Paysandú, Sábado 26 de Septiembre de 2015
Opinion | 24 Sep De acuerdo con un informe publicado recientemente por Unicef, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Banco Mundial, la mortalidad infantil se ha reducido de forma espectacular en los últimos 25 años en el planeta. No en el grado suficiente como para alcanzar los objetivos de las Naciones Unidas, pero con diversas situaciones, naturalmente, en el marco de la media mundial.
En los casos extremos, los mayores guarismos corresponden a países con serios problemas socioeconómicos, como los del África Subsahariana, pero en términos absolutos, el número de niños que murieron antes de cumplir los cinco años pasó de 12,7 millones en 1990 a 5,9 millones este año. Se trata de la primera vez que la cifra anual cae por debajo de los 6 millones.
Igualmente, pese a que la mortalidad ha caído un 53% en 25 años, unos 16.000 niños de menos de cinco años siguen muriendo diariamente, por lo que no se ha podido cumplir con los objetivos de desarrollo sostenible fijados por la ONU, que preveían reducir en dos tercios la mortalidad infantil en este período. Las nuevas metas para los próximos 15 años, propuestas por el organismo internacional, contemplan llevar el índice como máximo a 25 niños por cada 1.000 nacimientos.
En el contexto mundial, los países subsaharianos, con un niño de cada 12 que fallece antes de cumplir los 15 años, multiplican por 12 los valores de los países desarrollados, donde en promedio muere uno de cada 147.
Ello no quiere decir que no se hayan registrado avances incluso en los países peor posicionados, por cuanto los subsaharianos en un período de 15 años han avanzado en esta área y algunos hasta alcanzaron el objetivo fijado por ONU en dos tercios con respecto a los valores registrados en 1990.
Es pertinente evaluar cómo ha evolucionado el escenario en Uruguay. Al respecto, los últimos datos fueron divulgados por el ministro de Salud Pública, Jorge Basso, al anunciar en Consejo de Ministros en la ciudad de Melo que las cifras de mortalidad infantil del año 2014 han sido, junto con las de 2010, las más bajas de la historia del país.
“La mortalidad infantil en el año 2014 fue de 7,78 por 1.000 nacidos vivos”, según el ministro, quien subrayó que las últimas cifras confirman la tendencia a la baja en la cantidad de muertes de niños durante su primer año de vida.
Uruguay es uno de los países que registra las cifras más bajas de mortalidad infantil de Sudamérica, junto con Guayana Francesa y Chile. Este es indudablemente un aspecto muy positivo, aun teniendo en cuenta que esta mejora debe evaluarse en el contexto de una región muy complicada en dicha materia por las características de varios de sus países, que son de una gran superficie y tienen dificultades para atender zonas alejadas muy desfavorecidas y marginadas desde el punto de vista socioeconómico.
Es, a todas luces, un hecho a destacar que en Uruguay la tasa de mortalidad infantil (TMI) muestre una tendencia decreciente, en perspectiva con los últimos años. Considerando que este indicador demográfico negativo se encuentra estrechamente relacionado con el índice de desarrollo humano y, por tanto, con el grado de desarrollo económico, social y educativo del país, es posible evaluar que las acciones focalizadas a los hogares más vulnerables --con mayor número de niños y adolescentes-- expliquen en buena medida estos resultados, en la óptica de los organismos de gobierno que analizan esta problemática.
La reducción sostenida en la TMI ocurrió a expensas de sus dos componentes: neonatal y posneonatal. Sin embargo, en los últimos 10 años, la mortalidad neonatal ha superado la posneonatal, pero a pesar de estos logros, la TMI se encuentra por encima de la cifra propuesta como Objetivo de Desarrollo del Milenio (6,8%). Más aún, existen diferencias geográficas (por departamento), entre los usuarios de los diferentes prestadores de asistencia (públicos versus privados) y entre áreas de una misma ciudad, que revelan iniquidades sociales, económicas y educativas, así como problemas vinculados con el sistema de atención a la salud.
Por otra parte, en los últimos años se observa que las principales causas de mortalidad neonatal no han variado, siendo las afecciones del período perinatal vinculadas con prematurez (52,1%) y las malformaciones congénitas (28,7%) las más frecuentes. Con relación a la mortalidad posneonatal, existe una proporción importante de muertes de causa mal definida (26%) seguida de malformaciones congénitas (21,4%) y enfermedades respiratorias (13%).
La dificultad para reducir la cifra radica además en que en el país hay pocos nacimientos y la mayoría se concentra en los sectores pobres, donde también se ven más problemas que llevan a dificultades en el embarazo y los primeros 28 días del niño, es decir, el período neonatal. Esto, en buena medida, conspira contra una mejora de las cifras globales, habida cuenta de que la mortalidad infantil tiene dos componentes: la mortalidad neonatal, de menores de 28 días y la postneonatal, de los de 28 días al año.
Consultado por El País sobre el tema, el profesor de Neonatología del Hospital de Clínicas, Gonzalo Giambruno, explicó que la mortalidad infantil y neonatal es difícil de bajar porque “hay un componente duro que es la mortalidad del recién nacido muy frágil como el prematuro”. Si bien las mejoras en la atención a los recién nacidos han aumentado sus posibilidades de vivir y de tener mejor calidad de vida, “hay un grupito que son los de CTI, los de gravedad crítica” que implican días con varias intervenciones a las que muchos de ellos no pueden sobrevivir.
El análisis crítico de esta información permite afirmar, pese a los avances significativos, que Uruguay todavía presenta cifras elevadas de muertes evitables en niños, lo que exige la sensibilización y un mayor compromiso de toda la sociedad en la búsqueda de soluciones, tanto en la acción clínica y preventiva como en la detección de los grupos críticos, con apoyo en la concientización desde la atención primaria en salud como en una diversidad de actores del tramado social, para hacer sustentables estos logros y seguir avanzando.
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