Paysandú, Sábado 05 de Septiembre de 2015
Opinion | 05 Sep Desde el regreso del extupamaro Héctor Amodio Pérez al país, con sus “revelaciones” sobre las disputas y motivaciones de los propios tupamaros compiladas en el libro “Palabra de Amodio”, donde detalla las rencillas internas del Movimiento de Liberación Nacional (MLN) tupamaros, han caído muchos mitos que habían sido creados y amplificados hasta lo indecible por la izquierda radical y los propios tupamaros y grupos defensores de “derechos humanos” respecto a las acciones del grupo terrorista a partir de la década de 1960.
El más reciente acto, en el marco del entredicho entre el extupamaro y algunos de sus excompañeros, fue un debate televisivo entre Amodio Pérez y el exdirector del diario La República, Federico Fassano, respecto al manejo del original del libro en el que Pérez involucra a dirigentes políticos de aquella época en conversaciones con los tupamaros y los militares antes del golpe de Estado.
Pero más allá de estos contactos, que todo el mundo sabía que existían ante la grave crisis político institucional que vivía Uruguay a principios de la década de 1970, han resurgido acusaciones y revelaciones que trascienden el período previo al golpe de Estado, desde que los tupamaros actuaron durante la vigencia de la democracia, pero no dispararon un solo tiro en dictadura, porque el movimiento ya había sido desarticulado.
Es notorio que los tupamaros con sus acciones violentas generaron caos, en la tesis del cuanto peor, mejor, buscando recrear en Uruguay un régimen como el de Fidel Castro en Cuba, quien había tomado el poder pocos años antes en la isla caribeña. Este caos sirvió de excusa perfecta a los militares para dar el golpe de estado en junio de 1973 en nuestro país.
Y tras la enumeración de una larga cadena de traiciones, represalias, acusaciones entre ellos, luego de los robos, secuestros, extorsiones, atentados y homicidios cometidos entonces por la guerrilla, han surgido asimismo versiones de Amodio sobre supuestos asesinatos posteriores cometidos por integrantes del grupo.
“El MLN ha ejecutado a disidentes después de 1985, que quedaron como simples asesinatos”, afirmó Amodio Pérez el miércoles en el programa “Código País” de canal 12, en el marco del debate. Amodio dijo, preguntado sobre pruebas al respecto: “en este momento no las tengo”. Pero enseguida añadió que se trata de delitos “posteriores a la caída de la dictadura” que “pasaron como vulgares hechos callejeros”.
Amodio señaló que el MLN siguió realizando rapiñas y asaltos para financiar actividades como la publicación Mate Amargo y radio Panamericana. “Lo tiro porque espero que algunos compañeros que saben esta historia salgan y digan que esto es así. Me lo ha contado gente que está en el MLN actualmente, pero tienen miedo”, aseguró Amodio Pérez.
Lo que es un dato que merece ser investigado, sin intentar una caza de brujas ni mucho menos, pese a que la denuncia provenga de un “traidor”, para quienes miden las cosas con varas distintas según de donde provengan, e insisten con revisar a fondo los hechos del pasado.
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