Paysandú, Miércoles 19 de Agosto de 2015
Opinion | 15 Ago Con un escenario económico de recesión e inflación y el convencimiento marcado de una mayoría de brasileños de que la presidenta Dilma Rousseff no fue franca respecto a esas condiciones cuando se postuló para la reelección presidencial, la dirigencia política del gigante norteño explora alternativas para tratar de zafar de un empantanamiento que inmoviliza a la nación.
Y en esta revisión, el presidente del Senado de Brasil, Renán Calheiros, se reunió con el ministro de Hacienda, Joaquim Levy, para elaborar una agenda de medidas inmediatas ante la crisis, tras lo que propuso poner fin a la “unión aduanera del Mercosur”, iniciativa que sería presentada a la mandataria Dilma Rousseff.
“Acabar con la unión aduanera del Mercosur para posibilitar que Brasil pueda firmar acuerdos bilaterales sin depender del apoyo de los demás miembros del Mercosur”, dice la iniciativa de Calheiros, que está incluida en la “Agenda Brasil”, modificada en la noche del miércoles luego de una conversación prolongada con Joaquim Levy y más de 30 senadores oficialistas y opositores.
El presidente del Senado pertenece al Partido Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), y se aproximó esta semana al gobierno jaqueado por la crisis política y económica que derribó la popularidad de Rousseff en un 8%, convencido de que es preciso poner fin al sostenido deterioro de la economía y la reacción social en este país.
En realidad, Calheiros recoge planteos que provienen de la fuerza vital empresarial nucleada sobre todo en el industrializado San Pablo, considerando que la negociación unilateral de acuerdos de libre comercio ha sido defendida en los últimos años por entidades empresariales como la Confederación Nacional de la Industria y la Confederación Nacional de la Agricultura (CNA).
La expresidenta de la CNA, la actual ministra de Agricultura, Catia Abreu, declaró que Brasil debería firmar un acuerdo de libre comercio con la Unión Europea sin esperar el consenso de los otros integrantes del Mercosur.
Abreu formuló esa propuesta en junio, en Bruselas, cuando integró una comitiva liderada por la presidenta Dilma Rousseff, pero no despierta consensos en la vecina nación, porque para Brasil, el Mercosur tiene sus pros y sus contras. “Esta idea sobre el Mercosur traerá polémicas, porque el Mercosur tiene ventajas y desventajas”, comentó la columnista sobre temas económicos Miriam Leitao, en una radio de la cadena Globo, precisamente.
El Palacio del Planalto comunicó que Rousseff recibirá próximamente a Calheiros para evaluar los 28 puntos que contiene su agenda, entre los que se incluye subir la edad mínima de jubilación ante la incapacidad de financiación del sistema público, salvo que elija seguir pateando la pelota hacia delante, con un futuro traumático ineludible.
Entre otros elementos, el congresista Calheiros redactó la lista de temas a la que él consideró como un programa “para la Nación” para salir del estancamiento y evitar la pérdida del “grado de inversión” concedido por las agencias de riesgo.
Esta semana la agencia de calificaciones Moody's bajó la calificación de Brasil que, sin embargo, no perdió su grado de inversión, y para tal fin --señala la propuesta de Calheiros-- es imprescindible “mejorar el ambiente de negocios” y dar impulso a proyectos de infraestructura.
Comentaristas destacaron la presencia del senador y excandidato presidencial José Serra, del Partido de la Socialdemocracia Brasileña (PSDB), uno de los adversarios más firmes del gobierno de Rousseff. El PSDB propuso una revisión del Mercosur y la firma de acuerdos unilaterales con la Unión Europea y otros bloques en la campaña presidencial de 2014, cuando Rousseff fue reelecta.
Sin duda, Brasil habrá de decidir lo que más convenga a sus intereses y si se llega al convencimiento de que el Mercosur no le sirve, no le habrá de temblar la mano a sus gobernantes para tomar otro camino y eventualmente sacudirse de encima este incómodo corsé, porque nuestros vecinos del norte hace rato que tienen la mirada puesta en la cancha grande. En las últimas horas trascendió que Calheiros habría desistido de promover en esta Agenda Brasil la salida del Mercosur, pero el tema está latente.
Otra cosa es el panorama para países como Uruguay, que dependen de las colocaciones en ese mercado, ya afectado además por la devaluación sostenida del real.
La idea de ir al bilateralismo de los brasileños es incentivada por su crisis, por las circunstancias, que son las que mandan, por encima de la retórica y los voluntarismos, que además da prueba de la escasa fiabilidad de nuestros vecinos, tanto de Argentina como de Brasil.
Evidentemente el Mercosur no ha colmado las expectativas y así como se estarían manejando alternativas a esta unión aduanera, lo cierto es que como bloque no ha funcionado en lo interno y tampoco ha firmado acuerdos de libre comercio con nadie, cuando en el mundo hay 140 tratados comerciales.
Desde hace quince años se está en conversaciones con la Unión Europea para llegar a un acuerdo, pero si Brasil dejara el bloque o se despreocupa del Mercosur, en Europa habría poco interés por los que queden.
No es momento de tremendismos, porque todo está por verse, pero sí de ir manejando desde ya el plan B que muchos reclamábamos, de apostar a mecanismos de diversificación, a la vez de recordar que nunca hay seguridades en este mundo cambiante.
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