OPINIÓN

Locales | 16 Ago TESSAMÉRICA (EX PAYLANA)
Tessamérica (ex Paylana), que fuera una de las industrias textiles más importantes del país y uno de los orgullos del Paysandú industrial, acaba de mandar a todos sus empleados a seguro de paro y ya no volverán al trabajo.
Aunque la fábrica recibió el apoyo del gobierno anterior a través del Fondes (alrededor de 15 millones de dólares) no le fue posible rehabilitar su producción para ser competitiva en los mercados del mundo. La obsolescencia tecnológica, la falta de gestión empresarial, la imposibilidad de un mantenimiento adecuado de los equipos y maquinaria, los elevados costos internos del país, el precio del dólar en su momento y otra serie de circunstancias adversas que debió enfrentar la hicieron inviable.
El gobierno que presidiera el doctor Jorge Batlle dejó encaminado un Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos (TLC); el mismo no fue aceptado por el primer gobierno del Frente Amplio a pesar de que el entonces Presidente de la República, el doctor Tabaré Vázquez estaba de acuerdo a su firma.
El haber podido acceder, por parte de Tessamérica, sin aranceles a un mercado de alto poder adquisitivo con sus productos, sin dudas que hubiera cambiado esta historia.
A fines de la década de 1950 y principios de 1960 la industria sanducera, en etapa de consolidación, enfrentó situaciones difíciles, tanto que la hicieron tambalear y se temió por su continuidad. El presidente de la República era el señor Luis Batlle Berres, el Intendente de Paysandú era el arquitecto Oscar Garrasino; ambos gobernantes realizaron un esfuerzo enorme para apuntalar los emprendimientos industriales que lograron sortear la coyuntura adversa, superarla y salir adelante, fortalecidos y consolidados.
En el discurso de asunción del actual Intendente de Paysandú, el doctor Guillermo Caraballo se comprometió a luchar con todos los medios a su alcance para sustentar a Tessamérica; creímos que estando en sintonía política con el Presidente de la República se iban a superar las dificultades existentes y se saldría adelante, y con más fuerza.
Lamentablemente no fue así. Parecería, además, que el resto de la industria sanducera está también condicionada seriamente por estas situaciones adversas. No solo se pierden muchos puestos de trabajo, con todo el dolor y la angustia que ello conlleva. Se pierde algo mucho más importante: “El Espíritu de Paysandú”.
Ingeniero agrónomo Agustín Laborda Perroux