Paysandú, Jueves 20 de Agosto de 2015
Rurales | 16 Ago Expertos de todo el mundo coinciden y la primera impresión lo evidencia. Es que las últimas intensas precipitaciones que en esta zona del Litoral han convertido campos secos por la falta de agua en verdaderas lagunas en pocas horas, son un llamado de atención de lo que se viene para los próximos meses.
Y aunque en nuestro país las consecuencias recién comienzan a apreciarse en pueblos y ciudades desbordados por el cauce de arroyos y ríos, ovinos recién esquilados y corderos nacidos en las últimas horas muertos, se pueden considerar benévolas si tenemos en cuenta los trágicos efectos que sufren centros urbanos de las provincias de Buenos Aires y Santa Fe y, al mismo tiempo, su paso destructivo se trasladó al campo.
En nuestro país la situación aún no es tan crítica para el campo como en el país vecino, pero la alerta está para los próximos meses. Uno de los sectores más afectados por el exceso de lluvias es el lechero, porque causa problemas por el barro, impactando en aspectos sanitarios y productivos, si bien a más largo plazo hay expectativa de que se logre una mayor producción por el mejoramiento de las pasturas.
Por unos días no habrá buen piso para que las vacas puedan salir a pastorear. La falta de firmeza del suelo puede provocar problemas de patas en los animales al caminar para buscar comida, por lo que disminuye la producción al complicarse las caminatas, además de otros inconvenientes sanitarios.
Nuevamente el temporal de tres días de lluvias --por momentos intensas-- y frío golpeó en nuestro departamento a productores que esquilaron preparto recientemente, y también a corderos recién nacidos que no soportaron la inclemencia del tiempo. Se estima que cientos de lanares murieron en esta situación. A raíz de esta adversidad climática se paralizaron las esquilas, registrándose en algunos casos muertes post esquila, pero en forma muy aislada, de acuerdo a lo que sostienen técnicos del Secretariado Uruguayo de la Lana (SUL).
El sector ganadero es uno de los más favorables en estas condiciones. Se terminó el problema de falta de agua en tajamares, cañadas y arroyos y con pocos días de sol y viento el cambio en los campos será importante, con praderas y verdeos que ya presentan buen aspecto y tendrán un gran crecimiento si las temperaturas acompañan.
En tanto que el pasado temporal no afectó al sector agrícola, pero la preocupación está en lo que puede suceder en adelante, especialmente en octubre, que es cuando se está produciendo el encañado de las plantas.
CATEGORÍA FUERTE
Este es el fenómeno Niño de la categoría fuerte, el más potente de los últimos 100 años, y ya está en pleno desarrollo, señaló la Administración Nacional de Océanos y Atmósfera de los Estados Unidos (NOAA, por sus siglas en inglés), número uno en el mundo en información meteorológica, dijo Anthony R. Deane, presidente de la consultora Weather Wise Argentina y además productor agropecuario.
Hay que recordar que El Niño es un fenómeno con lluvias mayores a las normales, originado con el calentamiento del océano Pacífico, y se divide en tres categorías: fuerte, moderado y débil. Según Deane, que hace referencia a la misma fuente, el segundo de estos fenómenos en importancia ocurrió en el ciclo 1997/98 --con inundaciones muy graves-- y el tercero, durante la temporada 1972/73. “Saber qué pasó en esos años, sobre todo en 1997/98, ayudará al productor a tomar recaudos, pero no hay un Niño igual a otro”, agregó el productor.
Los efectos de esta corriente impactan con mayor intensidad desde el centro y oeste de la provincia de Buenos Aires, centro-norte de La Pampa y la totalidad de Córdoba, Santa Fe, Chaco, Formosa, Entre Ríos, Corrientes y Misiones, y en menor medida, en el noroeste argentino (NOA) y Mendoza.
Según el modelo de medición norteamericano que toma Deane, se calcula que desde setiembre a marzo caerán 760 milímetros en promedio general en las regiones citadas. Esto significa que totalizarían “cómodamente más de un 200% de anomalía sobre el promedio histórico”, agregó. Pero Deane aclaró que estas lluvias serán oscilantes: los meses más llovedores serán octubre próximo y marzo de 2016 y en menor medida, noviembre y diciembre.
LLEGÓ ANTES
En tanto, el consultor privado y profesor de la cátedra de Climatología de la Universidad de Buenos Aires (UBA), Eduardo Sierra, coincidió en que se prevé un fenómeno Niño fuerte, “como lo han señalado con alarma las agencias meteorológicas internacionales más importantes, entre ellas la citada NOAA y otra de Australia y ya ha dado pruebas tempranas de su poderío en los Estados Unidos, Asia y ahora en América del Sur”.
Explicó al diario La Nación que históricamente El Niño empieza a gestarse en abril, cuando se debilitan los vientos alisios, y dos meses después se ven las manchas de aguas calientes frente a Perú; “pero este año esas manchas se vieron en marzo”, señaló.
Respecto de la magnitud del fenómeno, Sierra fue más moderado: “Están hablando de la peor inundación en 100 años y hace tres años hubo algo mucho peor, como la inundación en 11 millones de hectáreas en la cuenca del Salado”. Y explicó que ahora impacta más porque ha afectado más zonas urbanas.
Según el especialista, por el momento los cultivos que han sido afectados por las últimas lluvias son el trigo y la cebada, ya implantados. En los partidos bonaerenses de Pergamino, Bragado, Chacabuco, Chivilcoy y General Arenales, llovieron entre 200 y 400 milímetros en los últimos siete días, poniendo en riesgo a los cultivos de la cosecha fina.
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