero Diego Labat muestra también una visión diferente.
“Hay que tener en cuenta que hay una ley votada y que fue también votada por el Partido Nacional. Sí se pidió que de alguna manera se aplicaran beneficios fiscales porque los biocombustibles pagan lo mismo que el combustible refinado. La política de biocombustibles tiene razón de ser”, dijo en el inicio de su explicación.
“Para la planta de Bella Unión hay un montón de consideraciones políticas y de gestión territorial. La planta es el centro que impulsa a Bella Unión, de eso no hay dudas. Entonces, cuando uno está en la empresa, tiene que tomar una decisión. Se puede pensar en dinamitarla o se puede intentar optimizar la gestión. Y este último es el camino”.
“Hay que intentar adaptarse, pensar en lo que se puede hacer en gestión, con las coordinaciones adecuadas. A la gente de Bella Unión se les había prometido unas 12.000 hectáreas de cultivo y hoy se está en 10.000. Y como tienen una rotación cada cinco años, en realidad son 7.500 hectáreas”, indicó más adelante. En cuanto a la planta ALUR de Paysandú, “hemos sido críticos”, declaró, porque se ha denunciado que “se ha pagado dos veces; pero tengo que dar el beneficio de la duda para escuchar las explicaciones de por qué ese gasto. Lo que sí es claro que se licitó una parte de la obra y la empresa que ganó después siguió construyendo los periféricos, aparentemente sin licitación”. No obstante, confirmó que “ALUR está siendo investigada junto con Ancap, lo que incluye las plantas de etanol”.
AÚN 200 MILLONES
DE DÓLARES MÁS
Actualmente “no quedan grandes inversiones. Básicamente las que faltan del famoso plan estratégico incluyen el horno 3 de Paysandú, para el que se ha comprado el equipamiento y falta la obra civil, por unos 100 millones de dólares. Y otros 100 millones de dólares en mejoras tecnológicas en la planta de Minas”. Pero el problema de fondo persiste. “El problema es que el plan estratégico se hizo todo con plata prestada y se deben pagar los intereses en dólares. Por tanto, si sube el dólar, Ancap tiene que aumentar el precio de la nafta en dólares porque si no, no alcanza para pagar los préstamos”, indicó Labat. “Ese es el tema de financiamiento. Pero el segundo tema es que las inversiones no han dado los resultados que tenían que dar”, no generan ganancias que puedan ser utilizadas para amortiguar la deuda, concluyó el integrante del directorio de Ancap.
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