Opinion | 18 Ago La institución cultural más antigua del país se prepara para celebrar su bicentenario, que se cumplirá en mayo del año próximo. No obstante, el pasado 12 de agosto se cumplieron 200 años desde que José Artigas, desde el Campamento de Purificación, en Paysandú, envió una nota al Cabildo de Montevideo en la que daba su aprobación entusiasta para la creación de aquella primera biblioteca pública: ese es el origen de nuestra Biblioteca Nacional.
La carta de Artigas fue en respuesta a una anterior, enviada el 4 de agosto de 1815 desde Montevideo por el presbítero Dámaso Antonio Larrañaga quien proponía suplir con buenos libros la falta de maestros e instituciones y consideraba que para eso era necesario crear una biblioteca pública, solicitando un espacio para instalarla.
Otra misiva de Artigas sobre el mismo tema fue enviada el 28 de agosto de 1815. La Biblioteca fue inaugurada el 26 de mayo de 1816, en los altos del fuerte de Montevideo, en la actual plaza Zabala. Cuatro días después, sensible a la repercusión pública del hecho, Artigas dispuso que el santo y seña de su ejército en Purificación fuera “Sean los orientales tan ilustrados como valientes”.
Hoy esta institución, constituida como la primera política pública cultural en estas tierras --antes de que surgiera la idea de que la Banda Oriental debía ser Estado independiente, 14 años antes de aprobada la primera Constitución-- es la encargada de custodiar nuestro legado y promotora de un conocimiento en continua expansión.
Es mucho más que un recinto contenedor de libros, es depositaria de gran parte de nuestra memoria colectiva e historia cultural. Entre sus objetivos están los de recopilar, conservar, acrecentar, procesar y difundir el patrimonio bibliográfico y documental uruguayo, posibilitando el acceso de todos los ciudadanos a su acervo. Integran el mismo primeras ediciones nacionales, ejemplares únicos, incunables, manuscritos, mapas, fotografías, partituras, acuarelas y grabados y mucho más.
En los últimos años la Biblioteca Nacional ha estado trabajando en la introducción de mejoras relativas a la informatización y digitalización de su colección, ha comenzado a modernizarse en su edificio e instrumentar algunas acciones descentralizadoras como visitas a escuelas rurales del país y el sistema de préstamo a distancia a todos los docentes y futuros docentes de todos los departamentos excepto Montevideo (lo que implica que la Biblioteca Nacional paga el envío y la devolución del material solicitado desde el Interior).
En el inicio de una nueva gestión de gobierno, la Biblioteca Nacional estará en un primer plano de visibilidad con motivo de este bicentenario y esa es la mejor excusa para la profundización de las acciones para asegurar a la población de todo el país el acceso a sus servicios.