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Paysandú, Miércoles 14 de Octubre de 2015

A Uruguay le gusta el café dulce, muy dulce

Deportes | 14 Oct URUGUAY 3 COLOMBIA 0
Escenario: Estadio Centenario. Público: 40.000 personas. Árbitros: Heber Lopes, Kleber Lúcio Gil y Bruno Boschilia (Brasil).
Uruguay: Fernando Muslera, Maximiliano Pereira, José María Giménez, Diego Godín, Martín Cáceres (18’ Nicolás Lodeiro), Carlos Sánchez (71’ Abel Hernández), Mathías Corujo, Alvaro González (85’ Nahitan Nandez), Alvaro Pereira, Cristhian Stuani y Diego Rolan. DT: Celso Otero.
Colombia: David Ospina, Santiago Arias (71’ Radamel Falcao García), Cristian Zapata, Jeison Murillo, Frank Fabra, Freddy Guarín (57’ Macnelly Torres), Carlos Sánchez, Edwin Cardona, Juan Guillermo Cuadrado, Teófilo Gutiérrez (57’ Fabián Castillo) y Carlos Bacca. DT: José Pekerman.
Goles: 34’ Diego Godín, 51’ Diego Rolan, 88’ Abel Hernández.
Expulsado: 90’ Juan Guillermo Cuadrado (C).
Amonestados: Mathías Corujo (U); Jeison Murillo, Fabián Castillo, Santiago Arias (C).

El primer sorprendido fue Colombia. Pero también hubo sorpresa, aunque de la buena, en Uruguay. Es que nadie podía imaginarse que la Celeste debutara como local en las eliminatorias con una goleada por 3 a 0 ante los cafeteros, que poco pudieron hacer ante un planteo y despliegue casi perfecto de una selección uruguaya que tuvo un comienzo inmejorable en este camino rumbo al Mundial 2018.
A ver: ganó sus dos primeros partidos, lo que no sucedía desde las eliminatorias para el Mundial de 1966 (sí, de 1966); hizo historia al ganar por primera vez en la altura de La Paz; y no solo sumó 6 puntos en dos presentaciones, sino que tiene 5 goles a favor y tiene el arco cerrado con candado.
Anoche, en el Estadio Centenario, el planteo ideado por el cuerpo técnico que lidera Oscar Tabárez, que nuevamente estuvo en el palco (todavía le queda un compromiso de suspensión) y Celso Otero se hizo cargo del equipo desde la línea de cal, fue llevado a cabo a la perfección.
A tal punto que nadie se acordó que faltó Cavani, que todavía no está Suárez y que Arévalo Ríos se tuvo que volver a México.
Es que Uruguay apostó a un doble juego. El primero, coparle la cancha al rival, presionarlo arriba y no darle espacios para que apareciera el característico toque colombiano, el que genera y provoca peligro. Y el segundo, el aplicarse a la perfección en la pelota quieta, llegar abriendo las bandas y dándole buen destino a la pelota cuando fue posible.
A tal punto que Colombia atinó a poco. No porque no apostó, sino porque el rival no le dio lugar.
Tanto es así que la visita intentó con algún remate desde afuera, sin suerte, luego de insistir por la izquierda del ataque. Uruguay estaba bien plantado, y no hizo dramas por la salida de Cáceres por lesión.
Rápidamente Lodeiro ingresó al terreno y Álvaro Pereira cubrió el lateral izquierdo, para mantener no solo esa presión sino también para llegar en un par de ocasiones de llegar por arriba, de cabeza.
Y fue por esta vía que Godín abrió el tanteador luego de un tiro de esquina.
Era el gol de la tranquilidad. De demostrar que se estaba por el camino correcto.
Y, encima, Colombia lo sintió. Uruguay llegó en un par de ocasiones más antes del descanso, pero fue a poco de iniciado el complemento cuando tras un centro de Lodeiro y aprovechando el desconcierto defensivo de los cafeteros, Rolan definió por arriba de Ospina para definitivamente marcar el rumbo.
Es cierto que poco después el ángulo derecho del arco de Muslera salvó al local, pero la Celeste seguía ganando en la cancha, manteniendo la presión arriba y en la mitad de la cancha, ante un rival que comenzó a desesperarse y no pudo solucionar la situación con el par de cambios que salieron desde el banco.
Uruguay estaba sólido. El trabajo era casi perfecto, al punto que se hacía difícil haber pensado este partido antes de jugarlo.
El local siguió presionando, llegó a la última zona de Colombia, que en los últimos minutos intentó desesperadamente controlar el balón, dominó a medias, pero sin ideas.
Pero todo era celeste. Muslera sacó largo, Stuani la peinó, y el ingresado Hernández llegó al fondo y, casi sin ángulo, fusiló en gran definición al golero rival. Fue la locura total.
Era la goleada inesperada ante una Colombia que terminó sin el expulsado Cuadrado, producto de la impotencia.
Mejor comienzo, imposible. Pero queda mucho por delante, como para mantener los pies sobre la tierra.


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