Opinion | 10 Oct Han pasado los días y sin embargo no han aparecido los videos supuestamente incriminatorios contra las “fuerzas represoras” respecto al episodio del desalojo del edificio del Codicen, como habían anunciado integrantes del grupo Plenaria, Memoria y Justicia y dirigentes de gremios de la educación, tras denunciar la “brutal” represión policial a su movilización “pacífica”.
El punto es que hasta ahora los únicos videos que aparecieron fueron los que grabaron los propios efectivos policiales cumpliendo un protocolo de autodefensa contra testimonios recurrentes de “víctimas” que una y otra vez han denunciado ante los medios de difusión y la justicia que son apaleados por los efectivos policiales, cuando en sus demostraciones no apelan a la violencia bajo ninguna forma.
Pero, con el tiempo la construcción de un relato sistemático de denuncia de represión violenta contra “pacifistas” ha dado lugar a sospechas bien fundadas respecto a su veracidad y se ha puesto de relieve la intención de victimizarse por quienes así actúan, al punto que esta controversia terminó hartando nada menos a que al ministro del Interior, extupamaro él, quien en otros tiempos supo estar no solo en la movilización y en la protesta, sino en la guerrilla, protagonizando hechos violentos.
Pero las cosas cambian, y en este caso para bien, porque el estar de este lado del mostrador y el transcurrir del tiempo ha permitido al ahora secretario de Estado aportar una visión más objetiva de cómo se desarrollan los hechos.
Así, Eduardo Bonomi respondió a las versiones que aseguran que hay imágenes inéditas del desalojo del Codicen. Aseguró que los grupos radicales construyeron “un relato mentiroso” que no pueden sostener.
“La Guardia Republicana estuvo diez minutos recibiendo palo. Solo llevaban bastón y escudo. No llevaban otro elemento de protección y solo por disciplina lo aguantaron. Si hubiéramos puesto otra policía era más grave la cosa”, dijo Bonomi.
El ministro del Interior calificó a la Guardia Republicana como el cuerpo más disciplinado de la Policía y dijo que la decisión de que fuera ese cuerpo y no otro al desalojo se debía a que se sabía que “iban a provocar un problema y luego decir tenemos heridos, tenemos aquello. Construyeron un relato mentiroso. No contaban con que iba a haber una grabación que mostraba que el relato era mentira.(…) Presenten el video de forma anónima si tienen miedo”, dijo Bonomi.
Es que de eso precisamente se trata. Ha quedado en evidencia una vez más que estos grupos necesitan promover la violencia, recibir algún golpe y presentar mártires, para legitimar su protesta. Hoy la tecnología pone las cosas en su lugar y no deja dudas.
Es una pena que las GoPro no existieran en 1994, cuando sucedió la “masacre” del Hospital Filtro en Montevideo; o en los ’60. Las cosas han cambiado. Las revoluciones de antes ya no tienen cabida cuando la cámara personal está grabando la verdad.