Paysandú, Sábado 10 de Octubre de 2015
Opinion | 09 Oct De acuerdo con la sexta Encuesta Nacional sobre el Consumo de Drogas en Estudiantes de Enseñanza Media, el 17% consumió marihuana en los últimos doce meses. Asimismo, 9,5% lo había hecho el mes anterior. Cerca de la mitad de los que la probaron, la continuaron consumiendo.
La misma encuesta señala el descenso de la edad de inicio en el consumo de alcohol y de cómo crece su consumo problemático entre adolescentes. Ante esta realidad, detectada el año pasado, que fue cuando se hizo la encuesta, el presidente Tabaré Vázquez convocó a un grupo multisectorial para que establezca acciones que tiendan a una paulatina reducción en el consumo de bebidas con alcohol de adolescentes, un notorio grupo de riesgo.
Una medida acertada, sin dudas, que desembocará en pocos días en la conmemoración del primer día en contra del consumo abusivo. Y más allá de la pícara broma del día en que se hará --el 15 de octubre--, aniversario de la creación de Ancap, no solamente una empresa del Estado, sino además la mayor productora de bebidas con alcohol en el país, no hay dudas que es un problema al que hay que buscarle solución.
Excelente la intención de Vázquez. Pero el presidente no mide con la misma vara a todas las drogas. La misma encuesta establece el creciente problema de la marihuana, que en algunos ámbitos --especialmente entre los jóvenes y adolescentes-- hoy se consume en la misma medida que antes con el cigarrillo. Pese a ello, el Estado se apresta a autorizar la producción de marihuana y presiona a las farmacias para que se comercialice a través de su sistema.
Quizás con el mismo sentido del humor con que se estableció la fecha para hacer énfasis en el consumo abusivo de alcohol, también se seleccionó la localidad en cuyos campos crecerá la cannabis: Libertad. Como antes se enviaba allí a los presos, ahora se plantará lo que luego, transformada en droga, condicionará a los consumidores, pues se trata de una droga, no de otra cosa.
No han faltado las voces que cantan loas al gobierno de Mujica, impulsor de la ley que promueve la venta legal de marihuana, estableciendo el curioso criterio que al fuego se lo combate con fuego. Y que los traficantes, distribuidores y vendedores de marihuana se quedarán sin negocio porque el Estado les venderá a los “enfermos” hasta 40 gramos por mes.
La verdad es distinta: si se les provee marihuana a quien quiera consumirla --aunque deba registrarse e identificarse-- es más que evidente que luego seguirá buscando la misma droga --o una aún más perjudicial-- porque el porrito produce adicción. Como cualquier otra droga.
Tabaré Vázquez ha pasado a la lista de enemigos públicos al tabaco y se apresta a endurecer leyes y controles en lo relativo al alcohol. Muy bien. Excelentes decisiones. Pero el mismo presidente y no otro, sigue adelante con el programa de producción y venta legal de marihuana. Poco coherente.
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