Paysandú, Viernes 02 de Octubre de 2015
Opinion | 26 Sep Esta semana, tras la reunión del Consejo de Ministros realizado en la Torre Ejecutiva, el gobierno presentó la estrategia de Cultura del Trabajo para el Desarrollo, en una conferencia de prensa en la que transmitieron esta idea el vicepresidente de la República, Raúl Sendic, el ministro de Trabajo y Seguridad Social, Ernesto Murro, y el presidente del Consejo Directivo Central (Codicen) de la ANEP, Wilson Netto.
Es evidente que estamos ante una problemática de interés general, porque refiere nada menos que al trabajo, la cultura y la educación y su indisoluble interrelación en aras del progreso del país, su crecimiento con desarrollo y la sustentabilidad de las políticas que se lleven a cabo, que es un aspecto al que en varias oportunidades y desde una diversidad de ángulos nos hemos referido en esta página editorial.
Acerca de la iniciativa y perspectiva gubernamental Netto destacó que “es un encuentro muy fuerte entre el mundo del trabajo y el de la educación”, y que “hay que trabajar sobre las personas más debilitadas de la población, formarlas en distintas áreas, incrementar sus capacidades, pero también tienen que tener oportunidades de ingresar al mundo del trabajo. Para eso, las personas que ya vienen con un acumulado social, tenemos que trabajar para que asuman mayores responsabilidades. En eso se basa este proyecto”.
Argumentó que “lo más imperioso es que las capacidades de cada uno de los uruguayos tengan la posibilidad de incrementarse”, a la vez de considerar que “este programa interinstitucional nos va a permitir continuar en conjunto con el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social tener la sintonía suficiente para avanzar en ese sentido”.
En cuanto a la instrumentación, dijo el jerarca que representantes y referentes del sector empresarial y sindical han sido convocados a participar en este proyecto, así como representantes del ámbito educativo y académico, de las organizaciones sociales y de organismos internacionales.
Puso como ejemplo Netto que “tiempo atrás una persona que quería cambiar de orientación, por ejemplo de humanístico a científico, tenía que volver a hacer bachillerato de nuevo. Eso hoy no lo tiene que hacer más”, e indicó que “otros ejemplos son la acreditación de saberes que se acreditan desde UTU”. Precisó que si bien hay puntos importantes que se están aplicando desde hace tiempo, recién ahora pasan a ser regulares y “que nunca se han aplicado en el marco de una política nacional”.
El presidente del Codicen de la ANEP puntualizó que en un plazo que va de octubre de este año a abril de 2016 “habrá 2.700 trabajadores en tres departamentos que podrán finalizar sus estudios”: De ellos 500 terminarán la escuela, 2.000 la educación media, tanto básica como superior; y 200 a través de acreditación de saberes. Los departamentos por los cuales se comenzará serán Río Negro, Maldonado, Montevideo y zona Metropolitana. En cuanto a los programas, uno permite en tres trimestres culminar la educación básica, otro culminar ciclos educativos de Secundaria y otro consta de una serie de tutorías y asesoramiento que acelera procesos de culminación de ciclos.
Asimismo, otro de los programas “permite que jóvenes trabajadores o trabajadores en general” sean reconocidos por “toda su trayectoria laboral” y “puedan ingresar en una serie de nivelaciones que van a estar en función de aquello que no se ha sido acreditado”.
Por su lado el ministro de Trabajo, Ernesto Murro, reconoció que “tenemos que mejorar la calidad del trabajo y el trabajo decente en Uruguay” y que este programa “puede transformarse en un aporte importante para la sociedad”.
También destacó que por ejemplo, en el caso del programa “‘Yo estudio y trabajo’, no se ha invertido ni un peso en publicidad” y que sin embargo en una semana “20 mil jóvenes se anotaron para participar”.
Para el vicepresidente Raúl Sendic el programa “es un cambio estructural importante de la sociedad. El país está haciendo uso de recursos naturales que le pertenecen a las futuras generaciones de uruguayos y la única manera que tenemos de compensarlas por el uso es a través de la formación, del trabajo y de la capacitación. Que los dejemos en condiciones de competir en el mundo. Y la única manera de hacerlo es generando un enorme compromiso con el trabajo, con el desarrollo, la capacitación, la formación de capacidades”.
“No había otra manera de hacerlo que no fuera vinculando el trabajo con la educación”, dijo Sendic.
Y agregó que “tenemos que dar una batalla enorme por esta cultura del trabajo y en contra de la cultura de la holgazanería, de la viveza criolla o la explotación y la arbitrariedad. Tenemos que ir a la defensa de la verdadera cultura de trabajo”.
Bueno pues de eso se trata, pero cuesta asumir que recién después de una década en el gobierno desde la izquierda se asuma que la cosa va mucho más allá de los eslóganes sesentistas de explotadores y explotados, de la lucha de clases sociales, y que nada se obtiene si no es a través del esfuerzo y la capacitación, de la inteligencia y la constancia aplicada al trabajo, de la asociación entre el capital y trabajo, en lugar de programas sociales asistencialistas que solo sacan a la gente de la pobreza hasta que se termina la plata del Estado.
Bueno, el mejor principio es reconocer dónde se está parado y hacia dónde se quiere ir, que la cultura del trabajo se lleva muchas veces adentro pero que también se inculca desde el hogar, desde el círculo social, desde los ámbitos de la educación y que es preciso hacer que ésta responda a las necesidades del mercado de trabajo, de la inserción y capacitación laboral.
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