Paysandú, Lunes 24 de Agosto de 2015

La mala educación, cada vez más cara

Opinion | 18 Ago Nuevamente y de cara a la instancia presupuestal --el mensaje del Poder Ejecutivo debe ser enviado antes de fin de mes al Parlamento-- ya desde hace tiempo los gremios de la enseñanza han redoblado la intensidad de la gimnasia gremial y agregado nuevos pasos a su agenda de reclamos y movilizaciones, con el común denominador de dejar sin clases a los estudiantes en todo el país, y con una modalidad agregada pero no novedosa de paralizaciones regionales, con consecuencias similares.
En realidad, el área de la educación es solo una de las que se ve convulsionada en este período especial del inicio de cada gobierno en que se define el presupuesto quinquenal, y se desata con intensidad el tironeo sectorial y corporativo por más recursos desde los gremios del Estado, justo cuando el escenario no es el mejor desde el punto de vista de disponibilidad de recursos del Estado, que no es además un generador de riqueza sino que es tomador de situaciones internas y externas, y detrae aportes los sectores reales de la economía.
Desde los gremios del Estado, se actúa como si el dinero sobrara y el tema se terminara cuando cada uno logra el pedazo de la torta que busca.
Ocurre que para generar mayor impacto, más allá de las reales posibilidades de atención en base a prioridades criteriosamente establecidas, así como de satisfacer los reclamos, se apela al poder de presión y de chantaje sobre el gobierno, no ya de convencimiento, y el paro resulta como el recurso paradigmático en aras de estos objetivos.
En el transporte naturalmente, a modo de ejemplo, la presión radica no ya en paralizar el servicio en sí, sino de dejar a muchos miles de trabajadores sin posibilidad de dirigirse a sus trabajos; pero a la vez cuando ingresamos en el área de la salud, en la educación, entre otros, se trata de afectar, quiérase o no, al mayor porcentaje de población y usuarios posible, de forma de “sensibilizar” al gobierno, que naturalmente sufre el síndrome de la frazada corta, es decir que no puede tapar la cabeza y los pies al mismo tiempo por falta de dinero.
Pero a la vez, para tratar de hacer más potable la reivindicación a los ojos de los ciudadanos afectados por las medidas, se agregan a la plataforma una serie de reivindicaciones que tienen en cuenta el interés general, como es el caso de una mejor enseñanza, en forma genérica, y sin poner el énfasis en donde están realmente los problemas, que pasa por la calidad, la mala preparación de los profesores, pero también por los programas, por objetivos difusos y poco prácticos, entre otros factores.
Pero sin dudas es muy preocupante que en un área clave para nutrir y potenciar la dinámica del país, la única propuesta que tienen los gremios de la enseñanza sobre la mesa es aumentar el presupuesto de 4,5% a 6% en 2019, es decir incrementar los recursos al sistema que en los últimos dos años recibió el doble de dinero y encima no solo no ha mejorado sus resultados, sino que los ha empeorado.
Es decir que no solo hay rezago en los programas para estar a tono con el desafío actual, sino que también hay una degradación de valores y existe déficit de capacitación en el área docente, lo que asimismo se traduce en problemas en la polea de transmisión hacia los alumnos.
Pero las movilizaciones en esencia apuntan a lograr aumentos salariales y de mejores condiciones de trabajo, en lograr más poder de la representación gremial en los órganos de conducción de forma de poder ejercer aún mayor presión al gobierno de turno, cuando además están como entes testigos los institutos privados, en iniciativas de la sociedad que están teniendo éxito, aún en contextos muy críticos y con los mismos profesores y directores que trabajan en Secundaria, con nivel salarial similar.
Como en todos los órdenes de la vida, además, hay buenos y malos docentes y funcionarios, los que tienen la vocación y los que solo pretenden generarse un medio de vida sin complicaciones, sin comprometerse en la tarea, y por ende rechazan todo tipo de evaluación o de condicionar mayores recursos a los resultados que se obtengan.
El punto es que estamos ante una necesidad cada vez más imperiosa de una base sólida en educación especialmente para darle oportunidades a los segmentos más vulnerables de la población, que son los que más sufren las consecuencias de esta degradación, de los problemas de calidad educativa, que afecta Primaria y en Secundaria, con bajos niveles de aprendizaje que se agravan con la deserción a medida que se avanza en Secundaria y se está por dar el paso a la educación terciaria, cuando además los jóvenes ya están ante la dicotomía trabajo-estudio.
Y mientras la respuesta desde los gremios sea solo más movilización, más reclamos y más paros, debemos asumir que como dicen los jóvenes, "estamos en el horno", y a nadie le importa, a juzgar por los hechos.


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