Paysandú, Lunes 07 de Septiembre de 2015

Un paso más en la buena dirección

Opinion | 31 Ago Por espacio de unas horas los departamentos de Cerro Largo y Treinta Tres debieron afrontar este domingo un corte de energía eléctrica que sin embargo debe ser bien recibido y en realidad festejarse por todo el país, por cuanto la causa del apagón fue la incorporación de un nuevo parque eólico, que enriquece la matriz energética en proceso de diversificación, pero sobre todo con el aporte de impulsores renovables.
En este caso se trata de la conexión del parque eólico MeloWind, en Cerro Largo, que abarca 21 hectáreas y tiene una potencia de 50 megavatios, que suministrará a UTE la filial en Uruguay de la empresa italiana Enel Green Power, propietaria del emprendimiento.
MeloWind, construido y operado por Enel Green Power, la empresa del Grupo Enel dedicada a las energías renovables, implicó una inversión cercana a los 100 millones de dólares. Podrá producir más de 200 millones de kilovatios/hora (kWh) al año, y a la vez evitará la emisión de más de 62.000 toneladas de dióxido de carbono (CO2) a la atmósfera.
El director de UTE ,Walter Sosa, explicó que “la electricidad producida por este parque, de 21 hectáreas de extensión, será vendida a UTE, de acuerdo al contrato firmado oportunamente entre ambas empresas”, y destacó que el contrato de compra de energía constituye un compromiso por veinte años, por un valor inicial de 64 dólares el megavatio/hora generado.
Esta instalación se suma a otras acciones para aumentar la incorporación de energía eólica en la matriz energética, y de acuerdo a Sosa “con este parque se superan los 500 megavatios de potencia instalada. En construcción hay unos 1.400 megavatios en distintos contratos privados y también en proyectos de UTE”, en tanto adelantó que para 2017 habrá unos 1.600 megavatios de potencia eólica instalada en el país. “Hemos llegado a días en que prácticamente el 100% de la demanda fue cubierta con energía eólica, lo que supone una reducción significativa de costos”, agregó.
Estos contratos de energía eólica permiten comprar energía a unos 64 dólares el megavatio, cuando las máquinas de generación térmica generan a un costo de 180 dólares el megavatio, lo que da de por sí una diferencia significativa, más allá de la inversión inicial y la disponibilidad de generación.
El director de UTE enfatizó sobre la importancia estratégica del aprovechamiento de la energía eólica, tanto para el medio ambiente como para la soberanía energética, al señalar que desde el punto de vista de la disminución de la emisión de anhídrido carbónico a la atmósfera, estos emprendimientos resultan ampliamente beneficiosos, a lo que se agrega un avance nada despreciable y gradual en la independencia energética.
Precisamente el director evaluó que “desde el punto de vista de la soberanía del país, no necesitamos comprar combustible fuera del país, sino que es un recurso autóctono así como lo son la biomasa y la energía solar”.
El aprovechamiento del viento en zonas donde su frecuencia e intensidad justifican la instalación de aerogeneradores ha sido revulsivo en los últimos años, y ha significado un cambio cualitativo y cuantitativo muy favorable para el país, lo que hace que queden gradualmente atrás las décadas en que la dependencia de energéticos importados se hacía crítica en períodos de sequía y seguidilla de demandas pico tanto en invierno como en verano.
A ello debe agregarse, también a partir de períodos muy recientes, el aprovechamiento de la biomasa, sobre todo en emprendimientos asociados a los grandes procesadores de madera, como las plantas de celulosa, sin olvidar los desechos de arroz y emprendimientos focalizados que utilizan aserrín y chipeado; aunque últimamente se les ha hecho más difícil conseguir materia prima a precios accesibles y sin recorrer grandes distancias.
Por otro lado, las perspectivas de que 50.000 hogares uruguayos puedan utilizar energía fotovoltaica, como indicara en su momento a EL TELEGRAFO la ministra de Industria, Energía y Minería, Carolina Cosse, es otro buen indicativo en lo que refiere al proceso de reconversión de la matriz energética de nuestro país, y sobre todo a partir de los conceptos de la secretaria de Estado en el sentido de que se impulsarán instalaciones que se sumarán a las que existen en Paysandú, donde como es sabido se están desarrollando grandes superficies de paneles fotovoltaicos.
Cosse habló de un período de cinco años para incorporar el impulsor en los 50.000 hogares en todo el país, pero a la vez ha sido más optimista al considerar que Uruguay puede estar en condiciones de exportar energía eléctrica “con holgura”.
Esta afirmación debe evaluarse en un contexto del pasado reciente, por cuanto como es sabido hasta no hace muchos años el Uruguay vivía penurias para satisfacer su demanda eléctrica, sobre todo en los períodos críticos, y había necesidad de importar energía eléctrica desde Brasil o Argentina, con un costo adicional para las arcas de UTE.
Corresponde tener presente, asimismo, en este proceso de reconversión que resulta muy saludable para el país, que las empresas hacen cada vez más uso de la ley de Promoción de Inversiones para incorporar energías renovables, con una amortización de los costos de entre tres y cinco años.
Es decir que en corto y mediano plazo estamos ante un panorama mucho más auspicioso que el que se tenía hasta hace pocos años, con inversiones en marcha y un cambio de matriz que promueve la preservación del medio ambiente a través de una menor dependencia de generadores fósiles, en un escenario que era poco menos que impensable hace diez o doce años.


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