Paysandú, Lunes 05 de Octubre de 2015
Opinion | 01 Oct Las ciudades concentran gran parte de la población del mundo. Las ciudades se han convertido en los nuevos actores globales y en las plataformas para el crecimiento, la innovación y el desarrollo sostenible a nivel mundial. Esto es especialmente cierto para América Latina y el Caribe --la segunda región más urbanizada del planeta-- donde las ciudades emergentes hoy en día generan el 30% del PIB de la región, y se espera que contribuyan el 40% para el 2015.
La gente que vive en las ciudades necesita condiciones adecuadas de hábitat y diferentes servicios, tales como casas para vivir, escuelas para educarse, policlínicas para cuidar su salud, alimentos para comer, energía para desarrollar muchas de sus actividades, calles para transitar, espacios para el reencuentro y la recreación.
El acceso a los servicios y la posibilidad de vivir en un hábitat saludable es un derecho de la ciudadanía. A su vez, el desarrollo de la vida humana transforma el territorio.
Las políticas públicas de nuestro país comenzaron en los últimos años a dar mayor protagonismo a la planificación. El Ministerio de Vivienda Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente (Movmta), a través de la Dirección Nacional de Ordenamiento Territorial (Dinot) ha trabajado en conjunto con las diecinueve intendencias en la implementación de políticas vinculadas al ordenamiento territorial.
La meta ha sido aprovechar al máximo las virtudes que posee el territorio y cada uno de sus espacios naturales o construidos, con la finalidad de dar satisfacción a las necesidades de la población garantizando el acceso a la vivienda, a los equipamientos existentes y a los servicios públicos en un ambiente de calidad. Precisamente, éstos son los pilares de la planificación territorial, que entre otros aspectos, promueve diversas modificaciones en la forma de organización de las ciudades y sus alrededores apuntando a convertir las dificultades existentes en el territorio en nuevas oportunidades.
En Paysandú en la última década se han venido aprobando diferentes planes de ordenamiento territorial tanto en la ciudad como localidades del interior, los que constituyen una herramienta imprescindible para la planificación del crecimiento. Respetarlos es importante para cuestiones básicas como la provisión de servicios hasta otras referidas a la creación y mantenimiento de espacios de recreación para las personas de toda edad. Más allá del papel, aún quedan problemas por resolver tales como la existencia de construcciones en zonas inundables o la limitación de horarios de circulación de tránsito pesado en algunas zonas, entre otros. Se trata de asuntos con cierto grado de complejidad que involucran variables sociales, económicas y hasta la costumbre. De cualquier forma, tener presente estos temas seguramente colabore con la promoción de un hábitat de calidad para la población, uno de los grandes desafíos de las políticas públicas de ordenamiento territorial en nuestro país.
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