Paysandú, Miércoles 19 de Agosto de 2015

China devalúa y el mundo tiembla

Opinion | 13 Ago En las últimas horas, sorpresivamente en cuanto al momento, pero no improbable, desde Pekín se anunció la devaluación de la moneda china, el yuan, lo que ha aportado un ingrediente adicional al clima ya nervioso desde hace tiempo en la economía mundial.
Y no se trata del monto muy modesto de la devaluación --un 2 por ciento de la primera, el martes-- sino del protagonista, desde que la nación china es poco menos que la locomotora de la economía mundial para los exportadores de commodities, fundamentalmente, incluyendo a Uruguay, y en una medida similar, a la región del cono sur latinoamericano.
Pero el miércoles el Banco Popular de China (central) volvió a rebajar otro 1,62% el tipo de cambio de referencia del yuan respecto al dólar, tras anunciar este martes una reforma en el sistema cambiario.
El banco central chino, que cada día establece un tipo de cambio de referencia y permite que fluctúe hasta un máximo de un 2% respecto a ese precio medio, justificó en un comunicado su decisión por la baja cotización de la moneda en la víspera.
El nuevo mecanismo de fijación del tipo de cambio del yuan obliga a que la paridad central (el nombre que dan las autoridades chinas al valor de referencia diario marcado por el Banco Popular) siga la evolución de su precio real en el mercado.
Esta medida llegó una semana después de que el Fondo Monetario Internacional (FMI) propusiera aplazar la inclusión del yuan en la cesta de divisas que forman su moneda interna, llamada Derechos Especiales de Giro (SDR), para la que se requiere haber sido calificada por la institución como de “uso libre”.
Sin embargo, durante el fin de semana también se publicaron los datos del comercio exterior de China en julio, que mostraron una caída de las ventas al exterior del gigante asiático de un 8,3% interanual, por lo que algunos analistas ven en la devaluación del yuan un movimiento para ayudar a las empresas del país a exportar.
Los observadores recuerdan que en el historial económico mundial se han dado grandes devaluaciones, como la de la libra esterlina en 1967 y 1992, o la del peso argentino en 2001/2002, y desde el punto de vista regional y particularmente para Uruguay, la que decidiera de golpe y porrazo Brasil en 1999, que devastó a gran cantidad de empresas de nuestro país que tenían al vecino norteño como único mercado para sus exportaciones.
Empero, la devaluación del yuan de China, también generó grandes efectos en los mercados, afirmó la revista británica The Economist, aunque hay coincidencias a nivel de los observadores en el sentido de que el punto no es el monto sino la señal que se transmite a los operadores internacionales.
Por lo pronto el Banco Popular de China, describió la medida como una “depreciación excepcional” en base a una nueva forma de gestionar el tipo de cambio que refleja mejor las fuerzas del mercado.
En lo que refiere a las eventuales repercusiones en Uruguay, el gerente senior del Departamento de Economía de CPA Ferrere, Alfonso Capurro, dijo a El País que “en principio la devaluación de China parece poco relevante cuantitativamente, pero creemos que abre un conjunto de interrogantes que generan incertidumbre”.
Evaluó que un aspecto de esta señal es que “refleja que la desaceleración de China es preocupante. Las autoridades venían intentando preservar el valor de la moneda para que el yuan sea atractivo como activo de reserva. La decisión de devaluar en forma abrupta refleja que la desaceleración preocupa a las autoridades”.
Otro punto es que “ejerce presión a la baja sobre el precio de los commodities (materias primas) porque China es más pobre en dólares”, destacó.
Es decir que el nuevo escenario puede evaluarse como de un menor empuje de la demanda china al mismo tiempo que procura abaratar sus exportaciones, pero a la vez todo indica que se generaría un reacomodamiento equivalente o respuestas de distinta índole en muchos de los protagonistas del intercambio comercial mundial.
Lo explica Capurro al considerar que “genera incertidumbre sobre el futuro de las monedas emergentes y podrá ser el comienzo de un nuevo capítulo de la Guerra de Monedas”. El término fue usado por el exministro de Economía brasileño, Guido Mantega cuando Estados Unidos llevó sus tasas a 0% (las que aún mantiene) y debilitó al dólar.
Precisamente está la posibilidad de que no se trate de un único reacomodamiento de China de cara al mundo, sino los primeros de sucesivos ajustes con objetivos que en principio aparecen como poco claros, pero naturalmente jugando en favor de sus intereses, con la diferencia de que teniendo en cuenta el tamaño de su economía lo que haga o deje de hacer se multiplica en cuanto a sus consecuencias en países más vulnerables y dependientes.
Capurro sostuvo en este sentido que “en principio China anuncia una devaluación de una sola vez, pero el Banco Popular advierte que a futuro habrá menos flotación administrada y tendrán más peso las fuerzas del mercado. En un contexto de desaceleración eso abre la posibilidad de un debilitamiento mayor del yuan hacia adelante.
Hoy no podemos descartar que a futuro tengamos una serie de devaluaciones escalonadas para amortiguar la desaceleración de la industria y de las exportaciones”.
En la misma línea, no es aventurado considerar que el efecto final de estos movimientos dependerá de si se trata de una minidevaluación o de un ajuste cambiario mayor, así como si va acompañado de otras medidas del gobierno chino, como impulso fiscal, inversión pública, expansión monetaria y crediticia, para tener una visión integral de las alternativas de un escenario que, si algo pueda darse por seguro, es que no va a pasar desapercibido en otras latitudes.


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