Paysandú, Martes 25 de Agosto de 2015
Deportes | 18 Ago La pelota quedó en el vestuario. La lluvia fue la responsable de aquietar las aguas revolucionadas por la violencia vivida hace un par de fines de semana. La Liga de Fútbol resolvió que el balón siguiera rodando tras anunciar mediante un comunicado su repudio a los lamentables hechos ocurridos, pero fue el mal tiempo la que decidió abrir un impasse para la reflexión.
¿Qué pasó durante los últimos días? Por lo pronto hubo conversaciones entre la Policía, algunos integrantes del Consejo Directivo Central, y dirigentes de los clubes cuyas hinchadas han ocasionado problemas. Fue un primer paso, pero todavía falta.
Falta sobre todo compromiso real. Y para muestra sobra un botón: uno de los delegados participantes en la reunión dijo, ante la consulta, no conocer cuáles eran los hinchas complicados de su club. El tema no es exclusividad del fútbol. Y menos del sanducero. Pero si bien hasta hace algún tiempo se miraba por televisión y con sorpresa cómo escalaba la violencia en el fútbol capitalino, nadie puede negar que esa realidad ya está instalada por estos lares.
Entonces hay que minimizar el margen de error y trabajar en pos de que el poco público que sigue siendo a las canchas en comparación con otras épocas, vea fútbol seguro y que no termine de darle la espalda.
UNA MEDIDA BÁSICA
En Montevideo se está intentando frenar la escalada de la violencia. Pero hay medidas básicas que en Paysandú deben adoptarse. En la capital, según comentó en la víspera un alto jerarca responsable de la seguridad en el fútbol a EL TELEGRAFO, hay una medida básica que se lleva adelante, y que recomendó puede instaurarse en el fútbol sanducero: una reunión semanal entre al menos un neutral de la AUF, la Policía y los presidentes de los clubes de los partidos considerados de alto riesgo.
"La violencia está enclavada en el deporte, y hay que prever cuando se va a jugar un partido complicado. Aquí se va viendo por caso. Se planifican los partidos y se reúnen los martes o jueves en la AUF la Policía, con los delegados o presidentes de los equipos y algún neutral; y se labra un acta con todo lo que se acuerda, que va desde el lugar de ingreso de las hinchadas hasta cuál sale primero y a qué hora. Si hay más de un partido de alto riesgo, hay que tener en cuenta que hoy se juegue uno y mañana el otro, porque las hinchadas se pueden cruzar o encontrar", expresó.
No puede ser, como sucede en Paysandú, que a la Policía se le comunique un sábado al mediodía sobre los partidos de alto riesgo del domingo.
La responsabilidad de la Liga, como organizador de los espectáculos, es enorme. Y debe tomar real dimensión de esto. Hace al menos un par de años que se habla de protocolo de seguridad, pero nada.
Se ha mencionado el derecho de admisión, pero siempre alguna patota empuja el portón, pasa por encima del portero y no solo ingresa, sino que lo hace sin pagar. Se habla de marketing, pero nadie le hinca el diente a la real situación y la gente se va de la cancha.
"Los dirigentes deben saber cuáles son los hinchas que se comportan mal y no deben entrar a la cancha.
Al derecho de admisión lo deben implementar los equipos. Es buena la medida de filmarlos y sacarles fotos", agregó el consultado, quien hizo hincapié en que un aspecto importante para prevenir la violencia en los espectáculos deportivos es la habilitación de las canchas. Y el visto bueno no llega precisamente de una comisión de field, sino por parte de la Policía y de la Intendencia, que también debe controlar y habilitar los escenarios donde se desarrollan espectáculos públicos.
En Paysandú los mayores hechos de violencia no se han dado precisamente en los escenarios (aunque los ha habido), sino afuera. Pero también allí hay responsabilidad de la Liga, aunque le cueste admitirlo.
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