Paysandú, Sábado 12 de Septiembre de 2015
Locales | 08 Sep Por medio de un comunicado de prensa que no le fue enviado a diario EL TELEGRAFO (al menos hasta el momento de esta publicación) pero sí entregado al resto de la prensa uruguaya, la empresa Alcoholes del Uruguay S.A. (ALUR) negó enfáticamente haber denunciado a este medio de prensa frente a la Dirección Nacional de Aeronáutica Civil e Infraestructura (Dinacia). Con ello, expresamente desacredita a esta área de la Fuerza Aérea Uruguaya (FAU), que claramente eso expresa en la misiva con la que se notificó a EL TELEGRAFO.
Peor aún, confirma que en la planta de Bioetanol de Nuevo Paysandú hay “atmósferas explosivas”, lo que establece que en la fábrica existen gases, vapores, nieblas o polvos que, si surge un punto de ignición, la combustión sería imparable. Y ALUR, que quede claro, está próxima a una zona poblada, especialmente al Norte, con decenas de viviendas en las inmediaciones.
La empresa ALUR emitió un comunicado, publicado textualmente por el sitio web Telenocheonline, y precisamente a través de lo cual EL TELEGRAFO pudo tomar conocimiento, desde que no fue recibida esa gacetilla de prensa en nuestra Redacción.
El comunicado comienza estableciendo que el vicepresidente de Ancap y presidente de ALUR, el ingeniero Ruben Barboza, “aclaró que no existió una denuncia contra un medio de comunicación que sobrevoló con un dron la Planta de Bioetanol en Paysandú” en su comparecencia ante la Comisión Investigadora del Senado el pasado martes 1º de setiembre.
Si bien en todo el comunicado ALUR se cuida de nombrar a EL TELEGRAFO, queda claro que es “el medio de comunicación del Uruguay”, como dice más adelante, cuando Barboza, hablando ante los senadores dijo (tal como lo cita la propia oficina de prensa de ALUR): “Queremos ser muy claros al respecto. No se trata de una denuncia contra un medio de comunicación del Uruguay… Nosotros, en esta planta, manejamos combustible, por lo que hay un problema de seguridad industrial. Creemos que hay determinados derechos de los medios de comunicación a informar, sin lugar a dudas, pero también tenemos no solo el derecho sino la obligación de velar por la seguridad industrial”.
Se limita a indicar ALUR que “presentó una nota a la Dinacia con el fin de velar por la seguridad industrial”. Pues bien, desmiente a la Dinacia ni más ni menos; no a EL TELEGRAFO. En la carta del 27 de agosto, donde se pide que esta publicación “tome vista del Expediente Nº 857/15”, se establece con toda claridad: “(...) el cual refiere a registros fotográficos tomados desde un drone y publicados en el diario EL TELEGRAFO el día 21 de Junio del corriente, según denuncia efectuada por la empresa ALUR ante la Dinacia”. (Ver reproducción adjunta).
Por tanto, si como dice Ruben Barboza, ALUR no presentó denuncia --y lo dijo en el seno de la Comisión Investigadora del Senado, que dicho sea de paso debe buscar esclarecer el déficit de 500 millones de dólares (a los que se sumarán otros 100 a fin de año) de Ancap, a cuyo grupo pertenece ALUR-- entonces la Dinacia estaría mintiendo, pues no existiría tal denuncia. Sin embargo, en un correo electrónico de la Dinacia recibido el 31 de agosto, con Asunto: “Vista Expediente DINACIA Nº 857/15”, en el cuerpo del mensaje expresa: “A partir de que tome vista tiene 10 días hábiles para realizar los descargos que usted entienda pertinentes”. ¿Para qué hacer descargos si no existe denuncia? Como indica la sabiduría popular, “si parece un pato, nada como un pato, y grazna como un pato, entonces probablemente sea un pato”.
Barboza, según el comunicado, dice que “nosotros tomamos el recaudo de hacer un comunicado público para todos los medios de comunicación donde informamos lo que nos había pasado con la planta. Si este medio local nos hubiera solicitado la autorización para entrar a la planta y tomar la fotografía de lo que había pasado, lo hubiéramos autorizado porque no tenemos nada que esconder”. Claro, se olvidó expresar que el comunicado fue emitido días después que EL TELEGRAFO revelara el accidente y mostrara sus dimensiones. Eso se hizo usando la nueva tecnología. Con ello, como lo expresó la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) “los periodistas de EL TELEGRAFO simplemente hicieron periodismo legítimo utilizando una nueva herramienta de trabajo que permite registrar hechos de interés público de una nueva manera”.
Ruben Barboza aseveró ante la comisión investigadora que “nosotros creímos que debíamos poner arriba de la mesa este tema de la regulación de los drones en el Uruguay, desde la perspectiva industrial, para que se haga un trabajo de actualización en cuanto a la administración de estos fenómenos que tienen una implicancia en la industria, pero que también la tiene en la convivencia cotidiana de las familias”. Y subrayó que “por nuestra parte, seguiremos el camino que nos indiquen y que sea el más adecuado para ver cuáles son nuestros derechos y nuestras obligaciones y cómo actuará el Estado respecto al uso de estos dispositivos a futuro”.
Luego el comunicado también hace referencia a la normativa en Uruguay sobre el uso de drones, que --corresponde volver a resaltar-- EL TELEGRAFO no transgredió de ninguna forma. Por último, pero no porque sea menos preocupante que el presidente de ALUR quiera negar lo innegable, expresa que “las instalaciones de la planta industrial de Paysandú tienen zonas clasificadas como atmósferas explosivas. La interferencia de un equipo desconocido en estas zonas y sin la oportunidad de evaluarlo y adoptar las medidas necesarias puede generar un riesgo potencial. A modo de ejemplo: si el equipo cae y provoca una chispa en una zona de estas características existe la posibilidad de que se produzca una explosión”.
No debería haber elementos para dudar de la seguridad industrial dentro de la planta que fuera inaugurada en dos oportunidades sin estar aún terminada y que tiene una capacidad nominal de almacenamiento que supera los 7 millones de litros de bioetanol. Pero ya se cayó una maquinaria que destrozó un galpón, provocando un gran cráter en el techo, y recién se emitió un escueto comunicado oficial días después de ocurrido el desastre, cuando el hecho ya era conocido en todo el país gracias al informe realizado por EL TELEGRAFO. Y ahora el Presidente de la empresa estatal confirma que en la fábrica hay “atmósferas explosivas”, algo que nunca fue informado a los vecinos cuando se instaló la industria.
No es poca cosa lo que admitió Barboza, aun cuando fue en su afán por desacreditar el trabajo periodístico, termina dejando en falso nada menos que a la Dirección Nacional de Infraestructura Aeronáutica.
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